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Pedro Sánchez presenta la coalición con Podemos ante la élite del capitalismo mundial

El presidente se verá en Davos con un grupo de inversores para tranquilizar sobre sus planes económicos

Carlos E. Cué
Pedro Sánchez (en el centro), en el Foro Exceltur de Madrid, este martes.
Pedro Sánchez (en el centro), en el Foro Exceltur de Madrid, este martes.Jaime Villanueva

No ha sido fruto de un plan estratégico, sino pura casualidad, pero el primer viaje de Pedro Sánchez como presidente de la única coalición entre socialdemócratas y un grupo a su izquierda de un gran país europeo será precisamente a Davos, el corazón del capitalismo. Un lugar donde Pablo Iglesias y su grupo suenan a anatema. Sánchez, que ya rompió en 2018 la tradición de que la primera salida internacional fuera a Marruecos, repite como asistente en Davos, después de ocho años de ausencias de los presidentes españoles: Mariano Rajoy no fue nunca y a José Luis Rodríguez Zapatero tampoco le gustaba este foro en el que lo más importante son las reuniones discretas siempre en inglés, idioma que no controlaban los anteriores presidentes.

Pero este año las cosas son diferentes. En 2019 él era una de las estrellas de la socialdemocracia europea y el presidente de un país con un envidiable crecimiento económico. En 2020 Sánchez llega a Davos recién investido, con la fuerza política que eso da, pero un día después de que el FMI revise a la baja sus previsiones de crecimiento para España —que aún seguiría por encima de la media de la UE— y sobre todo con la gran novedad de tener ministros en su Gobierno que en el establishment económico que se reúne estos días en la idílica estación de esquí Suiza son considerados peligrosos comunistas.

El gran objetivo político de este viaje es convencer a ese mundo de los grandes fondos de inversión y bancos internacionales de que la política económica española no va a cambiar y pueden contar con un presidente que garantizará el objetivo de equilibrar las cuentas y no se saldrá de la disciplina de Bruselas.

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Sánchez llega este martes a la cena por el 50 aniversario de la cumbre de Davos pero su agenda fuerte se concentra el miércoles. Como ya hizo en septiembre en Nueva York, el presidente se reunirá en privado con un selecto grupo de inversores, en especial fondos de inversión con fuertes intereses en España y grandes bancos. En Nueva York estuvo con Blackstone, uno de los más criticados por Iglesias y Unidas Podemos por sus compras masivas de vivienda en España, lo que le convierte en un referente a la hora de fijar los precios del alquiler. El grupo de Iglesias incluso ha intentado que sus responsables comparecieran en el parlamento madrileño para explicar su responsabilidad en las subidas desaforadas del alquiler. En Davos aún está por cerrar el listado definitivo. Blackstone fue invitado pero esta vez no acudirá. Sí lo harán grandes corporaciones financieras como Bank of America, Zurich Insurance Group, Citigroup o Morgan Stanley.

El equipo que está organizando el viaje de Sánchez, en especial su secretario general de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares —que está a punto de ser nombrado embajador en París— y su responsable de la oficina económica, Manuel de la Rocha, asegura que en la preparación de las reuniones no están encontrando en los inversores o mandatarios internacionales una preocupación especial con Unidas Podemos ni un ambiente diferente al del año pasado. “No vemos resquemores”, insisten.

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En cualquier caso Sánchez sí tiene como objetivo prioritario explicar en Davos las líneas maestras de su política económica en su discurso público el miércoles, al que suelen asistir los responsables de las principales empresas españolas, que también están en esta cita, pero sobre todo en los encuentros formales e informales en la cumbre, que son la clave de esta reunión en la que se concentran por unos días en un pequeño espacio retirado de las grandes capitales los principales responsables de las grandes decisiones económicas del planeta. Este año también acude Donald Trump, pero Sánchez no lo verá. Con quien sí se reunirá es con Tim Cook, el máximo responsable de Apple, y Lakshmi Mittal, de Arcelor Mittal y uno de los hombres más ricos del planeta, con grandes intereses en España en un sector con problemas importantes. También se ha citado con Matt Brittin, responsable de Google para Europa y un referente en el combate de esta empresa contra los impuestos a la economía digital —la llamada precisamente tasa Google— que España quiere implantar este año en los nuevos Presupuestos y ya tiene pactada con Unidas Podemos.

El presidente tratará de dar garantías a todos sobre la política económica española y para rematar este mensaje le acompañarán dos vicepresidentas, la económica, Nadia Calviño, y la de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Iglesias, vicepresidente social, no estará en este viaje, ni está previsto que acompañe en ninguna otra cita al presidente, aunque sí que tenga su propia agenda internacional. “El presidente trasladará un mensaje de confianza en la solidez de la economía española”, insisten en su equipo. Aunque a Davos se va sobre todo a hablar el lenguaje de los inversores y transmitirles confianza, Sánchez, como hizo el año pasado, también lanzará guiños socialdemócratas sobre la necesidad de un capitalismo sostenible y la desigualdad como gran problema de la economía mundial. De hecho, incluso Davos está cambiando su impronta y ha colocado este año la desigualdad y la necesidad de apostar por un capitalismo integrador y sostenible como eje de las discusiones, al menos las públicas. Sánchez retoma así su agenda internacional, frenada por los casi nueve meses que se ha pasado en funciones, y ahora volverá a viajar con intensidad, como hizo en la primera etapa, con un especial foco en Asia, según sus colaboradores, aunque también tiene la mirada puesta en África, un continente al que prácticamente no ha viajado aún.

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