Rivera reforzará su control de la cúpula de Ciudadanos rodeándose de fieles
El líder de Cs no quiere más problemas y planea una remodelación de la ejecutiva
Albert Rivera ha afrontado esta pasada semana la crisis interna más grave desde la expansión nacional de Ciudadanos. Por primera vez se ha discutido abiertamente su estrategia y varios miembros de la ejecutiva han dimitido por su negativa a investir a Pedro Sánchez. Rivera ha resistido el envite: el sector crítico asume que está en minoría —Luis Garicano, jefe de filas en Europa y principal contrapeso, se centrará en su trabajo europeo—. Pero el líder de Cs no quiere más problemas y planea una remodelación del partido en la que estudia sacar a los críticos.
La rebelión interna en Ciudadanos ha sido sofocada, pero las consecuencias todavía están pendientes. El malestar con los críticos es profundo en el círculo de Rivera, sobre todo porque los discrepantes han insistido en defender públicamente su postura —partidaria de pactar con el PSOE— una vez votado y ratificado el no a Pedro Sánchez hasta tres veces en la ejecutiva —la última, el pasado lunes—. Aunque el sector disidente, encabezado por Luis Garicano, reconoce que el rumbo ya está fijado, Rivera estudia prescindir de los críticos en su dirección. La ejecutiva será remodelada antes del próximo mes de septiembre, según anunció el propio Rivera en la reunión de la cúpula del lunes pasado.
“Tal y como se concertaron los críticos, en el momento que más podían permitir que Pedro Sánchez se apuntara un tanto, hay que pensar si compensa que continúen en la dirección”, reflexiona un dirigente de la ejecutiva del círculo de Rivera. El lunes pasado, Toni Roldán, portavoz económico y secretario de programas, dimitió como miembro de la ejecutiva permanente —el núcleo decisorio, con 13 miembros— con un duro discurso en el que denunció los “costes demasiado altos para España” de la estrategia de Rivera. Ese mismo lunes, Garicano y el eurodiputado Javier Nart —que también dimitió después como miembro de la dirección— forzaron una votación para reconsiderar la estrategia. La crisis interna estalló a solo varias semanas de la primera sesión de investidura de Pedro Sánchez, lo que ha aumentado la presión sobre Rivera para que se abstenga.
El malestar interno persiste sobre Vox
La negativa a pactar con el PSOE ha provocado la primera gran crisis de Ciudadanos desde que es un partido nacional, pero los dirigentes en la tesis del acuerdo con Pedro Sánchez están en clara minoría, como demostró la última votación interna. Ahora bien, hay otro foco de malestar de puertas adentro que algunas fuentes de la dirección apuntan como mucho más numeroso: es el de que Ciudadanos llegue a acuerdos, aunque sean indirectos, con la extrema derecha.
“El no al PSOE y los pactos con Vox son debates diferentes. Lo de Vox sí que preocupa a un sector más amplio”, afirma un dirigente que no está de acuerdo con esos pactos. “Yo soy un liberal, y con un partido que es iliberal no pacto”, sentencia. “Pero a cambio, creo que a Pedro Sánchez no debemos darle ni agua”, apostilla.
La ejecutiva de Ciudadanos aprobó por unanimidad que el partido no formaría Gobiernos conjuntos con Vox. En la práctica, la formación estuvo dispuesta a que la extrema derecha entrara en niveles intermedios de la Administración del Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, aunque al final Vox ha declinado.
En realidad, los números de la votación del lunes demuestran que el sector discrepante es muy minoritario —Rivera logró 24 votos a su favor, solo cuatro en contra y tres abstenciones— y de ahí que mantenga el control del partido, pero el líder de Ciudadanos y su entorno creen que algunas actitudes de estos dirigentes han hecho demasiado daño a la formación. Tanto Garicano como Francisco Igea (líder de Cs en Castilla y León, que también votó en contra) volvieron a hacer declaraciones públicas tras la votación del lunes insistiendo en que Ciudadanos debería pactar la investidura con Sánchez. En el caso de Igea, molestó especialmente que convocara una rueda de prensa el martes en Valladolid — “con el logo de Ciudadanos detrás”, destacan en el círculo de Rivera— en la que defendió de nuevo el acuerdo con el PSOE. “El problema no es estar o no más cerca del PSOE, sino cómo han gestionado su discrepancia: Igea fue muy agresivo con el partido y transmitió una imagen completamente inadecuada de Ciudadanos”, se quejan fuentes de la dirección afines a Rivera.
De ahí que el plan del líder pase por una remodelación de la ejecutiva, que prepara para estar lista en septiembre. Habrá altas y bajas, pero fuentes de la dirección aseguran que en la cúpula hay bastante consenso a favor de que los críticos salgan —principalmente Garicano e Igea, así como el diputado Fernando Maura, que también votó en contra de la estrategia— . La decisión no está tomada, y solo depende de Rivera, trasladan esas mismas fuentes.
En paralelo, en el sector discrepante, Luis Garicano asegura a EL PAÍS que va a centrarse en su trabajo como jefe de la delegación en la Unión Europea. “Estoy muy contento con el grupo de eurodiputados que tenemos en Bruselas. Tenemos todos mucha ilusión por trabajar allí juntos, como dijimos en la campaña, contra el nacionalismo y el populismo que amenazan a Europa, y eso es lo que vamos a hacer”, señala.
Rivera sale de la crisis interna reafirmado en su estrategia, aseguran en la cúpula, aunque se deje pelos en la gatera. “Lo que ha ocurrido tiene costes para la imagen del partido”, analiza el politólogo José Fernández Albertos. “A la gente no le gustan los partidos divididos ni los líderes autoritarios. Rivera tiene que valorar el posible coste de imagen a cambio de asegurarse un partido más leal”, opina. El líder de Ciudadanos —que lleva ya 12 años de liderazgo— acumula experiencias de división interna, porque el partido vivió una crisis tras otra en sus comienzos como formación catalana. Un dirigente catalán de los orígenes asegura que Rivera “no va a quebrarse con esto”. “Hay que entender la psicología del personaje y su capacidad de resistencia. Este ruido no va a intimidarle. Ha estado años con minorías en la propia ejecutiva y no se ha quebrado nunca”, concluye.
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