ERC mantiene en vilo al Gobierno ante la primera votación decisiva
La mesa de diálogo se abre con la duda de si Esquerra apoyará el objetivo de déficit
Llega la primera gran prueba de la resistencia de la mayoría del Gobierno. El objetivo de déficit público, paso previo a los Presupuestos, se vota este jueves y de nuevo todo depende de, al menos, la abstención de ERC. Los republicanos catalanes no han garantizado aún su voto. El Gobierno confía en que no harán explotar la mayoría y por tanto la estabilidad en la primera prueba, pero ERC se hace de rogar y lo fía todo al resultado de la esperada mesa de Gobiernos que se abre este martes en La Moncloa —24 horas antes de la votación— y a los detalles del objetivo de déficit. En el Ejecutivo hay una preocupación creciente por que la batalla electoral catalana haga inviables los Presupuestos.
Los números no han cambiado. El Gobierno de coalición tiene un bloque estable con PNV y Nueva Canarias de 162 escaños, y la oposición uno sólido de 153 noes. Si los ocho diputados de Junts per Catalunya votan en contra como en la investidura —algo que aún no es definitivo— ERC se convierte en el eje de la balanza con sus 13 escaños. Si también va al no, la llamada senda de déficit —los objetivos para reducir el desfase de las cuentas públicas, indispensable para la elaboración de los Presupuestos— decaería, como pasó en 2019, y sería un golpe durísimo para el Ejecutivo.
El Gobierno lleva toda la semana negociando al máximo nivel — también sobre la mesa que celebra este miércoles su primera reunión en La Moncloa— con la vista puesta en esta votación de mañana. ERC se deja querer. “No lo sabremos hasta el jueves, hemos tenido un gran debate en la Ejecutiva sobre este asunto”, resumió este martes su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián. La decisión final llegará tras ver el resultado de la primera reunión de la mesa de diálogo.
Varios ministros y dirigentes del PSOE consultados insisten en que no tendría sentido que ERC tumbara la senda de déficit menos de dos meses después de permitir la investidura, algo mucho más difícil. Pero el nerviosismo es evidente en los últimos días entre los que tienen más contacto con ERC, porque los republicanos lanzan señales contradictorias.
La política catalana ya vive en ambiente preelectoral, y ERC duda en cada paso. La presión de Carles Puigdemont es cada vez más fuerte. El expresident ha convocado para el sábado un acto multitudinario en Perpiñán con tintes electorales. Algunos miembros del Gobierno consultados temen que, aunque ERC ahora permita la aprobación del objetivo de déficit, luego dé largas con los Presupuestos hasta retrasarlos para después de las elecciones catalanas. Dirigentes de Esquerra están trasladando al Ejecutivo que el apoyo a las cuentas puede ser una gran baza electoral para Puigdemont, que busca la idea de ERC como traidora.
En este contexto, el Gobierno ha negociado con mucha flexibilidad, con conversaciones cruzadas entre Adriana Lastra y Gabriel Rufián, los portavoces e interlocutores naturales, pero también entre María Jesús Montero, ministra de Hacienda y Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y hombre fuerte de ERC. Aragonès habla con frecuencia con varios altos cargos, en especial con Carmen Calvo, la vicepresidenta primera, y a veces con el propio Pedro Sánchez.
En esa negociación se ha llegado hasta el punto de que el Gobierno ha aceptado no poner ninguna pega en público a los enviados de la Generalitat, a pesar de que no se ha cumplido lo pactado, que era, por petición expresa de ERC —en contra de la opinión del PSOE— que se enviaran solo miembros del Gobierno. Calvo evitó este martes cualquier crítica en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. “Para el Gobierno lo importante es sentarse. Si esa es la delegación que la Generalitat considera oportuna, la nuestra es esta, todos nos sentimos capacitados para dialogar”, sentenció cuando le preguntaron qué le parecía que hubiera personas ajenas al Govern e incluso un imputado como Josep María Jové, el llamado “arquitecto del procés”, hombre de confianza de Junqueras, que ya estuvo en la negociación de la investidura.
Los miembros del Gobierno multiplicaron los llamamientos a ERC para que no provoque su primera gran derrota parlamentaria cuando el jueves se vote el objetivo de déficit. “No tendría ningún sentido que no se aprobara una senda que es buena para el país y para todas las comunidades autónomas. Después nos sentaremos para mirar las aspiraciones legítimas de cada grupo en los Presupuestos”, señaló la ministra de Hacienda. El presidente Sánchez, en la sesión de control del Senado, remató la idea cuando ERC le estaba reclamando que pague la “deuda” de inversiones con Cataluña. “No sabe las ganas que tengo de pagar esa deuda porque significaría que tenemos Presupuestos. Este Gobierno quiere cumplir con Cataluña, pero déjenos intentarlo con Presupuestos”, clamó Sánchez.
Mientras, en Barcelona, la portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó, aceptó que hay debate tanto en Junts como en ERC sobre qué hacer con la senda de déficit. El Gobierno ha ofrecido a las comunidades la posibilidad de tener un déficit del 0,2% del PIB frente la norma anterior que imponía el déficit cero. El Ejecutivo catalán insiste en reclamar una décima más para tener mayor holgura de gasto. “Por parte del Govern hay la máxima voluntad para que este diálogo sea efectivo, esperamos que por parte del Estado haya la misma voluntad de diálogo”, señaló Budó.
En ERC y en Junts hay debate intenso. El pasado jueves, el grupo de Puigdemont sorprendió incluso a los socialistas votando a favor un paquete de decretos leyes, lo que les llevó a una cómoda cifra de 180 votos. Esta vez con la senda de déficit está costando mucho más. Todo está pendiente de la mesa de diálogo que se reúne este miércoles y de la que nadie espera grandes avances. Pero puede que la foto sea suficiente para superar este primer paso hacia los Presupuestos.
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