Gael García Bernal: “La pandemia fue uno de los grandes síntomas de un desastre ecológico”
El actor participa en el evento Tendencias 2023, en el que empresas, ciudadanos y expertos debaten sobre el futuro de la sociedad
El mejor profeta del futuro es el pasado. Y el mayor espaldarazo a esta máxima, que pronunció el poeta Lord Byron hace 200 años, es que sigue estando vigente. Para entender cómo serán las ciudades del mañana solo hace falta analizar las cicatrices que dejó la pandemia en las de ayer. Para explicar cómo las empresas deberían encarar el cambio climático, solo hace falta echar un vistazo al último informe de The Lancet, que constata un descenso del uso del carbón y una reducción de un 16% en las muertes por partículas contaminantes desde 2005. Incluso sobre algo tan disruptivo como la inteligencia artificial encontramos pistas en los libros de historia: la revolución digital está forzando un desplazamiento del homo sapiens por el homo faber, u hombre que fabrica, tal y como predecía Hannah Arendt a finales de los años cincuenta. Sobre todos estos campos ―y estos cambios― se está hablando en el evento Tendencias 2023.
Seguramente lo más sencillo sería decir que este lunes 20 de noviembre arrancó en Madrid un foro que continuará con una segunda jornada el martes. Pero el evento Tendencias pretende ser mucho más que eso. Es la encarnación física de Tendencias, un nuevo proyecto de EL PAÍS que quiere radiografiar el futuro en 10 grandes áreas. Es un ágora en la que voces de la sociedad civil se unen para conversar y explicar el mundo hacia el que nos dirigimos. Es un punto de partida hacia el futuro. Y el vehículo para llegar hasta él no es un Delorean o una máquina del tiempo, ni siquiera un sofisticado programa de inteligencia artificial. Es “algo tan sencillo que resulta innovador: charlar y escuchar”, señaló la actriz y cantante Leonor Watling, presentadora de excepción, durante la apertura del acto.
El evento ―que tuvo lugar en el Teatro Platea― también contó con las voces de este periódico. La directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, dio el pistoletazo inaugural a la velada señalando que “este futuro será el presente de las siguientes generaciones” y explicando que, precisamente por eso, hay que apostar “por el conocimiento para enfrentarnos a las incertidumbres”. Tendencias quiere explicar los cambios de la sociedad. Pero también liderar la conversación sobre hacia dónde vamos. La idea no es ser el sismógrafo que se limita a registrar los movimientos, sino el pararrayos capaz de catalizarlos.
Javier Moreno, exdirector del periódico, director de la Escuela de Periodismo y comisario de este proyecto, completó esa idea, recordando que este evento es solo la punta del iceberg. “Tendencias es muchas cosas a la vez: un espacio, una web, una revista y un evento que invita explorar 10 tendencias que ya hoy están redefiniendo el futuro”, subrayó. La mirada está puesta en el mañana pero con un pie en el hoy. Es como en la máxima de William Gibson, padre del cyberpunk: el futuro ya está aquí, pero desigualmente distribuido.
El acto arrancó con un primer gran bloque temático. ¿Qué tipo de planeta queremos dejar a las generaciones venideras? ¿Cómo afecta la salud de nuestro hogar, la Tierra, a nuestra propia salud y bienestar? Estas preguntas no son solo retóricas; son la clave para comprender la responsabilidad social hacia el medio ambiente.
Intentó darles respuesta el actor, director y productor Gael García Bernal, que arrancó potente. “Nosotros, como personas, estamos presenciando una catástrofe climática [...] fuera de control”, dijo. Bernal es productor de El Tema, una serie documental que narra los problemas provocados por la crisis climática en México a través de las historias y experiencias de activistas medioambientales, defensores de derechos y organizaciones de la sociedad civil. Aseguró que este tipo de activismo es la verdadera política.
“La pandemia fue uno de los grandes síntomas de un desastre ecológico”, analizó Bernal, lamentando a renglón seguido que quizá la sociedad no terminó de asimilar las lecciones que esta pudo dejarnos por “las ganas de volver a la realidad”. “Nos urgía volver a la vida que teníamos antes de la pandemia”, explicó. Quizá por eso, herramientas de cambio como la Cumbre sobre el Clima, la COP28, son, a sus ojos, poco efectivas. “Hay promesas vacías, buenas intenciones, pero no está sucediendo nada, lo presenciamos fuera, con elecciones de candidatos, generalmente hombres, que quieren salirse de este lugar. Así no se puede llegar a un acuerdo”, lamentó. El actor señaló que en este contexto es normal sentir angustia en la ciudad: “Es el llamado de la naturaleza”.
Pero no tiene por qué ser así. “Podemos construir ciudades que dejen de ser un factor de riesgo, algo negativo para nosotros”, apuntó Manuel Franco, investigador en Epidemiología y Salud Pública en las universidades de Alcalá (España) y Johns Hopkins, en Estados Unidos. El trabajo de Franco se resume en una idea potente: en la salud de una persona influye más su código postal que su código genético. “Si algo he aprendido es que el contexto importa, si vives en una ciudad más contaminada o en un barrio más desfavorecido tienes hasta el triple de posibilidades de enfermar, decenas de años menos de esperanza de vida”.
Hay gente que dice eso de no hay un planeta B, pero es que aunque lo hubiera, tampoco hay que cargarse el AMaría Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente de la Organización Mundial de la Salud
María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, se negó a contestar la pregunta de Patricia Fernández de Lis, Redactora jefa de Ciencia, Salud y Tecnología de EL PAÍS: “¿Qué país le vamos a dejar a nuestros hijos?”. Neira entiende que ese planteamiento parte de la idea de que no se puede hacer nada. “Hay gente que dice eso de no hay un planeta B, pero es que aunque lo hubiera, tampoco hay que cargarse el A”, dijo. La experta denunció que la contaminación en las ciudades ya está teniendo consecuencias en nuestra salud, y hay que hacer algo. “Que aceleren la transición porque nos van los pulmones en ella”, lamentó.
¿Qué estamos haciendo mal?
Fernández de Lis, moderadora de este primer diálogo, lanzó otras muchas preguntas, pero destacó una de difícil respuesta: “¿Qué estamos haciendo mal, los medios, los documentales, para que esto sea parte de la batalla política, para que estemos debatiendo sobre ello?”
El evento Tendencias está patrocinado por Abertis, Enagás, EY, Iberdrola, Iberia, OEI, Redeia, Santander, Telefónica, Mapfre y el partner estratégico Oliver Wyman. Pero las empresas no se limitaron a poner dinero, sino ideas y respuestas. El evento contó con un debate general para entender cómo el tejido empresarial puede pasar de las preguntas a la acción.
“España deberíamos estar orgullosos, porque estamos en la vanguardia de descarbonización de Europa”, quiso subrayar Eva Pagán, directora corporativa de Sostenibilidad y Estudios de Redeia, poniendo encima de la mesa un dato esperanzador. “Más del 50% de la energía consumida en el mes de octubre ha sido de energía renovable”. José Miguel Tudela, director de Sostenibilidad y Acción Climática de Enagás, apuntaló el discurso con una llamada a la acción: “Descarbonicemos, no solo nosotros, pero también el sector”. Y Emilio Tejedor, responsable global de medioambiente de Iberdrola, subió la apuesta señalando que “hablar de cambio climático no es suficiente, hay que hablar desde un punto de vista más amplio, añadiendo el concepto de circularidad y la biodiversidad”.
José María Ezquiaga, arquitecto, urbanista sociólogo y profesor en la ETS de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, rebatió la idea de que las ciudades sean fuentes de problemas. “El mayor indicador de progreso es la esperanza de vida. Y la esperanza de vida mejora cuando los seres humanos se concentran. Aun en favelas, aun en slums, aun en los países emergentes”. Esto no significa que las urbes sean perfectas, hay margen para la mejora, pero también suponen oportunidades. En ese sentido, la covid supuso un reseteo. “Pocas veces hemos tenido la ocasión de ver un cambio tan radical de nuestra forma de vida. Pudimos entender algo que la costumbre nos estaba ocultando, nublándonos la vista”.
En este sentido hubo mucha diferencia entre quienes vivían en el centro y quienes lo hacían en la periferia. “La ciudad de los 15 minutos es la ciudad de nuestros abuelos”, señaló el urbanista, que lamentó la mala calidad de las periferias urbanas, donde el coche es imprescindible. Su análisis fue contundente: “El automóvil no es un instrumento de libertad, es un elemento de necesidad”. Pero tiene los días contados, señaló. Pasaremos del eléctrico al automático y de este al compartido. Así, a través de la tecnología, recuperaremos la ciudad del pasado, la ciudad cercana. Ya lo decía Lord Byron, el mejor profeta del futuro es el pasado.
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