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Sánchez reivindica la colaboración francesa en la “victoria” sobre ETA

El primer ministro español y el francés, Édouard Philippe, rinden homenaje a las víctimas en un acto solemne al que no acudieron Aznar ni Rajoy

Sigue en directo el acto de homenaje a las víctimas por el fin de ETA desde La Moncloa.Vídeo: reuters
Carlos E. Cué

Fue un acto sobrio, solemne, centrado en las víctimas, con los representantes de 16 asociaciones sentados en primera fila. Pero sobre todo ha sido una reivindicación de la colaboración francesa en la lucha contra ETA y del trabajo de todos los gobiernos españoles y franceses en los largos años de lucha contra el terror. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro francés, Édouard Philippe, se reunieron en La Moncloa con policías, guardias civiles, gendarmes franceses, jueces, políticos y víctimas con la idea de "dar visibilidad a la victoria" de la democracia española y francesa y de las propias víctimas frente a ETA. Fue, también una reivindicación del espíritu de la Unión Europea, en el que dos países vecinos intercambian toda la información para combatir al terrorismo.

"Rendimos homenaje a la colaboración y la cooperación entre países que luchan bajo el manto que arropa la misma causa, para dar visibilidad a la victoria, para rendir un homenaje profundo y sentido al triunfo de las víctimas", dijo Sánchez. La idea de la victoria se repitió varias veces. El Gobierno está especialmente interesado en que se consolide el relato de que la democracia venció al terror sin concesiones, al contrario de lo que quieren instalar desde algunos sectores de la derecha.

Sánchez reivindicó el trabajo de todos los gobiernos "y de todos los presidentes", pero mientras lo decía solo le escuchaban dos de ellos, los socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Mariano Rajoy y José María Aznar, claves en la lucha contra ETA, habían sido invitados pero decidieron excusar su presencia. Aznar, que tenía varios actos en Madrid, alegó motivos de agenda aunque envió una carta al embajador de Francia en España, Ives Saint-Geours, para reivindicar la importancia de la colaboración francoespañola en la lucha antiterrorista y trasladar su saludo al primer ministro.

Tampoco asistieron otros cargos institucionales que estaban invitados, como la presidenta del Congreso, Ana Pastor —que el domingo dijo que acudiría y finalmente no asistió— y el del Senado, Pío García Escudero, o el presidente de Madrid, Ángel Garrido. Por el contrario sí estaba el lehendakari, Íñigo Urkullu, el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, o el exministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba. 

Los partidos no fueron invitados, y por eso no estaba Pablo Casado ni ningún otro líder de las principales formaciones, pero sí Marimar Blanco, miembro de la cúpula del partido y hermana de Miguel Ángel Blanco, a quien el primer ministro francés se refirió expresamente como un ejemplo de ese "grito" que lanzó España contra el terrorismo y que también se escuchó en Francia.

El acto era el colofón simbólico a una entrega de material incautado por las autoridades francesas a la banda terrorista que ya se ha producido, de unos 8.000 efectos y documentos. Aunque ETA se ha disuelto, muchos de sus crímenes siguen sin esclarecer o están siendo juzgados y esta documentación puede servir para añadir pruebas o buscar imputaciones nuevas de algunos asesinatos.

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"En estos documentos se ve la ingeniería ruin de los terroristas, que les llevaba a poner una bomba debajo de la silla de un niño para causar más impacto. Estos archivos cuentan la historia de muchos hombres que arriesgaron su vida en Francia para combatir a ETA, o de mujeres como la jueza Le Vert, que le dedicó la vida a esta lucha", sentenció Philippe, que quiso recordar a Nicolás Sarkozy como hombre clave en la lucha contra la banda del lado francés y citó el libro Patria, de Fernando Aramburu, como un ejemplo para entender esa "violencia asesina y psicológica" que desplegaba ETA.

"Resistimos primero y al final ganamos desde el Estado de derecho y con el compromiso de la sociedad vasca y española", clamó Sánchez. El presidente insistió en que es muy importante que las víctimas tengan un papel muy destacado en el relato del final del terrorismo. "Esa narrativa les corresponde", insistió. Las asociaciones lo entendieron así y acudieron las más importantes, incluida la AVT, aunque algunas, Dignidad y Justicia, decidieron no asistir en protesta por el acercamiento de presos de ETA al País Vasco y Navarra. Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE, que sí fue al acto, contó a EL PAÍS que aprovechó para acercarse a Sánchez y explicarle que agradecía el homenaje pero que lo que realmente quieren las víctimas "es la foto de la disolución de ETA por parte de la policía, no esa cosa humillante de que se autodisuelvan. Queremos que detengan a Josu Ternera y los que queden, y así las víctimas tengan la fotografía del final de ETA que merecen". Sánchez se mostró receptivo, según Ordoñez.

"Nunca podremos entender totalmente a las víctimas, comprender que lo más difícil para ellos a veces es asumir que la vida puede seguir", clamó Philippe, que recordó que el terrorismo, ahora el yihadista, sigue actuando en Francia y en España y por eso la colaboración sigue siendo necesaria.

Para finalizar, Sánchez impuso la encomienda de la orden de Isabel la Católica a las magistradas Hèléne Davo y Laurence Le Vert, que actuaron como juezas de enlace y también tuvieron un papel clave en la lucha antiterrorista. El acto finalizó con un aurresku tradicional vasco que los asistentes contemplaron de pie.

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