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Firma invitada

La ‘revolución blockchain’ al servicio de los ODS

Mientras los españoles estamos distraídos en decidir quienes somos y con dinámicas decimonónicas, el mundo se mueve a toda velocidad, asegura el autor

José Carlos Díez
Competición de hípica en Verona, Italia
Competición de hípica en Verona, ItaliaGetty Images

Esta semana se ha celebrado el Congreso Europeo de Blockchain, organizado por Alastria y la Comisión Europea. El congreso se basa en los ODS de Naciones Unidas y en cómo la tecnología puede ayudarnos a tener un pequeño Planeta Tierra más sostenible, social y ambientalmente. Blockchain se creo como base de registro seguro para bitcoin. Hoy hay más criptomonedas y bitcoin pierde peso, pero blockchain cada día tendrá más peso en nuestras vidas. 

Una nueva tecnología para ser una innovación disruptiva debe cumplir al menos dos condiciones: hacer algo que los ciudadanos demandan de manera diferente a cómo la hacen y ser barata de implementar. Blockchain cumple ambos. Es un registro, pero permite dar más transparencia a los acuerdos y los contratos; facilita el medio de pago, reduce los trámites burocráticos y es barata de implementar. De momento la tecnología no está preparada para sustituir los millones de transacciones que se hacen en el mundo. Pero poco a poco irá ganando presencia y en pocos años será una realidad.

La organización me invitó a participar en un reto para aportar una innovación con esta tecnología, que ayude a mejorar un ODS. Participé junto a Moisés Menéndez, a quien conocí cuando él trabajaba como director de recursos humanos durante mi época en el Banco Cooperativo, allá por el año 2000. Yo cambiaba de trabajo a Estudio Lamela Arquitectos y fui a comunicárselo y a firmar mi salida. El destino nos juntó en un proyecto de fintech 15 años después. Un día comiendo me dijo que había rescatado unos caballos abandonados y que había creado una asociación para cuidarlos y darlos en adopción a gente que amase los caballos. Y me pidió que les ayudará.

Yo adoro los caballos. Mi familia es de campo y tanto en Palencia como en Asturias desde niño el caballo ha formado parte de mi vida. Además mi niña tenía fobia a los animales y Moisés me dijo que Fernando, el alma mater de la asociación Salva un Caballo, era un genio de la gestión de las emociones. Fui a ver a Fernando, me enamoré de Salva un Caballo y adopté a Macanudo. Fernando es argentino y macanudo en su tierra significa suerte. Aquel pura sangre español famélico estaba iba camino del matadero y el destino le deparó una vida feliz, como merece.

Mi niña conoció a Fernando, acabó montando a Macanudo y ha superado su fobia a los animales. Desde entonces colaboró con Salva un Caballo. Como toda asociación necesita fondos. Y el pasado año con María Parga, presidenta de Alastria, decidimos desarrollar una tecnología blockchain para captar fondos para la asociación. Trabajamos conjuntamente con el equipo de la plataforma Lázaro para organizar varias fiestas con los caballos en nuestra maravillosa finca de Guadalix de la Sierra con este objetivo.

La tecnología permite hacer el pago, igual que una cuenta bancaria o Paypal. Y, además, cada acción de la asociación queda registrada en la cadena de bloques y el donante puede comprobar en cualquier momento en qué se está gastando su dinero. Si su donación es para alimentar un caballo, el sistema debe certificar que así ha sido. Y si la asociación ha usado el dinero para otra cosa es muy probable que cuando el donante lo compruebe pierda su confianza y busque otra asociación a la que donar su dinero.

Presentamos este proyecto en Málaga, y un jurado internacional decidió premiarnos. Competíamos con otros proyectos maravillosos que ayudaban a luchar contra la pobreza en África, empoderando a niñas donde se concentra el analfabetismo y la pobreza. O mejorando las cadenas logísticas para facilitar el comercio mundial. O a reducir los plásticos en nuestros océanos.

Pero nuestra sencilla tecnología es una innovación disruptiva. Yo formo parte del consejo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Latam. Esta organización gestiona cada año 9.000 millones de dólares y sus principales donantes son las agencias de cooperación de los países y fundaciones privadas como la Bill Gates Fundation. Actualmente, estamos implementando la cadena de bloques en 

Esta tecnología permite reducir la burocracia y agilizar los proyectos para ayudar a las personas que lo necesitan más rápidamente. Pensemos en desastres naturales o crisis humanitarias en las que cada segundo perdido cuesta vidas. Permite a los donantes comprobar en que se está gastando su dinero, evaluar mejor a las agencias y planificar mejor su estrategia. Y lo pueden hacer con menos personal, dedicando más recursos a cumplir su misión. Y ayudará a hacer nuestras instituciones más accesibles para nuestros jóvenes y sus nuevos valores alineados con los ODS.

Desde la universidad no me lo pasaba tan bien en una competición en equipos. Aprendí muchísimo de innovación de mi equipo y de los competidores durante las 10 horas que duró el reto. Tuve la sensación de estar contribuyendo a tener un mundo mejor. Y encima conseguimos un premio para Salva un Caballo que nos ayudará a hacer muchas cosas.

El siguiente proyecto es ayudar con nuestros caballos a niños con problemas para que centren sus esfuerzos en encontrar un empleo y un proyecto vital. Los economistas tenemos esta responsabilidad para acabar con la idea que cuando se habla de economía se está conspirando socialmente y el Nobel de este año ayuda a cambiar esta idea.

Salí impresionando del talento y la capacidad que tenemos en nuestra querida España. Cené con Leticia Chen Lai, presidenta de la Cámara Hispano China y una de las mayores gurús de innovación en China. El presidente Xi ha anunciado que quiere que China sea líder mundial en blockchain. España también tiene capacidad para estar en la vanguardia. Pero tanto el Gobierno como las empresas van arrastrando los pies. Fuimos de los primeros países en anunciar la creación de un Sandbox, un campo de pruebas para desarrollar esta tecnología y la inteligencia artificial. Y aún no se ha aprobado en el Congreso.

Mientras los españoles estamos distraídos en decidir quiénes somos y con dinámicas decimonónicas, el mundo se mueve a toda velocidad.

José Carlos Díez es economista

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