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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Se necesita pedagogía

La cesión de la gestión económica de la Seguridad Social al Ejecutivo vasco está recogida en el Estatuto de Gernika y es, por tanto, legal

Pie de Foto: El consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno de Euskadi, Josu Erkoreka (derecha), recibe en Vitoria a la ministra de Política Territorial,Carolina Darias (izquierda).
Pie de Foto: El consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno de Euskadi, Josu Erkoreka (derecha), recibe en Vitoria a la ministra de Política Territorial,Carolina Darias (izquierda).EFE
Luis R. Aizpeolea

En 1996, cuando necesitó los votos de Jordi Pujol para la investidura, José María Aznar cedió a sus exigencias y eliminó una figura tan simbólica como tradicional, los gobernadores civiles, datada de 1833, y la sustituyó por los subdelegados del Gobierno. Con este y otros precedentes similares la derecha no tiene autoridad moral para atacar al Gobierno por abrirse a la cesión de la gestión económica de la Seguridad Social al Ejecutivo vasco por su carácter simbólico.

La cesión de esta competencia está recogida en el Estatuto de Gernika de 1979 y es, por tanto, legal. La razón por la que su traspaso se ha demorado más de cuatro décadas es porque el Gobierno vasco, presidido por el PNV, ha pretendido reiteradamente no solo la transferencia de los medios personales y materiales de la Seguridad Social, sino su recaudación y la ruptura de la caja única, que siempre rechazaron los Gobiernos centrales del PSOE y el PP. El PNV trató de aplicar la cosoberanía del Concierto Económico a la Seguridad Social.

Esta situación cambió en noviembre de 2016 cuando en la negociación del programa del actual Gobierno de coalición PNV-PSE, los peneuvistas asumieron, por vez primera, que el traspaso no afectaría a la caja única de la Seguridad Social. Es la moderación del PNV la que hace factible un traspaso que en 40 años ha sido imposible. La transferencia de la gestión de la Seguridad Social no será inminente: ayer ambas administraciones decidieron incluirla en el paquete de traspasos para culminar esta legislatura el desarrollo del Estatuto de 1979, pero será la última en cerrarse, a fines de 2021, por su complejidad.

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Ambas administraciones tienen por delante una importante tarea pedagógica. La Seguridad Social es un símbolo de la solidaridad entre trabajadores activos y pensionistas, entre sanos y enfermos y entre unas comunidades y otras. Esa solidaridad se puso especialmente de relieve en la última recesión y es normal que su traspaso levante recelos, sobre todo fuera de Euskadi. Pero el cambio se limita, en la práctica, a cambiar en las ventanillas vascas de la Seguridad Social una bandera por otra. Aunque el efecto para la ciudadanía sea neutro, hay un hartazgo hacia las reivindicaciones competenciales donde gobiernan partidos nacionalistas.

La causa principal es la deslealtad mostrada por el soberanismo catalán. Muchas personas que compartían el desarrollo del autogobierno de las comunidades como una parte del desarrollo constitucional, ahora ven en las gobernadas por nacionalistas un paso más hacia su soberanía y una muestra de insolidaridad. Desmontar este recelo, con hechos y pedagogía, es tarea clave de la izquierda, una de cuyas banderas es la solidaridad, en su saludable pretensión de dialogar con el nacionalismo.  

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