Los 30 kilómetros que separan a un pueblo de Huesca del agua potable
Los vecinos de Plasencia del Monte se han visto obligados a comprar agua embotellada desde hace un año en una comarca con altos niveles de nitratos. Ahora, les han prometido una solución a corto plazo
Pagar todos los meses la factura de la luz y tener que usar velas o estar al día con la del agua y no poder beberla o cocinar con ella. Esto último es lo que le ocurre a los vecinos de Plasencia del Monte (una pedanía de 79 habitantes a tan solo 20 kilómetros de Huesca), que desde septiembre de 2017, cuando se declaró que no era apta para consumo humano, han tenido que recorrer unos 30 kilómetros para comprar agua embotellada a pesar de seguir pagando por el servicio. Después de casi un año, en la mañana de este martes el Gobierno de Aragón les ha prometido instalar como solución provisional unos depósitos portátiles.
"El origen de la contaminación está en el abono usado en los campos que se ubican encima de los acuíferos. Los nitratos que contiene se filtran y provocan que el agua que nos llega no sea recomendable para el consumo", comenta Rubén Tejada, presidente de la asociación de vecinos de Plasencia del Monte. En el tiempo que ha transcurrido desde que se declaró que no era potable, los habitantes de esta aldea han tenido que desplazarse a los establecimientos más cercanos para comprarla embotellada. "Teníamos que ir hasta Huesca o Ayerbe para poder comprarla, y aquí viven muchas personas mayores que no tienen medios para dar tantos viajes", declara. Además, cuenta que las fuentes del pueblo no están señalizadas, y los ciclistas y senderistas paran a llenar sus botellas de "un agua con niveles de nitrato que pueden acarrear problemas respiratorios, cardíacos y cancerígenos, y que es muy perjudicial para los bebés".
"Estamos indignados porque hemos pasado 11 meses pidiendo una alternativa provisional, y parece que ahora el Gobierno de Aragón lo ha arreglado en 24 horas", explica Rubén Tejada
En contra de lo que suele ocurrir en la mayoría de pueblos que sufren una situación similar, el camión cisterna solo ha aparecido una vez en Plasencia del Monte. "Vino cuando se declaró el problema. Y apareció porque los niveles de nitrato estaban por encima de lo recomendado por la OMS, así que echaron una cuba de agua potable al depósito para que la concentración fuera menor", afirma Tejada. La Organización Mundial de la Salud establece 50 miligramos de nitrato por litro como el nivel a partir del cual no es recomendable su consumo. En los informes realizados en mayo en Plasencia del Monte por el Instituto de Salud Pública del Gobierno de Aragón, la presencia de estas sales era de 77 miligramos por litro.
"Estamos indignados porque hemos pasado 11 meses pidiendo una alternativa provisional, y parece que ahora el Gobierno de Aragón lo ha arreglado en 24 horas", comenta el representante vecinal. Según Tejada, como medida a largo plazo se ha propuesto construir una planta de ósmosis: "Pero de esa forma tendríamos que acudir a recogerla a un lugar concreto y no se pondría remedio de forma definitiva". En señal de protesta, los afectados han convocado el próximo jueves 30 de agosto una concentración en la Plaza Mayor de Bolea para exigir "una solución al tema del agua y al abandono que sufren muchas infraestructuras de Plasencia", informa.
"Esta es una problemática común en la comarca de la Hoya de Huesca. Pueblos como Alerre, Chimillas o Banastás llevan ya muchos años igual y no es fácil eliminar estos nitratos", apunta Pedro Bergua, alcalde de La Sotonera —municipio al que pertenece Plasencia del Monte junto a otras seis pedanías más— . Según el regidor, desde la comarca se propuso en su día utilizar cisternas para rellenar el depósito: "Pero hacer esto conlleva un riesgo. Se vierte el agua por la mañana y por la tarde vuelve de nuevo la concentración alta de nitratos".
En estos 11 meses, los vecinos de Plasencia siguen abonando en su factura el impuesto de contaminación de las aguas del Gobierno de Aragón. "Te sientes totalmente impotente. Estamos pagando para depurar un agua que no pueden garantizar su abastecimiento porque desde el Instituto Aragonés del Agua dicen que no hay dinero", critica Bergua. Para el alcalde de La Sotonera, la solución tiene que venir desde el Gobierno de Aragón porque es quien tiene la capacidad técnica y económica. "Hay una falta de financiación desde la Administración para ofrecer un remedio. Los Ayuntamientos disponemos de los recursos que nos dan, y estamos hablando de una población que no llega ni a los 90 habitantes", apostilla.
El próximo 30 de agosto los afectados saldrán a la calle para pedir que de una vez arreglen este problema, aunque Rubén Tejada cree que la solución definitiva no llegará a corto plazo: "Por desgracia creo que esto va para largo".
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