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Ni con Google ni sin él: así es la metamorfosis forzada de Huawei

La presentación del Huawei Mate 30, clave para saber hacia dónde se encamina la compañía tras varios meses de veto por parte de Estados Unidos, ha mostrado un terminal con sistema Android, sin la Play Store ni las apps de Google, pero con un plan para que se puedan instalar fácilmente

Un instante de la presentación del Huawei Mate 30
Un instante de la presentación del Huawei Mate 30Huawei

El Mate 30 no tendrá la Play Store instalada. Tampoco Gmail, Google Maps o YouTube. No es posible hacerlo con el veto de Estados Unidos en vigor. Pero la compañía comercializará el dispositivo con una fórmula sencilla para que el usuario instale estos servicios si así lo desea.

Es la triquiñuela técnico-legal que empleará la compañía para que los usuarios puedan tener las aplicaciones que usan habitualmente. El dispositivo –del que habrá dos versiones, Mate 30 y Mate 30 Pro– contará con Android como sistema operativo. Será la versión de código abierto, modificada por la capa EMUI 10, el software de Huawei.

Durante la presentación del Mate 30, en Múnich, el CEO de Huawei Consumer Business Richard Yu ha preferido ignorar este espinoso asunto hasta el final. Durante una hora y media, ante centenares de asistentes, el elefante ha campado en el salón de conferencias sin que nadie hablara de él. Solo al final Yu ha abordado el tema de forma sucinta: “Nos han forzado a usar Huawei Mobile Services”, ha dicho declarado, en referencia a una alternativa a los servicios de Google aún bisoña.

Otros portavoces de la compañía sí han hablado del problema que afronta el nuevo Mate 30. “Va a estar preparado para que el usuario pueda acceder a estas aplicaciones”, apunta Fabio Arena, director de marketing de producto de Huawei España, en referencia a los servicios de Google. “Viene con aplicaciones preinstaladas que se pueden usar. Pero si quieres otra aplicación puedes buscar en el mundo online”. El ingrediente que falta es el mecanismo que tendrán los usuarios para acceder a las aplicaciones de Google y a otras apps populares en la Play Store.

Huawei

Arena señala que la compañía trabaja en estos momentos en encontrar la manera más sencilla de permitir la instalación de estas aplicaciones. Sus palabras dejan entrever que el fabricante creará una guía de instalación, similar a la configuración inicial del dispositivo, para que cualquier perfil de usuario sea capaz de acceder a las aplicaciones de Google o de Facebook (WhatsApp, Instagram). Fuentes de la compañía apuntan que la solución podría ser proporcionar una tienda de terceros, que albergue todas estas apps.

Por el momento Huawei se ha volcado en nutrir su App Gallery, su propia tienda que cuenta a día de hoy con 11.000 aplicaciones. Arena destaca que se ha invertido 1.300 millones de dólares para incentivar a los desarrolladores a portar sus apps desde Play Store a la App Gallery. El proceso se hace a través de una pasarela y no es complejo, según la compañía.

El terminal se empezará a vender primero en China. En octubre o noviembre llegará a los mercados europeos, en palabras de Arena. En cuanto a las especificaciones técnicas, destaca una versión con conectividad 5G (14 antenas dedicadas), su potente chipset Kirin 990 y su cámara con cuatro lentes (40 MP, un gran angular de 16 MP, un teleobjetivo de 8MP y un sensor de profundidad por láser). El dispositivo se ha enfocado en la fotografía y en la grabación de vídeo, que durante la presentación han comparado con equipos profesionales de videografía. Su precio irá desde los 799 euros a los 1.199 euros.

Nuestra estrategia principal es Google y Android, pero no podemos quedarnos parados

El veto no permite a Google hacer negocios con Huawei, pero el problema no es el sistema operativo en sí. Android es de código abierto y cualquiera puede tomarlo y modificarlo a su gusto, como ha hecho el fabricante chino. Sin embargo, la versión de Android a la que estamos acostumbrados los usuarios resulta indivisible de las aplicaciones de Google (Gmail, Maps, YouTube…) y, sobre todo, de la Play Store.

Para acceder a este paquete de software (Google Mobile Services) cualquier fabricante debe obtener la licencia por parte de Google. Es una licencia gratuita, pero hay que establecer relaciones comerciales con Google para obtenerla. De lo contrario es imposible preinstalar legalmente la tienda de aplicaciones Play Store y acceder a las más de un millón de apps que contiene.

“Nuestra estrategia principal es Google y Android, pero no podemos quedarnos parados”, señala Arena, quien asegura que habrá maneras para registrar un Mate 30 con una cuenta de Google. En Europa, uno de los principales mercados para el crecimiento internacional de Huawei, especialmente en la gama alta –la que más margen de beneficio deja–, la Play Store y aplicaciones como Maps o Gmail son consideradas una commodity en un smartphone.

Los usuarios del Mate 30 también podrán acceder a las aplicaciones propiedad de Facebook, otra compañía estadounidense, como Instagram y WhatsApp. Así lo afirma Arena, siempre sin definir la fórmula que usará la compañía para ello, aún en desarrollo.

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El veto de Estados Unidos ha sentado ya las bases para la aparición de cambios profundos en la compañía. A lo largo de estos últimos cuatro meses de fatigosa travesía han saltado varias alarmas en Huawei como consecuencia de las prohibiciones. Las limitaciones van más allá del uso de los servicios de Google.

En verano el Departamento de Comercio de Estados Unidos introdujo en la lista negra más del 20% de los centros de innovación de Huawei a nivel global. Son 11 instalaciones, que incluyen plazas de carácter internacional como el Centre of Integrated Photonics (Reino Unido) o el Milan Institute de Huawei. Hasta el momento solo un centro de innovación en Bélgica estaba incluido en la lista negra. Ahora la quinta parte de estas instalaciones tiene prohibidas las relaciones comerciales con empresas estadounidenses, un obús al I+D de la compañía.

Nadie ha tenido más de una semana de vacaciones este verano

La tensión de la coyuntura se palpa en la carta que el fundador de Huawei, Ren Zhengfei, de 74 años y exingeniero del ejército chino (buena leña para las suspicacias de Washington), envío a sus empleados. La misiva hablaba de la necesidad de llevar a cabo una “renovación” en medio de las difíciles condiciones actuales. El fundador se mostraba dispuesto a una “reorganización en tres a cinco años”. El fabricante chino es un gigante que emplea a 190.000 trabajadores a nivel global. De ellos alrededor de 1.000 tienen sus puestos en España. Ren no ha concretado sus palabras más allá, así que subsiste la duda acerca de su significado real.

En las horas previas a la presentación, fuentes de Huawei describían cómo la compañía se ha puesto en modo “zafarrancho” durante los últimos meses. Tanto en China como a nivel local en los distintos países, la plantilla ha tenido como prioridad solucionar esta cuestión. “Nadie ha tenido más de una semana de vacaciones este verano”, resumen desde Huawei España.

Cabe pensar que parte de esta reorganización consistirá en balancear recursos de unas divisiones a otras. Una de las que se reforzará sin duda será el desarrollo de software. Huawei ya ha empezado a hacerlo con la adaptación de su sistema a la versión sin Google Mobile Services. Pero también con el lanzamiento de su sistema HarmonyOS, en principio destinado a IoT pero que está preparado para saltar a smartphones si fuera necesario, según apunta Arena. Recientemente se filtró que la compañía trabaja en la creación de su propio servicio de mapas, extremo que también ha confirmado Arena. Esta es una de las piezas clave para tener un ecosistema independiente de aplicaciones.

Aunque el vuelco para Huawei no ha sido de efectos inmediatos en lo financiero. En la primera mitad del año, la unidad de consumo ganó un 23% más. Vendió 188 millones de smartphones, un 24% más que en el periodo equivalente del pasado año. Esto se debió en parte al crecimiento en el mercado chino, donde el repunte fue del 31%, según datos de la consultora Canalys. En el apartado de telecomunicaciones, los despliegues no se han visto afectados por ahora. La compañía ha firmado 50 contratos para instalar redes 5G. De estos acuerdos, 11 se alcanzaron después del veto estadounidense.

Un peón de la política internacional y nacional

Se ha dicho hasta la extenuación –incluso desde la propia compañía– que Huawei es solo un peón en la guerra comercial entre China y Estados Unidos. En el centro del debate está su tecnología 5G, que cuenta con ventajas competitivas respecto a la de otros rivales. Una de ellas es un precio más económico.

El 5G servirá como habilitador para la renovación de la industria, un campo que el presidente Donald Trump ha mostrado interés por fortalecer en su país. Al mismo tiempo es el sector que ha encumbrado a China como potencia económica mundial.

Consciente de que las nuevas redes son una pieza clave para su situación, Huawei anunció recientemente que estaba dispuesto a compartir sus tecnologías 5G con compañías estadounidenses. Lo hizo a través de cauces no oficiales, a través de una entrevista del fundador Ren con el periodista de The New York Times Thomas Friedman, sin que nadie acuda a la mano tendida de momento.

La resolución del conflicto no depende solo de su vertiente internacional. Dentro de Estados Unidos también hay consecuencias. En agosto el gobierno estadounidense concedió una prórroga para poder comerciar con Huawei durante los próximos 90 días. Uno de los motivos podría estar en que de los 70.000 millones de dólares que Huawei gastó en componentes el pasado año, 11.000 millones fueron a parar a firmas de Estados Unidos, como Qualcomm o Intel.

Las esperanzas de alcanzar un acuerdo antes de final de año dependerán también de las cercanas elecciones en Estados Unidos. A finales de 2020 el país irá a las urnas y las decisiones de la Administración Trump en este asunto se verán condicionadas por los posibles réditos electorales. En octubre se reabren las negociaciones bilaterales entre China y Estados Unidos. No está previsto que Huawei esté en el orden del día, pero seguro que planeará sobre las conversaciones.

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