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Sánchez y Rivera sellan su ruptura al fin de la legislatura

En el último pleno de esta legislatura, el enfrentamiento entre el presidente del Gobierno y el líder de Ciudadanos ha sido profundo y áspero con fuertes acusaciones mutuas

Nada hace prever que tras las elecciones del próximo 28 de abril pueda haber entendimiento entre el PSOE y Ciudadanos. En el último pleno de esta legislatura, el enfrentamiento entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha sido profundo y áspero con fuertes acusaciones mutuas. “Desterrar la crispación, el insulto y el enfrentamiento territorial”, es el objetivo de Sánchez si gobierna. Tanto Rivera como el presidente del PP, Pablo Casado, advierten de que si gana el PSOE pactará con separatistas y “comunistas”.

Pablo Casado, este miércoles en el Congreso.
Pablo Casado, este miércoles en el Congreso.Sergio R Moreno (GTRES)

Se trataba de que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, informara al Congreso sobre los planes para España si se produce el Brexit y la posición sobre Venezuela. También de que diera cuenta de los cumplimientos fiscales de algunos de sus ministros. Por ello acudió este miércoles Sánchez al Congreso en el último pleno de control al Gobierno, pero la larga sesión se convirtió en un balance partidario de los casi nueve meses de gobierno con un saldo catastrófico desde la perspectiva del PP y Ciudadanos, cuyos líderes, Pablo Casado y Albert Rivera, lo expusieron con extremada dureza.

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Aunque el jefe del Ejecutivo unía en sus réplicas a los dos políticos, el énfasis del reproche lo puso en el presidente de Ciudadanos. “Le faltan ideas y le sobra testosterona”, espetó Sánchez a Rivera, al que reiteró que “estudiara los temas” ya que del Brexit no le preguntó el líder de Ciudadanos aunque fuera uno de los temas a debate. A Casado, sin embargo, le acusó de “mentir” al dar por hecho situaciones que no se han producido, como que el Gobierno ha negociado con los independentistas los 21 puntos que pretendió tratar el Gobierno de la Generalitat y que Moncloa rehusó considerar.

La sesión transcurrió en el mismo tono bronco con el que ha circulado el tiempo parlamentario desde que Sánchez llegó al Gobierno el pasado mes de junio por una moción de censura. Pablo Casado y Albert Rivera, respectivamente, no han salvado ni un solo día de los nueve meses de Gobierno y mostraron la aspiración de que no vuelva a gobernar ya que solo puede sustentarse en el apoyo de “los comunistas” y de “los que quieren romper España”, según expresiones de Casado. “Con la ultraderecha, ni a la vuelta de la esquina”, avisó Sánchez, después de denunciar “el cordón sanitario” de Ciudadanos para no pactar con el PSOE. A este respecto, Albert Rivera se reafirmó en la bondad de ese decisión.

A los argumentos habituales contra Sánchez, el líder de Ciudadanos añadió “el sectarismo” del Gobierno por sus nombramientos, ajenos “al mérito y a la capacidad”. El presidente contraatacó con la cincuentena de iniciativas bloqueadas en el Congreso por “la obstrucción” que han practicado estos grupos y que el grupo socialista recurrió ante el Tribunal Constitucional en la mañana del martes.

Crispación

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El clima de “crispación, insulto y enfrentamiento territorial”, es el que ha primado en estos meses, según Sánchez, y es el que quiere desterrar tras las elecciones del 28 de abril porque España “es más abierta e integradora” que lo que ahora ocurre en el Parlamento. A esta visión de Sánchez se contrapuso la idea de Casado y Rivera.

Para el primero “nunca en tan poco tiempo se ha hecho tanto daño a España”. Para Rivera, el presidente “tiene alergia a la bandera de España”. A ello respondía indignado Sánchez en defensa de la españolidad de su partido, si bien respeta la manera en la que cada uno pueda sentirse español. Aunque la crítica fue general y global por cada acción del gobierno, la crisis catalana impregnó las intervenciones de ambos. En su defensa, Sánchez recordó que fue al Gobierno del PP a quien le convocó el independentismo dos referendos y proclamó la independencia. “Pero nosotros apoyamos al Gobierno porque se trataba de una cuestión de Estado”, recordó Sánchez.

Los partidos independentistas, PDeCAT y ERC, en voz de Carles Campuzano y Joan Tardà, no sienten que Sánchez haya dado ningún paso para satisfacer su afán de autogobierno. Su balance fue también negativo. Tampoco Unidos Podemos encuentra motivos de satisfacción. Todos en campaña, aunque Aitor Esteban, portavoz del PNV, ironizó respecto a que él sí iba a hablar del Brexit y de Venezuela, como figuraba en el orden del día ante “los mítines” que acababa de escuchar.

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