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La estafa de sor Ángela al convento de clausura

Era administradora de las salesas en Vigo y será juzgada por el desfalco de 17.500 euros cuyo móvil es una incógnita

Monasterio de la Orden Visitación de Santa María de Vigo.
Monasterio de la Orden Visitación de Santa María de Vigo.Zarateman

Sor Ángela, una monja keniana de 37 años, había tomado los hábitos de la orden de las salesas decidida a pasar el resto de su vida apartada del mundanal ruido, bajo un estricto régimen monacal dedicado a la oración y meditación, siguiendo la Regla de San Agustín. Ingresó en 2006 en el monasterio de la Orden Visitación de Santa María de Vigo, uno de los 17 que tiene la congregación en España.

La monja convivía con otras ocho religiosas, la mayoría de avanzada edad y era la más joven del convento, un edificio histórico de la ciudad, construido en 1942 y uno de los pocos de clausura que quedan en Galicia. Enseguida se ganó la confianza de la madre superiora, y esta, después de darle unas cuantas clases de contabilidad, la nombró administradora bajo su supervisión. De esta forma, sor Ángela llevaba el control de los gastos del monasterio del que salía con frecuencia para ir a los bancos o hacer gestiones y papeleos.

Así transcurrieron 10 años hasta que un día la confianza en la administradora se truncó cuando faltaron 17.500 euros de las cuentas bancarias de la orden. Después de analizar toda la contabilidad se comprobó que en solo seis meses (entre noviembre de 2016 y mayo de 2017), sor Ángela no había dado cuenta de nueve cheques al portador que ella rellenó, firmó y cobró con cargo a los fondos del monasterio.

Cuando la superiora descubrió la estafa y ya cuestionaba la honestidad de su administradora al haberle falsificado su firma en los talones bancarios, la monja todavía intentó cobrar otro cheque pero ya no pudo hacerlo efectivo porque el banco ya estaba sobre aviso de sus intenciones.

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En el convento no daban crédito y pensaron que sor Ángela podía ser víctima de un engaño. Acorralada por la situación, seis días después de intentar el último desfalco, sor Ángela redactó una carta a su superiora en la que reconocía los hechos, pero sin aclarar el móvil ni devolver el dinero. Luego fue expulsada del convento.

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Días después trascendió otra supuesta fechoría de la monja en una farmacia de Vigo donde había pedido un donativo de 800 euros haciéndole creer a la dueña que iban destinados al convento o a familiares suyos necesitados.

La Fiscalía de Vigo abrió entonces una investigación y en junio de este año presentó escrito de acusación contra la monja keniana que sigue viviendo en Vigo, trabajando de empleada en una casa particular. El fiscal le imputa dos delitos, uno continuado de estafa y otro de falsificación de documento mercantil y pide para ella una condena de dos años y seis meses de prisión.

Además, la acusada tendrá que devolver los 17.500 euros a la Federación de Monasterios del Norte de España, con los intereses y las costas del juicio, y los 800 euros que le reclama la farmacéutica. Sor Ángela será juzgada este martes en Vigo y es posible que aclare si actuó sola o si contó con uno o varios cómplices. Según el testimonio de otras monjas, la acusada salió hablando por el móvil el día que abandonó el convento y oyeron que decía: “Me habéis engañado”.

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