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Ciudadanos se mueve y descoloca a todos

Los dos bloques se consolidan y la pelea se produce dentro de ellos, pero el PSOE confía en morder al partido de Rivera

Albert Rivera e Inés Arrimadas, el sábado en Madrid. En vídeo, Arrimadas anuncia, emocionada, su salto al CongresoFoto: atlas | Vídeo: A. García | ATLAS
Carlos E. Cué

Hay cosas que la cámara no puede apreciar. Que solo ven los que están contemplando en vivo un espectáculo. El miércoles, durante la sesión de control en el Congreso, algunos diputados veteranos, acostumbrados a ver mil batallas dialécticas aparentemente durísimas entre personas que no pierden la buena relación cuando se apagan las cámaras, notaron algo distinto. Los gestos, las miradas, las manos de Albert Rivera y Pedro Sánchez mientras se cruzaban ataques decían muchas cosas. "Hay algo que no veis ni siquiera desde la tribuna de prensa. Aquí abajo se notaba la tensión. Esto trasciende a la política, es algo personal. Y no tiene arreglo", resumía un diputado del PP que desde su escaño podía ver con claridad a los dos. Es tan fuerte que Sánchez, el jueves, en la presentación de su libro, ni siquiera desmintió abiertamente que fuera algo personal ante una pregunta de Jesús Calleja sobre Rivera.

La guerra entre el PSOE y Ciudadanos ha roto la política española y amenaza con bloquearla. Ciudadanos lo ha dejado claro: si suma la derecha, habrá Gobierno rápidamente. Si no, solo hay dos opciones si PSOE y Podemos no suman, como indican todas las encuestas: o Sánchez intenta una investidura con los independentistas, algo extremadamente complejo —"esta vez los votos no iban a ser gratis como en la moción de censura, ni los nuestros ni los indepes", explican en la cúpula de Podemos— o España se va de nuevo a un bloqueo como el de 2016, con riesgo de nuevas elecciones.

Todos los partidos ven claro el motivo del movimiento de Ciudadanos: en realidad no es un cordón sanitario al PSOE, es un tapón para la fuga que está detectando hacia Vox y una forma de centrar su batalla en el bloque del centro derecha, donde Rivera juega su partida definitiva. "En la reunión de la ejecutiva hubo mucha discusión hasta que aparecieron los datos que traían los expertos. Nuestro electorado rechaza mucho más a Sánchez que a Vox. Y hay un peligro muy serio de sangría fuerte a Vox. No podemos permitirlo", sentencia un dirigente del partido naranja.

Los datos dejaron sin argumentos a los que querían dejar la puerta abierta a pactar con el PSOE. Algunos son sorprendentes. Hay más rechazo a Sánchez entre el electorado de Ciudadanos que entre el de Vox. Un 90% de críticos. Y hay más animadversión hacia el presidente que hacia el partido de Santiago Abascal. Si a eso se le suman encuestas como la que hizo 40dB. para EL PAÍS que señala que el 24% del voto de Vox en las elecciones andaluzas vino de Ciudadanos, la lógica está muy clara. "No es una decisión fácil, no todos estamos cómodos. Pero los que nos critican con tanto entusiasmo desde la izquierda no nos votan. Hay que lograr votos para poder hacer nuestro proyecto, la política es así. Además, no podemos dejar en manos de la extrema derecha la bandera de España", sentencia otro dirigente.

Un problema personal

Parece evidente que entre Sánchez y Rivera hay algo personal, pero es aún más claro que el trasfondo político también es muy fuerte. "Nosotros necesitamos recuperar una parte del espacio de Ciudadanos. Estamos creciendo mucho y vamos bien, pero si toda nuestra subida es a costa de Podemos no vale para gobernar, no sumamos. Necesitamos recuperar en el centro", sentencia un miembro de la cúpula del PSOE, feliz por el movimiento de Ciudadanos. La guerra es tan fuerte que incluso la portavoz, Isabel Celáa, usó la rueda de prensa del Consejo de Ministros para atacar a Inés Arrimadas por su viaje a Waterloo. Mientras PSOE y Ciudadanos pelean, los dos bloques se distancian cada vez más y parece casi imposible romperlos.

La directora de 40dB., Belén Barreiro, lo tiene claro: "Este movimiento de Ciudadanos es lógico, aunque arriesgado. El elector de derecha tiene mucha facilidad para cambiar el voto. Estamos viendo un baile fuerte ahí. Están tratando de frenar la fuga sobre todo a Vox. Hay muy poca diferenciación ideológica entre Cs, PP y Vox, según las encuestas. Ciudadanos y Vox se mueven en un electorado similar, urbano, digital, en niveles de renta parecidos, aunque los de Vox son más duros con la inmigración y mucho más machistas. Si vamos a preferencias, los votantes de Ciudadanos tienen un Gobierno con el PP como primera opción clara. Y hay tantos votantes suyos que prefieren un pacto Cs-PP-Vox como los que apuestan por el Cs-PSOE. Ellos no ven tan mal a Vox como lo ve un votante del PSOE. A Ciudadanos cada vez le queda menos electorado progresista, se juega mucho más en la derecha", analiza.

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Las encuestas no detectan que Rivera pueda ganarle al PP y por tanto aspirar a ser presidente con el bloque de derechas, pero él sí lo ve posible. Y esa es su gran batalla. "Si no lo logró en Andalucía, y lo tenía a tiro, ahora es imposible", se conjura un diputado del PP.

La volatilidad del voto del bloque de centro derecha inquieta mucho a Ciudadanos. En sus estudios cualitativos han llegado a preguntar a la misma persona en tres meses diferentes para descubrir con sorpresa que cada mes cambiaba el voto. El presidente de GAD3, Narciso Michavila, maneja datos similares. "Estamos viendo que el voto de izquierda y el nacionalista está más decidido. El de derechas es el más indeciso, como pasó en Andalucía. Una mañana se levanta de Vox, al mediodía está en el PP y por la noche en Ciudadanos. El partido de Rivera tiene una fuga importante a Vox, que tiene que frenar. En las elecciones andaluzas Ciudadanos nos salía primero en intención directa, pero lo corregíamos con nuestros análisis y sabíamos que no iba a ganar al PP porque los populares tienen un votante mayor, menos abstencionista. Ahora ya no nos sale por arriba del PP ni en intención directa. Aunque sí creemos que estará por encima de Vox, al contrario de lo que se dice. Vox pasará del 10%, pero es muy difícil que vaya más allá del 13%, hay comunidades como Galicia, Canarias, País Vasco, Cataluña, Baleares donde apenas entra", señala.

Lo que tienen claro tanto Barreiro como Michavila es que el PSOE tiene posibilidades de seguir creciendo hasta las elecciones. "Va a estar primero a mucha distancia del PP. Y tendrá un gran resultado en Cataluña. Aunque sumar es otra cosa. Podemos está cayendo mucho", sentencia Michavila. La guerra en la derecha, que ya se ve volviendo al poder, es pues la gran batalla de las elecciones, pero la movilización de la izquierda podría dar la sorpresa. Un veterano diputado del PP recuerda que al final su partido suele aguantar mucho mejor de lo que nadie espera. "Los socialistas creen que nos han pillado a contrapié con la convocatoria electoral. Nosotros tenemos siempre la maquinaria lista. Que no se olvide que montamos una manifestación como la de Colón en tres días. Más les vale no subestimarnos". La batalla ya ha empezado y será durísima hasta el 28 de abril.

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