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¿Sueñan los médicos con pacientes eléctricos?

El auge de la tecnología en Medicina puede que nos acerque al concepto de hombre biónico

Getty Images

Desde la época de Leonardo da Vinci (al que algunos consideran el primer Ingeniero Biónico, ya que estudió los principios de funcionamiento de los seres vivos para aplicarlos en el diseño de máquinas), la Naturaleza ha inspirado muchas de las mejoras de la tecnología humana. Sin embargo, el siglo XXI nos ha conducido a un terreno con el que solo habíamos soñado en nuestras ficciones científicas más alocadas (aunque a veces parezca que nos prometieron una sociedad con coches voladores y nos trajeron Twitter, como decía Peter Thiel).

El pasado mes de febrero, en el World Government Summit de Dubai, el visionario millonario y tecnólogo Elon Musk aventuró una teoría muchas veces soñada, pero nunca tan realizable como ahora. Musk es, para muchos, el trasunto en el mundo real del ingeniero millonario Tony Stark, aka Ironman, es decir, el hombre capaz de usar la ingeniería para mejorar las prestaciones digamos “de serie” del cuerpo humano. El primer exoesqueleto que recuerda nuestra generación (con permiso de Robocop) es precisamente el traje volador y superpoderoso de Ironman, un personaje de los comics surgido en 1963, época de crisis política global con misiles de por medio, como un superhéroe empresario. Elon Musk, se atreve a llegar más allá, lanzando en voz alta su voluntad de buscar la posible forma de fusionar la inteligencia biológica, de células y moléculas, con la inteligencia de las máquinas, de chips y hardware.

Sin embargo, hace ya tiempo que hardware y software están buscándose como solución a temas médicos que impliquen la mente. En el ya lejano 2006 se implantó por primera vez electrodos a nivel cerebral a una paciente depresiva refractaria a cualquier tratamiento. Este mismo equipo, financiado por la organización militar americana (con nombre digno de un comic de Marvel) DARPA, está estudiando cómo resolver a partir de implantes en el cerebro patologías mentales complejas y altamente invalidantes como la esquizofrenia, el trastorno de stress postraumático , lesiones cerebrales traumáticas, trastorno límite de la personalidad, ansiedad, adicciones y depresión.

Es momento de empezar a pensar en cuestiones éticas y de seguridad

Esta nueva generación de bioingenieros pretende ir más allá de los grandes logros que han representado los marcapasos y desfibriladores implantables en el corazón, los implantes cocleares para recuperar el oído y la esperanza para los invidentes que empieza a ser el llamado ojo biónico y, para los diabéticos, las bombas de insulina cada vez más inteligentes. Pero también es cierto que es momento de empezar a pensar en cuestiones éticas y de seguridad, a la vista de los recientes ataques globales de ransomware y malware contra dispositivos con sistema operativo Windows no actualizado o contra dispositivos móviles Android. Porque, dado que el futuro a menudo se anticipa en las películas, no se nos puede ocurrir un escenario más aterrador que el de una Orden 66: el comando que en Star Wars tumba un gobierno democrático al tomar el control del ejército clon. Esto vendría a ser en nuestra realidad un comando que activase un control externo de los cerebros tratados mediante estos nuevos hardwares, es decir un malware que pudiese controlar a cientos o miles de personas a distancia.

Así como no podemos olvidar la seguridad, también se hace difícil dejar de pensar en futuros distópicos con aspectos más recreativos (vacaciones sin límites implantadas en el cerebro estilo Desafío Total) o de adquisición rápida de conocimientos (al estilo Matrix), que pueden afectar a la Sociedad en aspectos que ni tan solo alcanzamos a imaginar.

Por eso, por un lado esperamos que los innovadores recuerden que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, pero por otro deseamos que consigan resultados lo antes posible, con medios biológicos, genéticos, mecánicos o variaciones de los anteriores, con los que los médicos acabemos siendo mas humanos gracias a poder, por fin, resolver con estas nuevas herramientas los problemas de salud de toda la Humanidad.

Frederic Llordachs i Marques es cofundador y director de desarrollo de Negocio de Doctoralia Internet

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