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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Si no vamos juntas

“Qué necesaria es Candela Peña. Qué necesaria una actriz que se muestra al completo, en el cine y en la vida”

Vestuarios de mujeres
Sofía Ruiz de Velasco.

Debía de ser el año 97 o 98 porque estaba estudiando y tenía las tardes libres. Entonces, cuando programaban una película en Canal+ la repetían durante un tiempo en distintos horarios con la suficiente frecuencia como para memorizar los guiones sin dificultad. Recuerdo que me sentaba en el sofá, me iba al apartado Guía, miraba cuando volvían a dar Hola, ¿estás sola? y si no la pillaba ya a medias (no me importaba), ponía MTV hasta que pudiera volverla a ver, ese día o al siguiente, o al siguiente. La vi siempre que pude, y siempre que he podido he vuelto a hacerlo.

Hay varias frases que aún recuerdo: “Esto ni es prosperar ni es nada”, “he visto un filete que lo mismo te apetece” o, sobre todo, “a ver si te piensas que a mí me importa una mierda la tontería esa de irnos a hacer ricas si no vamos juntas”, todas son frases de Trini, el papel que interpreta Candela Peña, que viaja junto a la Niña (Silke) a prosperar, a hacerse ricas, a ser traicionadas y abandonadas, pero juntas. Esta road movie de dos amigas perdidas, con muchos agujeritos en el alma pero las cosas bien claras, esta película sobre la sororidad antes de que supiéramos lo que significaba esta palabra, obsesionó y representó de algún modo a mi generación.

No fue el primer papel de Candela Peña, desde luego. Había interpretado ya a Vanesa, la prostituta de Días contados, un papel sórdido en una película sobre las relaciones entre ETA y la delincuencia común. Después la vimos en papeles ligeros (me gusta mucho con Joaquín Oristrell); en papelones de películas inmensas, como el de Nina en Todo sobre mi madre; en papeles durísimos en películas durísimas como Te doy mis ojos, donde su interpretación de la hermana de la protagonista víctima de violencia machista le valió su primer Goya. Fue dirigida por Fernando León en Princesas: otra vez como prostituta de barrio, otro Goya. Ganó uno más con Cesc Gay y aprovechó el escenario para hacer un alegato por la educación pública, contra los desahucios y en favor de la sanidad pública (“he visto a mi padre morir en un hospital público sin mantas para taparlo”), pidiendo empleo justo en el foro adecuado (“llevaba tres años sin trabajar y desde aquí os pido trabajo”).

Qué necesaria es Candela Peña. Qué necesaria una actriz que se muestra al completo, en el cine y en la vida, como explica en la genial entrevista con Raquel Peláez. Hace años que la actriz rechaza aparecer en revistas si no va a protagonizar su portada. En la sesión de fotos de este número confesó que esto es un truco para evitarse muchas producciones pequeñas. Hay otra razón, por supuesto, y es que cree que no se merece menos. Nosotras pensamos lo mismo. Aquí está su portada.


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