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AIPark, inteligencia artificial para buscar huecos de aparcamiento

Johannes Riedel quiere convertir AIPark en la primera compañía que se toma en serio crear un parking smart y escalable a una gran metrópoli

Jerónimo Álvarez y Flaminia Pelazzi

Johannes Riedel solo necesitó un instante para convencerse de que todo lo que le habían enseñado sobre su futuro era mentira. Al menos, para él. “Tras terminar mis estudios, comencé a trabajar para una fábrica de camiones. Durante las primeras semanas, en las que manifesté mi motivación para introducir cambios y mejoras, sentí el ritmo lento y resignado de la gente que trabaja en una gran empresa. De siempre, me habían enseñado que ascender en la escalera de una gran compañía era la meta. Pero esta experiencia me abrió los ojos y me convenció de que empezar mi propia compañía era la mejor manera de lograr un cambio”.

Riedel se niega a pensar en pequeño. Su objetivo es meterse de lleno en el Internet de las cosas (IoT) —miles de millones de objetos conectados a la Red e interactuando entre sí— para abordar un problema capital de la vida urbanita: “Cada día que iba a trabajar, perdía al menos media hora en encontrar un aparcamiento libre. Sé que este es un problema que todos los conductores asumen y no solo en Alemania, sino a escala global. Y eso se traduce en mucho tiempo perdido y mucha contaminación extra. Como estaba al tanto de los avances en IA, vi la oportunidad”.

El complejo desarrollo tecnológico de AIPark, basado en IA y machine learning, ha despertado ya el interés de 140 ciudades por implantarlo

Riedel quiere convertir AIPark en la primera compañía que se toma en serio crear un parking smart y escalable a una gran metrópoli. El plan consta de un cóctel tecnológico complejo. En primer lugar, el despliegue de una miríada de sensores a pie de calle. En segundo lugar, la creación de una plataforma en la nube que usa los datos de estos sensores, el machine learning de un modelo predictivo, los coches conectados y todo input que pueda dar información referida al tráfico para detectar las plazas libres en la zona en la que se encuentra. El resultado es tan prometedor que AIPark ya cuenta con más de 140 ciudades interesadas en implantar su tecnología.

Aunque suene a una historia de éxito fulminante, entre bambalinas hubo sufrimiento. “Mi equipo y yo comenzamos la compañía sin financiación y compatibilizándola con otros trabajos o estudios. No podíamos dedicarle más recursos y fue muy difícil retener un equipo de gran talento que pudiera resolver los problemas de investigación y lanzar el producto al mercado”. Riedel y compañía se salvaron gracias a una subvención, concedida por el programa EXIST del Gobierno alemán, ayudas concebidas para empresas de tecnología puntera salidas del entorno universitario. Sin ella reconoce que el estallido de crecimiento de AIPark no hubiera sido posible.

Porque sabe cómo salvó su idea, Riedel tiene muy claro cuáles son los problemas a atacar para hacer de Europa un competidor mucho más ágil ante la competencia de Asia y Estados Unidos. “La Unión Europea necesita bajar el nivel de burocracia para acceder a ayudas públicas y potenciar la cantidad de dinero metido en el sector para estimular la inversión privada”, concluye.

Creo que la sociedad debe entender que la innovación y el progreso siempre van asociados a tomar riesgos

Riedel considera que el éxito es una conjunción de factores. “Creo que la sociedad debe entender que la innovación y el progreso siempre van asociados a tomar riesgos. Nadie puede predecir el futuro y para que una solución innovadora triunfe se tiene que dar una situación perfecta: timing, equipo, red de contactos, inversión… Pero si uno fracasa, no es por ser mal emprendedor. Ha ganado mucha experiencia en el proceso. Si todo el mundo acepta el fracaso como un posible resultado, el talento de calidad permanecerá en el ecosistema startup y continuará innovando”.

No solo hay tirones de orejas para el Viejo Continente. Riedel ve muchas ventajas en emprender desde Europa. Por ejemplo, en su multiculturalidad y la diversidad que esta aporta. Aunque cree que hay que potenciar en todo lo posible que ese talento se encuentre: “A menudo, gente de distintos ecosistemas no se conoce entre sí. Los eventos de startups juegan un papel crucial en este sentido. Bases de datos europeas sobre startups de gran tamaño, aceleradoras e inversores son también factores de gran valor”. En cuanto a las fortalezas del continente, Riedel las tiene claras: “El gran nivel técnico de la educación europea y el atractivo del continente para atraer talento de todo el planeta. También, el apoyo gubernamental que muchos gobiernos brindan a las startups”.

Riedel se atreve a hablar sobre el Brexit en positivo: “Creo que ha catalizado una discusión más abierta sobre los pros y contras de la Unión Europea. Ayuda a meter presión para que nos centremos en que sea más eficiente y ponga el foco en sus ciudadanos”. Y en negativo: “La gente joven [británica], el segmento de la sociedad que tendrá que vivir más tiempo con esta decisión, estaba claramente a favor de quedarse en la UE”.

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