Carles Campuzano: “En el soberanismo falta coraje para decepcionar a los nuestros”
El portavoz parlamentario de PDeCAT, defenestrado por Puigdemont, apuesta por la negociación y deja caer que después de mayo podrá hablarse de buscar un nuevo espacio
Carles Campuzano (Barcelona, 1964) lleva 23 años negociando en el Congreso todo tipo de leyes con Gobiernos del PP y del PSOE. Representa como nadie el sector más pactista del soberanismo catalán. Fue decisivo para vencer la batalla contra Carles Puigdemont, que quería votar no en la moción de censura de junio de 2018. Pero ahora el expresident se ha vengado y lo ha sacado de las listas. Hombre de partido, militante desde los 17 años, defiende el diálogo como única salida y deja caer que si el PDeCAT apuesta por el bloqueo, alguien ocupará el espacio del soberanismo pragmático, tal vez una escisión en la que él esté. Pero insiste: cualquier cosa que suceda será después del 26 de mayo. Ahora, en plena campaña, Campuzano rechaza cualquier movimiento para buscar una tercera vía.
Pregunta. ¿Qué ha pasado para que un portavoz parlamentario quede fuera de las listas?
Respuesta. Quienes hemos defendido que en la próxima legislatura el PDeCAT debe poner como prioridad evitar un Gobierno de las tres derechas o un pacto PSOE-Ciudadanos y construir una solución política con los grupos de la moción de censura no estamos en estas listas. Lo decidió mayoritariamente el partido. Hay que aceptarlo.
P. ¿Por qué su opción es minoritaria en el independentismo?
R. Hay una situación excepcional, con personas en prisión, en el exilio. Los presos en la cárcel dificultan la posición de los que defendemos el acuerdo. La vía penal reduce el margen para la negociación, es difícil construir algo en estas condiciones.
P. ¿Ha sido una venganza de Puigdemont contra los que como usted, Marta Pascal o Jordi Xuclá, forzaron el apoyo a la moción de censura?
R. No puedo interpretarlo en lógica de venganza. Pero me siento muy orgulloso de haber ayudado a construir la posición política a favor de la moción de censura. Fue una de las decisiones más audaces e inteligentes del soberanismo, que abrió una nueva dinámica política que espero que sirva para abrir una solución al conflicto. Quienes lo vimos claro desde el primer momento nos reafirmamos. Otros no lo veían tan claro. En un conflicto político no hay alternativa a la negociación y el acuerdo. Lo cómodo es quedarte en tu trinchera. Tardaremos más o menos, pero no hay alternativa.
P. Hubo muchos choques con Puigdemont estos meses. ¿No es un ajuste de cuentas?
R. Es verdad que hubo posiciones distintas. Algunos no compartimos la declaración de independencia, la destitución de Marta Pascal como coordinadora, la estrategia de la negociación de Presupuestos.
P. ¿Usted no habría presentado una enmienda a la totalidad?
R. El diálogo entre el Gobierno y la Generalitat reclamaba tiempo. La opción fue vincular la negociación política con las enmiendas de devolución a los Presupuestos. El PSOE lo aceptó. Los márgenes eran escasos. Algunos hubiéramos preferido permitir el debate de Presupuestos y ahora en abril o mayo poder votar que no si no había acuerdo.
P. Los independentistas catalanes llevan toda la vida pidiendo diálogo. Y ahora fulminan en las listas a los que plantean el diálogo. ¿Qué mensaje lanza eso?
R. Yo solo constato que quienes ponemos más acento en el diálogo no estamos en las listas. Vamos a ver qué resultados electorales hay y qué política se hace. Ojalá la práctica política se acerque más a la nuestra que al bloqueo y el no a todo.
P. ¿Por qué Puigdemont arrasa si se supone que hay tanta gente en desacuerdo con él? ¿Le tienen miedo?
R. Vivimos en una situación en Cataluña por un juicio que indigna y subleva. El clima emocional hace más difícil una aproximación más racional.
"Me siento muy orgulloso de haber ayudado a construir la posición política a favor de la moción de censura"
P. ¿Sin Campuzano, Jordi Xuclá, Marta Pascal, Joan Tardá, Sánchez sería presidente?
R. Todos esos nombres entendimos que era una enorme oportunidad la moción de censura. Primero por higiene democrática, frente a un PP que no asumía las consecuencias de la corrupción. Y segundo porque abrimos el diálogo.
P. ¿Se plantean crear un tercer espacio? ¿Esto huele a escisión?
R. Hoy nuestra obligación es ayudar a que el ciclo electoral sea exitoso. A partir del 26 de mayo habrá que hacer reflexiones, sobre todo si queremos evitar que el conflicto se enquiste. Sería una pésima noticia que esto acabase en escisiones. Constato que hay una demanda para un soberanismo exigente pero que sea tranquilo, sereno, útil, pragmático. A la vuelta de este ciclo electoral tendremos que reflexionar. Hay demanda de esa tranquilidad, por parte de gente que está por el derecho a decidir. La he vivido.
P. ¿Por qué tiene tanta fuerza Puigdemont desde Bruselas?
R. Desde 1931, con Maciá, la política catalana le ha otorgado mucha fuerza al president de la Generalitat. Pero si el soberanismo de PDeCAT se inhibe, otros ocuparán el espacio. La política no aguanta el espacio vacío. Cuando hay una demanda de un soberanismo pragmático, si no es el PDeCAT, aparecerá la oferta. Por eso espero que mis colegas no se inhiban en la búsqueda de soluciones.
P. ¿Por qué los alcaldes no han querido alzar su voz contra Puigdemont?
R. Esos alcaldes tienen sus prioridades, y la principal es afrontar unas elecciones municipales.
P. ¿Puigdemont y Casado se retroalimentan?
R. Digamos que hay muchos, en todos los sectores, que en el conflicto enconado encuentran un espacio confortable.
P. ¿Son conscientes de que pueden haberle abierto la puerta al PP?
R. Habrá para todos, pero si el PP termina gobernando con Ciudadanos y Vox el principal responsable será quienes le votan y algún problema tendrá la izquierda española para no ganar a una apuesta tan reaccionaria como la de las tres derechas.
P. ¿Puigdemont quiere un maidan en Cataluña?
R. No sé qué querrá Puigdemont pero las condiciones objetivas en Cataluña no tienen nada que ver con las de la Ucrania del maidan.
P. ¿El independentismo está siendo irracional? ¿No interesaría incluso a los presos otra posición?
R. Jordi Sánchez ha defendido que era un error vincular presos con Presupuestos. Él habla de esa vocación de acuerdo. Pero la aplicación del 155 y la apuesta por la vía penal tampoco fue muy racional. Ni las cargas policiales del 1 de octubre. Sin todo esto esa emocionalidad que hoy se vive en Cataluña no la tendríamos. Rajoy se inhibió a la hora de buscar la solución.
"Admiro a un PNV que sin renunciar a sus objetivos ha tratado de construir una política basada en realidades"
P. ¿Le ha faltado a Cataluña un Urkullu, un PNV, más pragmatismo?
R. Estos años ha faltado un Gobierno español que estuviese dispuesto a salir de la confortabilidad en la que se instaló Rajoy y en el mundo soberanista faltó el coraje de ser capaz de explicar que cuando empiezas el camino hacia un acuerdo una parte de los tuyos siempre se van a sentir decepcionados. Siempre que apuestas por el diálogo, una parte de los tuyos se frustran. Tenemos que tener el coraje de decepcionar a algunos de los nuestros. El País Vasco tiene resuelta hace décadas la cuestión fiscal, y ha pasado el drama de la violencia de ETA. Pero sí, admiro a un PNV que sin renunciar a sus objetivos ha tratado de construir una política basada en realidades, en la mejor política social de España.
P. Lleva 23 años en el Parlamento. ¿La política desprecia la experiencia o ya llegó el momento de salir?
R. Algunos dicen que no tiene sentido que siga porque cuando ellos aún no podían votar yo ya estaba aquí. Tal vez tengan algo de razón, pero cuando veo la política en EE UU o en Europa encuentro gente con larguísimas carreras políticas. Creo que la experiencia suma más que resta.
P. ¿España funcionaba mejor cuando Roca, Duran y después Campuzano mandaban en Madrid?
R. Los ochenta, noventa, los 2000 no van a volver. El reto ahora es con lo que sabemos del pasado como somos capaces de superarlo. La nostalgia en política no sirve para nada. Hay que repensar cómo resolvemos los problemas, sabiendo una realidad de hace 30 o 100 años, que los conflictos políticos se resuelven con diálogo y acuerdo.
P. ¿Dónde cree que acabará su carrera política?
R. Yo con 13 años asistí a mítines de una coalición que lideraba Pujol, el Pacte Democratic per Catalunya. Me afilié a las juventudes a los 17 años. Era independentista, socialdemócrata, europeísta. En ese espacio me he movido en Convergencia y en el PDeCAT. En esos espacios continuaré trabajando. Ojalá sea en el PDeCAT, que ha sido un gran invento. Vamos a ver qué sucede a partir de mayo.
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