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Deliveroo: “Los ‘riders’ que trabajen 40 o 50 horas deberían tener pensión”

El CEO de Deliveroo, Will Shu, asegura que están buscando fórmulas para ofrecer beneficios como vacaciones pagadas a los repartidores más dedicados... siempre que no implique contratarlos.

Manuel G. Pascual
Will Shu, en el patio de las nuevas cocinas de la compañía británica en Madrid.
Will Shu, en el patio de las nuevas cocinas de la compañía británica en Madrid.Juan Lázaro

Las llaman Deliveroo Editions, aunque se las conoce también como dark kitchens o restaurantes fantasma. Se trata de unas instalaciones en las que se producen platos pensados para la entrega a domicilio en las que solo trabajan cocineros y donde hay un continuo tránsito de repartidores dando salida a los pedidos. La firma británica de reparto de comida cobra una comisión por venta a los restaurantes que quieran usar las cocinas: ofrecen el servicio como una forma de eliminar los costes fijos asociados a abrir un establecimiento nuevo.

El desarrollo de esta nueva vía de ingresos es una de las grandes apuestas de la compañía, valorada en unos 2.000 millones de dólares. Lleva año y medio en marcha y ya suma 30 Deliveroo Editions en todo el mundo. Ayer se inauguró en Madrid la primera de estas cocinas abiertas en España, cuya inminente apertura adelantó este verano EL PAÍS RETINA. El cofundador y CEO de Deliveroo, el estadounidense Will Shu, acudió al acto.

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P. ¿Hasta qué punto es importante España para la estrategia global de Deliveroo?
R. Es muy importante. Reino Unido y Alemania fueron los mercados en los que se desarrolló la entrega a domicilio de comida con empresas como Just Eat o Takeaway.com. Esa fue la versión 1.0 del negocio. La 2.0 es nuestro modelo: somos nosotros, y no los restaurantes, quienes entregamos la comida. No sabíamos si esta fórmula triunfaría en países como Francia, España o Italia, donde la cultura gastronómica es distinta a la del norte de Europa. Francia es hoy de lejos nuestro segundo mercado, y estamos viendo tendencias similares en España e Italia.
P. ¿Cómo describirías la salud financiera de Deliveroo?
R. Nuestros ingresos han aumentado un 120% globalmente en 2017 respecto al año anterior, pero lo más importante es que la rentabilidad bruta de la compañía ha crecido drásticamente. A medida que nos hacemos más grandes mejoramos también en rentabilidad. Reino Unido sigue siendo nuestro mayor mercado. No tenemos pensado salir a Bolsa todavía, aunque será un paso lógico en el futuro.
P. ¿Qué es exactamente un rider [así llaman en la compañía a los repartidores]?
R. Lo sé bien porque yo fui el primer rider de Deliveroo, todavía lo hago cada dos semanas en mi barrio de Londres [se ríe]. Un rider es un contratista que trabaja con Deliveroo para recoger comida de un restaurante y entregársela al cliente. En el 99% de los casos, a los riders les importan tres cosas. La primera es la flexibilidad, esto es, poder entrar y salir de la plataforma cuando quieran, lo que les permite por ejemplo trabajar con competidores. Eso lo convierte en un tipo de trabajo muy distinto al tradicional. El 82% de los riders en España dice que esta es la razón número uno para trabajar con nosotros. De media trabajan entre 20 y 25 horas a la semana. Entre el 25% y el 30% de ellos son estudiantes, y muchos tienen trabajos con horarios irregulares, como actor o actriz o cuidadores de mayores.

La segunda es la retribución. De media, en España pagamos casi 11 euros por hora, así que estamos muy por encima del salario mínimo. Y la tercera, la que más me preocupa y de la que estoy más contento, es la seguridad. Siempre ha existido una dicotomía entre seguridad y flexibilidad que hemos tratado de solucionar en muchos países. En España tenemos 1.000 riders y 600 aspirantes todas las semanas. Ese número no sería tan alto si no ofreciéramos flexibilidad. Pero también hay gente que quiere seguridad. La cuestión es cómo hacer que estos dos elementos, flexibilidad y seguridad, puedan coexistir.

Shu, durante la entrevista.
Shu, durante la entrevista.Juan Lázaro
P. ¿Seguridad siendo un trabajador autónomo?
R. No soy jurista ni político, pero enfoco el asunto tratando de ajustarme a lo que la gente quiere. Digamos que trabajas 40 o 50 horas semanales con Deliveroo. Mi opinión es que deberías disfrutar de derechos más propios del empleado. Pero si trabajas una vez al mes no debería ser así. Esa es mi filosofía y, aunque no soy experto en la materia, le he pedido a mi equipo que busque la forma de ofrecer a los riders más seguridad.
P. ¿En qué tipo de beneficios estáis pensando?
R. Ya hemos dado un paso en esa dirección: somos la primera compañía en ofrecer un seguro global. Estamos trabajando de forma muy constructiva con gobiernos en Europa y Asia para ver cómo podemos mantener la flexibilidad y al mismo tiempo ofrecer ciertos beneficios. Estos podrían ser vacaciones pagadas, pensión, bajas por enfermedad…
P. ¿Bajo qué fórmulas se podría ofrecer eso?
R. Tenemos que trabajar con los gobiernos para desarrollarlas. El problema es que si ofrezco hoy todas estas condiciones, los riders serían considerados empleados y perderían su flexibilidad. Y no voy a tener a 600 aspirantes semanales a rider si elimino la flexibilidad. La gente no quiere trabajos inflexibles.
P. La flexibilidad es innegociable, entonces.
R. Es súper importante. Esto no es por nosotros, sino para conseguir que siga habiendo gente dispuesta a unirse a nuestra plataforma.
Aspecto de una de las seis cocinas abiertas por Deliveroo en Madrid.
Aspecto de una de las seis cocinas abiertas por Deliveroo en Madrid.Juan Lázaro
P. Que la flexibilidad sea un reclamo para captar repartidores implica reconocer que quienes recurren a Deliveroo obtienen pocos ingresos por otras vías. Luego se podría decir que la empresa funciona gracias a las malas condiciones laborales de muchos trabajadores.
R. Quien quiera trabajar para Deliveroo es bienvenido. Estamos pagando 11 euros por hora y ofrecemos seguro. No vas a ganar dinero en la plataforma: si tienes un empleo y quieres tener ingresos adicionales, creo que es una buena idea complementarlos con Deliveroo. No estoy de acuerdo con que nuestro modelo sea una explotación cuando pagamos tanto y los riders tienen la posibilidad de trabajar cuando quieran.
P. En España, los tribunales han dictaminado que la vinculación que mantienen los riders con Deliveroo es de empleados.
R. Somos una empresa joven, tenemos cinco años y medio, y al principio quizás llevamos a cabo prácticas que no pensamos demasiado. Pero en nuestra última versión hemos tenido juicios en Reino Unido, Francia y Países Bajos y los tribunales al final han determinado que los riders son trabajadores autónomos. Creo que nuestro modelo es sólido. Sé que también hay asuntos judiciales en España. No conozco los detalles, pero me consta que trabajamos de forma constructiva con las autoridades.
P. Bruselas prepara una directiva que regulará a los trabajadores de las plataformas digitales. ¿Qué esperáis de ella?
R. Queremos formar parte de todos estos debates. No voy a especular con qué puede pasar dentro de unos años sin saber qué tipo de legislación se decide aplicar.
P. ¿Cómo ves la empresa en el futuro? ¿Qué hay de cierto en los rumores de compra de Uber?
R. Vamos a seguir con nuestra expansión internacional. Acabamos de entrar en Taiwan. En Singapur y en Ámsterdam tenemos cocinas con mesas donde la gente puede comer, ese es un modelo que también estamos explorando. ¿Qué haremos en el futuro? Nos vemos esencialmente como una empresa de comida. Queremos que cuando la gente tenga hambre piense en Deliveroo. Hay muchos servicios que cubrir más allá del reparto. Quizás un día hagamos reseñas de restaurantes o nos ocupemos del reparto de la compra de alimentos. Puede también que saquemos nuestra propia marca de comida, si vemos que no tenemos socios con voluntad de entrar en áreas en las que creamos que pueden funcionar un determinado tipo de cocina. Respecto a lo de Uber, estoy acostumbrado a leer informaciones inexactas sobre nosotros. Deliveroo no está en venta.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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