Morales De Labra: “Los particulares podremos producir electricidad”
El vicepresidente de la Fundación Renovables repasa las soluciones más punteras que están cambiando el mercado energético. 'Blockchain', asegura, será determinante
Reconoce sin tapujos que es un friki tecnológico. Mientras sus amigos jugaban con el Spectrum, Jorge Morales de Labra (Madrid, 1976) reconoce entre risas que prefería programar en Basic con tan solo 12 años. Su pasión por la técnica le condujo a licenciarse en ingeniería industrial en la rama de electrónica. Con estos mimbres, el vicepresidente de la Fundación Renovables se adentró en el complejo sector eléctrico español, algo que le ha llevado a crear su propia empresa minorista de energía: GeoAtlanter. “Los consumidores desconocen estos pequeños actores. ¡Ni siquiera saben que pueden cambiarse a estas compañías!”, explica durante la entrevista.
¿Cuál es la tecnología más disruptiva en el sector energético?
Sin lugar a dudas, blockchain. Va a revolucionar el sector energético tal y como lo conocemos hasta ahora. Las redes de distribución inteligentes o smart grids requieren de muchas comunicaciones y la cadena de bloques tiene un impacto directo sobre ellas. Endesa, por ejemplo, ya sacó el año pasado una iniciativa sobre innovación en blockchain para recabar ideas de qué trascendencia puede tener. Aun así, creo que está lejos de conocer lo que realmente se puede llegar a hacer.
¿Cómo afecta blockchain a la descentralización de un sector tan regulado como el eléctrico?
Vamos hacia un modelo en el que no vamos a tener un operador que tenga que certificar que un particular ha producido tanta electricidad sin consumirla y la haya puesto a disposición de sus vecinos. Podremos producir electricidad sin necesidad del Estado o una compañía. Con esta idea, la tecnología, como es el caso de blockchain, garantizará que ha sido de esta manera y el vecino se quedará tranquilo de que la cantidad se le descontará del recibo.
¿El escenario que plantea es factible en un país como España, que cuenta con tanta regulación?
Las empresas tradicionales y los gobiernos han de abrir la mente. Las compañías no se caracterizan por ser innovadoras. Suelen llegar tarde a todos los cambios. Son gigantes que tardan en cambiar y llevan ya más de cien años intentando mantener el mismo escenario. Existen nuevos operadores, como pequeñas eléctricas, que están más al tanto de las nuevas tecnologías. Serán estos los que lleven la velocidad de la transformación del sector.
¿A qué se refiere con que los gobiernos tienen que abrir la mente?
El sector energético es de por sí bastante conflictivo y los gobiernos muy conservadores como para cambiar las cosas. Lo normal es que sigan la línea dominante, sin innovar. Se trata de una posición de que bastante tienen ya como para cambiar la normativa y adaptar blockchain a la fotovoltaica, por ejemplo. La simple contención de los precios de la electricidad les da suficiente dolor de cabeza.
¿Los dirigentes españoles conocen las innovaciones tecnológicas que han surgido en el sector energético?
En el Ministerio no son conscientes de estas innovaciones y tampoco de las implicaciones que conllevan. Existe un desconocimiento importante en la Administración de todo lo que puede suponer el cambio tecnológico en el sistema. Algo tan sencillo como la carga del vehículo eléctrico está a años luz de lo que ya se da en la calle. El Gobierno español va muy por detrás.
¿Como la tecnología V2G o el cloud?
Son dos ejemplos que comento casi siempre. Dinamarca, con el V2G, es un país que permite que se experimente para que la batería de un coche devuelva energía a la red. En España esto es impensable. El cloud en Alemania posibilita que se cambien los kilovatios hora de un sitio a otro. Lo que caracteriza al sector eléctrico en España es su complejidad administrativa. Es una barrera insalvable a la innovación. Los países del norte de Europa cuentan con menos complejidades que los del sur. Italia o España no pueden ser punteros por la burocracia.
¿Considera que el modelo energético tiene visos de cambiar en el corto plazo?
Ya está cambiando muchísimo. Gracias a la tecnología, han surgido millones de centrales por gestión distribuida. El problema del modelo energético no es que la renovable sea barata, sino que no siempre sopla el viento suficiente como para encender la luz. La solución a este problema ha de ser tecnológica. Se trata de tomar decisiones sobre qué hacer con el sobrante de energía o cómo satisfacer la demanda cuando haya ausencia. Este es el gran problema y solo puede abordarse con soluciones punteras. Resulta imposible entender el sistema hacia el que nos dirigimos sin una base tecnológica. Se trata de un cambio topológico de las redes para el que no existen soluciones convencionales.
¿Cuáles serían esas soluciones punteras a las que alude?
Las smart grids. Las redes de distribución inteligentes toman las decisiones en función de cómo está el consumo mediante algoritmos o inteligencia artificial. Es decir, tienen en consideración el estado de la red. Ahora están diseñadas estáticamente y saltan cuando hay exceso. Esto se llama selectividad de las protecciones porque saltan las de más abajo del sistema, las más próximas a los particulares, y van progresando. Lo que nos viene es un flujo de energía bidireccional, en el que el consumidor también la produce. En definitiva, habrá que tener en cuenta muchas más variables.
¿Imagina un futuro en el que la tecnología se desligue del sector energético?
Para nada. Habrá una mayor introducción de la tecnología claramente. De hecho, ya lo estamos viendo solo con la incorporación de los contadores inteligentes; y eso que tienen bastantes deficiencias. Con este cambio, podemos contar hora a hora el consumo de 25 millones de clientes. Esto permite transformar la comercialización del producto. Al final, la legislación se adaptará a los cambios, pero más tarde lo que a mí me gustaría.
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