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Redes sociales

Aplicaciones para reducir el uso del móvil: poco útiles aunque con buenas intenciones

Pueden servir para ser más conscientes del uso que hacemos de los dispositivos, pero hace falta cierto trabajo emocional para dejar de pasar tanto tiempo con el móvil

Capturas de pantalla de la 'app' de Apple que monitoriza el tiempo de uso del móvil y bloquea el acceso a las aplicaciones seleccionadas.
Capturas de pantalla de la 'app' de Apple que monitoriza el tiempo de uso del móvil y bloquea el acceso a las aplicaciones seleccionadas.

Nadie sabe exactamente cuántas horas al día pasamos mirando el teléfono móvil: los cálculos oscilan entre las dos horas y media y las ocho horas diarias, dependiendo de qué estudio se consulte y de la edad de los usuarios. Lo que sí parece quedar patente es la sensación de que casi siempre es demasiado. En los últimos años, marcas como Apple han incorporado en sus terminales aplicaciones que permiten medir el tiempo que se pasa con el móvil. Otras apps también silencian e inutilizan el teléfono después de haberlo usado durante el tiempo decidido por el usuario. Pero, ¿realmente sirve para algo utilizar aplicaciones para usar menos el teléfono?

Aunque silenciar las notificaciones pueda parecer útil, distintos estudios apuntan a que no ayuda a usar menos los dispositivos. "Tendemos a pensar que los smartphones suenan y vibran constantemente, reclamando nuestra atención. Los culpamos de interrumpirnos. Sin embargo, nuestra investigación muestra que los móviles solo inician alrededor del 11% de las interacciones que tenemos con ellos. El otro 89% de las veces somos nosotros quienes los revisamos cuando tenemos unos minutos libres o cambiamos de tarea", explica Maxi Heitmayer, responsable de la investigación llevada a cabo por la Escuela de Ciencias Políticas y Económicas de Londres.

Lo que estamos buscando en esas ocasiones en que miramos el móvil por inercia es encontrar algo nuevo que nos permita "relajar tensiones, liberarnos de las emociones que no sabemos o no queremos gestionar en ese momento, como puede ser el aburrimiento o la intranquilidad", explica Dafne Cataluña, psicóloga y fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva. Se parece bastante a cuando abrimos la nevera esperando encontrar algo nuevo cada vez. Solo que las redes son mucho más atractivas: se han esforzado por diseñar estrategias para que recurramos a ellas constantemente.

Instagram envía docenas de notificaciones a la semana y usa las stories para mantener a los usuarios dentro de la app. Aunque sea una estrategia obvia, funciona. Según una investigación de la empresa de analíticas móvil Urban Airship, estas técnicas multiplican hasta por seis la retención de usuarios. Twitter utiliza el mismo truco psicológico que las máquinas tragaperras. Cuando los usuarios acceden a la app, no saben lo que van a encontrar, pero esperan ver algo nuevo y de su interés. A veces es así y otras no. Esta estrategia en la que a veces se obtiene una recompensa y a veces no es lo que en psicología se llama refuerzos positivos intermitentes. Y enganchan.

"Con estas apps se busca que la persona esté todo el tiempo posible utilizando su móvil, aunque eso tenga consecuencias negativas para su salud. Han dejado de ser psicológicamente beneficiosas para los usuarios", explica Cataluña. "El problema es que muchos no son conscientes de las estrategias que se están utilizando para mantener su atención". Los hábitos que han creado en los usuarios son tan potentes que es difícil que cualquier app para controlar el tiempo de uso pueda funcionar, en parte, porque depende de los usuarios modificar estos horarios y restricciones. Así que ellos mismos pueden desactivarlos para poder seguir obteniendo gratificaciones a través de las redes sociales.

Porque lo que nos mantiene enganchados al móvil no es el teléfono en sí, sino lo que se puede obtener a través de él. "Las redes sociales nos permiten cubrir una necesidad básica humana que es la de socializar con los demás, sentirnos reconocidos e importantes para otros. Porque nadie está enganchado a mirar el calendario en el móvil". Esta idea coincide con las conclusiones del estudio de Heitmayer. "De todas las interacciones que los participantes tuvieron con sus teléfonos, solo los usaron para mensajes de texto, consultar mapas y llamadas en menos del 1% de las veces. La razón más común para interactuar con el teléfono fueron las redes sociales", cuenta el investigador.

Las apps consiguen encandilar a los usuarios a cambio de una falsa sensación de bienestar pasajero. Este es uno de los motivos por los que Cataluña piensa que, "hace falta trabajar ciertos aspectos emocionales para no necesitar tanto las gratificaciones que te da el móvil", más allá de utilizar apps de monitoreo. "Se puede trabajar la tolerancia al aburrimiento o la capacidad para concentrarse en solo una cosa, en lugar de estar viendo Netflix y mirando Twitter a la vez". Reconoce que saber cuánto tiempo exacto se está mirando el móvil puede ser útil para tener una conciencia de cómo y cuánto se está usando el dispositivo —normalmente las estimaciones que hacemos sobre nuestro propio uso no son certeras— pero insiste en que no es suficiente.

Resuelve este puzzle para entrar a Twitter

El acceso instantáneo y la gratificación hace difícil que nos autolimitemos a la hora de utilizar los dispositivos. Una alternativa que ha demostrado ser efectiva es que cada aplicación incluya una tarea a realizar antes de usarla. Esta es la conclusión a la que llegó una investigación llevada a cabo por la Univerisdad de Corea, que diseñó un sistema que solicita a los usuarios que realicen un desbloqueo dándole a un botón o introduciendo 10 o 30 dígitos para poder acceder a la app. "Nuestros hallazgos muestran que incluso la tarea que solo requiere que un usuario presione un botón para continuar desalentó a un promedio del 13,1% de los participantes. La tarea en la que tenían que introducir 30 dígitos desalentó al 47,5% de los usuarios".

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