Vox declara la guerra a la libertad de prensa
El partido de Abascal amenaza con cerrar La Sexta, veta a periodistas y arremete contra la mayoría de los medios de comunicación
El sábado, en Albacete, el vicepresidente de Vox, Víctor González Coello de Portugal, se vino arriba. "Él", dijo al presentar al cabeza de lista de su partido por la provincia, "trabajaba para un canal que cerraremos si gobernamos: La Sexta". No se sabe si la medida está incluida en el programa electoral de Vox, que no se ha hecho público, o se trata de una boutade.
Gonzalez Coello ni siquiera se molestó en explicar las razones por las que habría que tomar una medida tan grave como cerrar una televisión. Seguramente, en el clima creado por Vox, que considera a la mayoría de los medios de comunicación enemigos a batir tanto o más que sus rivales políticos, no hacía falta.
Pese a su juventud (nació en enero de 2014), la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) ya ha tenido que sacar dos veces la tarjeta roja al partido de Abascal. La primera fue el 2 de diciembre pasado, cuando Vox impidió el acceso al hotel de Sevilla donde sus dirigentes seguían los resultados de las elecciones andaluzas a los periodistas de La Sexta y Contexto, aunque estaban acreditados. La más reciente, en marzo, cuando vetó a los informadores del Diario de Mallorca a una rueda de prensa en Baleares. Su pecado: demostrar que la supuesta agresión a una niña por parte de "feminazis" el pasado 8 de marzo, denunciada a través de canales oficiales del partido, nunca ocurrió.
La FAPE recordó a Vox que la libertad de información es la base de las demás libertades y que el artículo 20 de la Constitución ampara el derecho a la libertad de expresión y opinión, incluso las que no se comparten. No parece que estos argumentos hayan hecho mella en el partido ultranacionalista.
El pasado martes, el vicesecretario de Comunicación de Vox, Manuel Mariscal, envió por error al chat al que están apuntados más de 200 periodistas una conversación privada que dejaba en evidencia que, pese a sus protestas públicas, en realidad se alegraban de que la Junta Electoral Central hubiera excluido a Abascal del debate entre candidatos organizado por Atresmedia. "Cuando nos pregunten por el debate (aunque sea off the record) trasladamos nuestro cabreo porque íbamos a ganar ese debate. Nada de decir que nos venía bien", le aconsejaba Kiko Méndez-Monasterio, mano derecha de Abascal, al propio Mariscal.
Aunque fue borrado pocos minutos después, dos medios (Onda Cero y El Plural) copiaron el mensaje y lo difundieron. La reacción fue de Vox eliminarlos fulminantemente del chat oficial, el único canal que utiliza el partido para trasladar a los periodistas sus notas de prensa y convocatorias. La purga no quedó ahí: los periodistas de El Español, eldiario.es y la cadena SER también fueron eliminados posteriormente del chat tras informar de la expulsión de los otros medios. La explicación que Mariscal dio a los informadores de la cadena del Grupo PRISA, editor de EL PAÍS, es que eran unos "manipuladores".
La filosofía que subyace en esta actitud se explicita en el Manual de comunicación de Vox, difundido precisamente por eldiario.es: "Nunca hay obligación de conceder una entrevista o de facilitar información a los medios. Es más, si se trata de un medio de comunicación poco afín debe rechazarse". Poco importa que el veto a periodistas o medios constituya una forma de censura previa, prohibida expresamente por la Constitución.
En una entrevista a Libertad Digital, el pasado viernes, Abascal evita comprometerse a dar ruedas de prensa si llega al poder. "Es un compromiso que no voy a establecer porque […] somos muy maltratados por los medios en general, con excepciones. […] No nos vemos en la obligación de comparecer especialmente y de manera asidua. No tengo por qué dar una entrevista a quien nos llama borrachos".
Esta última frase aludía a un artículo de opinión publicado por EL PAÍS el pasado 14 de abril, pero en realidad fue mucho antes, a finales de febrero, cuando Vox rechazó cualquier tipo de contacto con este diario, incluso participar en debates entre candidatos, porque "no vamos a dar audiencia al medio de las fake news".
Este domingo, en Murcia, Abascal ha ido aún más lejos al asegurar que es "la manipulación y la mentira" de los medios la que "incita al odio" contra Vox y provoca el acoso que han sufrido los asistentes a la algunos de sus mítines, como los de San Sebastián y Bilbao.
La guerra a los medios de comunicación con el objetivo de sustituirlos por las redes sociales, donde se pueden lanzar mensajes breves e impactantes, sin necesidad de intermediarios ni de tener que responder preguntas incómodas, ya la practicó a fondo el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, con quien Vox comparte asesor, Steve Bannon.
"Nos da igual no salir en los medios. ¿Para qué, si ya estamos en las redes sociales? El consumo de información por las redes sociales por primera vez ha superado al de las televisiones y ese cruce va a seguir acentuándose. Para nosotros no son un instrumento, son el instrumento", afirmaba Abascal en el libro La España viva.
Los hechos parecen darle la razón. Vox es el partido con más seguidores en Instagram (248.000), la red preferida por los jóvenes, y está bien posicionado en Twitter (233.000) y Facebook (más de 100.000). Sin embargo, alguien tiene que producir los contenidos que se difunden por las redes sociales, además del propio aparato de propaganda del partido.
Por eso, Vox recurre a los "medios de comunicación alternativos que actúan con libertad", en palabras de Abascal, o a los medios "afines", según el manual de comunicación del partido.
Son varios, pero uno ha destacado sobre todos los demás: el Grupo Intereconomía. El gato al agua, su programa estrella de televisión, fue el laboratorio mediático de Vox (a semejanza de La Tuerka o Fort Apache para Podemos) y en sus tertulias se han forjado muchos de sus dirigentes. Solo en 2016, cuando era políticamente irrelevante, Abascal fue entrevistado más de 12 veces en dicho programa. Si hubiera dudas sobre lo que se entiende por medios "que actúan con libertad", el exdueño de esa televisión, Julio Ariza, cierra ahora la lista de Vox al Congreso por Barcelona.
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