España se resiste a pedir ayuda a Europa ante el desafío migratorio
El Ejecutivo español argumenta que lo que necesita de la UE es más fondos para los países de origen
España se resiste a solicitar asistencia europea para gestionar el desafío migratorio. Aunque las costas andaluzas se han convertido en la primera puerta de entradas irregulares por el Mediterráneo, el apoyo que recibe de Frontex, la agencia comunitaria de control de fronteras, es muy modesto, sensiblemente inferior al prestado a Italia y Grecia, los otros dos países más afectados por la crisis migratoria. El Ejecutivo español argumenta que lo que necesita de Europa es más fondos para los países de origen y tránsito de los flujos, no tanto apoyo en las llegadas de extranjeros sin papeles al litoral.
Ni el fin del verano ni los primeros compromisos de ayuda de Bruselas hacia Marruecos moderan —de momento— los flujos marítimos. Al elevado número de llegadas se ha sumado en los últimos días un elevado índice de mortalidad en la llamada ruta del Mediterráneo Occidental, que desemboca en España. Hasta finales de la semana pasada había arribado unos 54.000 extranjeros, un 146% más que en el mismo periodo del año anterior, según datos de la Comisión Europea. El 98% de las llegadas provenían de Marruecos. También el número de fallecimientos alcanza niveles desconocidos. En lo que va de año han muerto casi 600 personas en la ruta hacia España, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, dependiente de la ONU.
Pese a esta situación excepcional, el Gobierno español renuncia a pedir ayuda adicional a Bruselas, según confirman a EL PAÍS fuentes del Ministerio del Interior. El Ejecutivo entiende que la mejor política es reforzar la asistencia a Marruecos para prevenir las salidas —y ahí sí se ha empleado a fondo para que la UE desembolsase 140 millones de euros a Rabat— y no tanto las operaciones de Frontex.
Algunos expertos, tanto en España como en Bruselas, sugieren además que reforzar la vigilancia y el rescate en aguas mediterráneas acaba incentivando unos viajes cargados de riesgos. Preguntada por ese efecto llamada, una portavoz de Interior responde: “No existe un efecto llamada, existe un efecto huida. Y ese solo se mitiga mediante cooperación con los Estados de origen y de tránsito”.
Competencias reforzadas
Frontex, que ha visto reforzadas sus competencias en los últimos años para hacer frente a la creciente magnitud del desafío migratorio, da a entender que estaría dispuesta a ampliar sus operaciones en España. Pero solo puede hacerlo si el Estado lo solicita. “Estamos preparados para ofrecer a España asistencia adicional. Ya hemos ampliado nuestra operación Indalo en las costas, que antes era solo para verano y ahora es permanente. Estas cifras tan altas de llegadas, incluso después del verano, son preocupantes”, explica una portavoz de la agencia de control de fronteras de la UE, con sede en Varsovia.
Indalo cuenta con un despliegue de 170 agentes en la zona del mar de Alborán. También operan cuatro barcos y tres aviones para vigilar las costas. Cuando se avista alguna embarcación cargada de migrantes, se avisa a las autoridades pertinentes. Si están en territorio marroquí, se encarga la Marina Real de ese país. En caso contrario, debe acudir al rescate el barco que esté más próximo o el que pueda llegar en el menor plazo de tiempo. El desembarco se hace en las costas andaluzas, con lo que la responsabilidad del dispositivo de acogida recae sobre España.
Las cifras de esta operación palidecen cuando se comparan con otras misiones conjuntas de Frontex. Poseidón, centrada en las costas griegas, tiene desplegados a casi 600 profesionales que asisten a las autoridades griegas en el control, la identificación y el registro de los migrantes que arriban desde Turquía. Themis (heredera en Italia de la anterior operación Tritón) dispone de cuatro barcos, dos aviones, un helicóptero y 270 expertos, aunque Tritón ocupaba el año pasado a unos 600 en ese territorio. Precisamente el nuevo Gobierno italiano, que ha hecho del discurso populista en migración uno de sus estandartes, ha querido dar otra orientación a una misión que era esencialmente de rescate para centrarla más en frenar otro tipo de delitos, como el narcotráfico y el terrorismo. Y su despliegue es más limitado.
Sin compartir en absoluto la lógica antimigratoria italiana, España tampoco acaba de ver la pertinencia de aumentar unos medios que alientan a las mafias a transportar a más migrantes por las mayores garantías de que serán rescatados (aunque también salvan más vidas). Interior argumenta, además, que todo el trabajo de supervisión ofrecido por Frontex ya lo realizan la policía, la Guardia Civil y Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Fomento.
Más allá de la operación Indalo, ahora permanente, la agencia europea desarrolla otras dos estacionales. Se trata de Minerva, que ha empleado en verano a 80 agentes en la zona de Cádiz, y de Hera, con 50 profesionales, dos barcos y dos aviones en aguas próximas a las Islas Canarias y a Senegal.
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