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“¡Qué follón! ¿Y ahora a quién nombro?”

Los consejeros de Ciudadanos afrontan con “agobio” el nombramiento de decenas de altos cargos en la Junta de Andalucía

Lourdes Lucio
Albert Rivera se reúne con Juan Marín, este lunes.
Albert Rivera se reúne con Juan Marín, este lunes.María José López (EP)

Los 11 consejeros del primer Gobierno de derechas de Andalucía tomaron este martes posesión de sus cargos con la alegría de saberse los elegidos para una etapa nueva. Pero nada más jurar, en la mitad de los miembros del Ejecutivo se instaló una especie de turbación. Se trata de los cinco consejeros de Ciudadanos, cuatro de ellos independientes, que a partir de la primera reunión del Consejo de Gobierno, el próximo sábado, deben nombrar a decenas de altos cargos para que sus departamentos comiencen a rodar. “¡Qué follón! ¿Y ahora a quién nombro?”, confesaba uno de ellos.

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La salida de los socialistas de la Junta de Andalucía ha supuesto también la marcha de 660 personas, entre altos cargos, personal directivo de empresas públicas y eventuales. La intención del nuevo Gobierno de Juan Manuel Moreno (PP) es reducir el número de altos cargos, pero aún pasarán semanas para saber la magnitud del adelgazamiento en la Junta.

Ciudadanos es un partido que está aún por hacer en Andalucía, no tiene cuadros medios, ni experiencia en gestión pública. Ha pasado de tener nueve diputados a 21 y ha comprobado que en la oposición se vive bien. Es la primera vez que participa en un Gobierno de coalición al 50% y en un territorio de ocho provincias y 8,4 millones de habitantes.

Para buscar a los altos cargos y asesores (cada consejería puede nombrar a siete) están utilizando una especie de base de datos con perfiles profesionales, según fuentes de este partido. Los consejeros saben las competencias que van a tener, pero los decretos de estructura de las consejerías, que marcan con precisión el organigrama, aún no se han aprobado.

Hay consejerías con competencias tan dispares como justicia, turismo, administración local, violencia de género o política migratoria, en manos del vicepresidente de la Junta, Juan Marín (Ciudadanos).

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O la de Hacienda, con las de energía e industria. Y hay competencias que PP y Ciudadanos gestionarán a cuatro manos, como son los casos de la Radio y Televisión de Andalucía y de la Dirección General de Comunicación Social, encargada de la publicidad institucional. Nadie pesará más que el otro en estas áreas.

Experiencia en gestión

“Quiero a gente con capacidad técnica, con experiencia de gestión y también con experiencia política para todos los asuntos relacionados con el Parlamento, y multidisciplinar”, afirmó el consejero de Educación y Deporte y exseleccionador de baloncesto, Javier Imbroda, antes de dirigirse a su nuevo despacho. Imbroda confía en que “algunos de la sociedad civil estén encantados de prestar un servicio público”.

Ciudadanos empieza a ser consciente de las dificultades para hacer fichajes. “Es estresante y agobiante”, reconocen fuentes de este partido. El propio presidente de la Junta recibió al menos dos negativas para entrar en su Gobierno y ha tenido que nombrar a tres diputadas del PP consejeras.

Los sueldos en la Administración autonómica son dignos, pero no altos, y la exposición pública es permanente. El presidente de la Junta cobra 66.230,16 euros brutos anuales; un consejero, 65.184,20; viceconsejeros y secretarios generales, 61.824,90; y directores generales, 55.812,16.

Al flamante consejero de Economía, Rogelio Velasco, se le ha oído decir: “Yo vengo a perder un pastón de dinero”. El que fuera primer marido de la actual presidenta del PSOE, Cristina Narbona, es un profesional de prestigio de la empresa privada y con una amplia experiencia docente. Lo primero que ha pedido es que todos los días esté en su mesa la prensa económica internacional.

Otro asunto que preocupa en Ciudadanos es la adaptación de sus cargos independientes. “La Junta de Andalucía es un mamotreto y esta gente proviene de la privada. Creen que puedes descolgar el teléfono por la mañana y por la tarde resolver un problema. La Administración es otra cosa, todo es muy lento, con muchos procedimientos”, aseguran las fuentes consultadas.

En el PP no se vive esa situación. Tiene músculo orgánico suficiente, gente en lista de espera y un banquillo amplio, más aún después de dejar el Gobierno de la nación. “Mi problema es otro. Tengo exceso de demanda”, aseguró una consejera popular.

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