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¿Puede un trastorno del sueño predecir el párkinson años antes de su manifestación evidente?

Un estudio relaciona problemas de sueño con la enfermedad, aunque algunos expertos alertan de la necesidad de estudiar con más datos esa relación

Trastorno del sueño y parkinson
Las únicas que se han relacionado con el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas se asocian con el trastorno de la conducta del sueño REM.amenic181 (Getty Images/iStockphoto)

Alrededor del 70% de los pacientes de párkinson presentan problemas relacionados con el sueño, sobre todo vinculados con el despertar precoz y la fragmentación del sueño, según datos de la Fundación Española de Ayuda a la Investigación de Párkinson. No es tan conocida la relación inversa. Es decir, cómo un determinado trastorno del sueño puede ser el primer síntoma de esta enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta (en pacientes mayores de 55 años) entre cinco, diez o quince años antes de que aparezcan los síntomas más conocidos de la dolencia: temblores, rigidez y lentitud de movimientos.

Un estudio prospectivo publicado recientemente en la revista científica eClinicalMedicine (The Lancet), que realizó un seguimiento de 7,3 años de media a casi 4.000 hombres de más de 67 años, con una edad media de 77, ha concluido que aquellos pacientes que referían sueños angustiosos frecuentes (más de uno a la semana) al inicio del seguimiento presentaban un riesgo tres veces mayor de desarrollar la enfermedad de párkinson durante los primeros cinco años.

“La contribución más importante del estudio es demostrar que podemos identificar a las personas que tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson simplemente preguntando a las personas mayores de la población general sobre lo que sueñan durante la noche”, explica el doctor Abidemi I. Otaiku, autor del estudio y miembro del Departamento de Neurología del Birmingham City Hospital, que basándose en los resultados de su investigación, considera que la alta frecuencia de sueños angustiosos podrían ser considerada un “síntoma prodrómico” de la enfermedad de Parkinson.

El doctor Alex Iranzo, neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los investigadores españoles más prolíficos en el ámbito de esta relación sueño-párkinson, señala que, aunque los resultados del estudio “son creíbles”, este presenta varias limitaciones. Por un lado, al centrarse en hombres y basarse en una cohorte con una edad media de 77 años, excluye del mismo a una parte importante de la población. Por otro, que el concepto de “sueños angustiosos” es muy indefinido, ya que, según explica, las únicas pesadillas que se han relacionado con el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas como la demencia con cuerpos de Lewy y la atrofia multisistémica son las que se asocian con el trastorno de la conducta del sueño REM.

“Son pesadillas de contenido violento y desagradable, de sufrimiento, en las que los pacientes se revuelven en defensa propia al sentirse atacados. El paciente sueña que se pelea, que discute, que alguien le quiere robar u hacer daño, que alguien le persigue, que un animal le ataca”, explica el doctor Carles Gaig, miembro del grupo de estudio de trastornos del sueño y la vigilia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), que añade que lo sorprendente de estas pesadillas es que, pese a producirse en la fase del sueño REM, en la que soñamos pero el cuerpo está inmovilizado, los pacientes afectados por este trastorno ejecutan el sueño como si estuviesen interpretando una obra de teatro: se mueven exageradamente, golpean, dan patadas, discuten en voz alta, insultan e, incluso, se llegan a caer de la cama. “Muchas veces las personas que padecen este trastorno no son conscientes de él, no se dan cuenta. Quien se suele dar cuenta es quien duerme al lado, que es quien se lleva los golpes y muchas veces quien acaba motivando la consulta”, apunta Gaig.

Trastorno de la conducta del sueño REM

El diagnóstico acertado de este trastorno del sueño -que se debe realizar mediante un polisomnograma con vídeo en una unidad de sueño hospitalaria, ya que se puede confundir en su clínica con otras patologías como las apneas obstructivas del sueño severas-, es fundamental, ya que de ser positivo es un trastorno que, a su vez, es también un diagnóstico casi seguro de parkinson, demencia con cuerpos de Lewy o atrofia multisistémica.

Así lo ha demostrado el propio doctor Iranzo. En 2006, junto a otros investigadores españoles, publicó un estudio en The Lancet Neurology a partir del seguimiento realizado a 44 pacientes con este trastorno. Tras cinco años de seguimiento, un 45% de ellos habían desarrollado una enfermedad neurológica. Ocho años después, en 2014, publicaba en la revista científica Plos One una continuación de la primera investigación a la que se incorporaron 130 pacientes más. Los resultados no dejaban lugar a la especulación: el riesgo estimado de un síndrome neurodegenerativo definido desde el momento del diagnóstico del trastorno de la conducta de sueño REM fue del 33,1 % a los cinco años, del 75,7 % a los diez años y del 90,9% a los 14 años.

“Después nos preguntamos por qué unas personas desarrollaban la enfermedad neurológica antes que otras. Descubrimos que aquellos pacientes que diagnosticábamos con un trastorno de la conducta del sueño REM que presentaban además una pérdida de olfato -investigación publicada en Journal of Neurology- o tenían alterados los niveles de dopamina en el cerebro -estudio publicado en la revista Annals of Neurology de la Asociación Americana de Neurología- eran también los que desarrollaban más rápido la enfermedad”, añade Iranzo.

¿Una puerta abierta a una futura curación?

El párkinson, la demencia con cuerpos de Lewy y la atrofia multisistémica se incluyen entre el grupo de enfermedades conocidas como sinucleinopatías, un nombre propio que deriva de una proteína, la Alfa-sinucleína, cuya anormal expansión por las células del cerebro es la responsable de estas enfermedades neurodegenerativas. “El año pasado publicamos un artículo en The Lancet Neurology en el que, mediante una punción lumbar, demostramos que el 90% de nuestros pacientes diagnosticados de trastorno de la conducta del sueño REM que no habían desarrollado aún los síntomas más típicos del Parkinson, ya presentaban una presencia anormal de esta proteína”, explica Iranzo.

La prevalencia del trastorno de la conducta del sueño REM es relativamente pequeña (0,74% según un estudio epidemiológico realizado en la provincia de Lérida con pacientes mayores de 60 años que acudían a consultas de rutina en dos centros de atención primaria) y, como señala el doctor Carles Gaig, solo en aproximadamente un tercio de los pacientes con estas enfermedades neurodegenerativas el trastorno de la conducta de sueño REM aparece años antes que los síntomas más conocidos de las mismas. Pero, ¿podría ser este trastorno del sueño una vía para la futura curación de enfermedades como el párkinson? “Hoy en día no existe tratamiento, pero si podemos identificar a las personas de tres a cinco años antes de que desarrollen problemas de movimiento, algún día podremos intervenir en esta etapa tan temprana para tratar de prevenir el desarrollo de la enfermedad”, responde el doctor Abidemi I. Otaiku.

En ese sentido, para Carles Gaig, este grupo de pacientes es “muy especial”, ya que al encontrarse en una fase muy inicial y leve de la enfermedad neurodegenerativa, constituye una “diana perfecta” para hacer ensayos que puedan ayudar a prevenirla o frenarla. “Generalmente, cuando diagnosticamos esta enfermedad es cuando ya hay problemas de movilidad o memoria y ya se han perdido muchas neuronas en el cerebro. Aquí estaríamos hablando de una fase mucho más inicial y con muchas más neuronas por salvar”, añade.

El doctor Alex Iranzo recuerda que desde hace varios años ya se están haciendo ensayos con pacientes diagnosticados de párkinson con vacunas que atacan la producción anormal de alfa-sinucleína. “Lo ideal sería ofrecérsela también a los pacientes unos años de que desarrollen párkinson. Y esos son pacientes como los nuestros. Tras cuatro años de trabajo estamos a punto de empezar un ensayo para ofrecer esta vacuna a pacientes con trastorno de la conducta del sueño REM. La idea sería acabar con la alfa-sinucleína cuando aún solo está localizada en una única área del cerebro, la que controla el sueño REM, con la esperanza de poder ralentizar e incluso acabar con estas enfermedades neurodegenerativas”, concluye.

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