Francia redobla el control de migrantes en Irún y dispara las devoluciones
Las instituciones vascas van a crear pequeños centros de acogida ante la avalancha de migrantes que no logran pasar a Francia
Las devoluciones de migrantes de Francia a España, apenas ponen un pie en la frontera gala, están batiendo todas las marcas. Si a lo largo de 2016 fueron unos 1.000 los devueltos, según fuentes policiales, y esa cifra ya había sido superada para agosto de 2017, en lo que va de verano de 2018 “el número se ha quedado pequeño”, aseguran desde SOS Racismo de Gipuzkoa y confirma un policía nacional español de la Unidad de Fronteras. "El año pasado fue muy duro pero este está siendo exagerado", describe. Los gendarmes deberían entregar a los migrantes irregulares a la brigada de Extranjería de la Policía Nacional, pero es tal la afluencia que la mayoría de las veces los abandonan directamente al otro lado de la frontera, denuncian todas las organizaciones consultadas.
El control de la gendarmería francesa en los pasos fronterizos de Irún, que incluye la estación del tren denominado coloquialmente el topo; el puente de Santiago, y la zona del peaje de Behobia y Hendaya, se ha ido reforzando desde que España y Francia redoblaron la alerta antiterrorista antiyihadista. “Con esa excusa los controles contra los migrantes y las devoluciones se han intensificado cada verano”, coinciden varias asociaciones humanitarias.
En la actualidad las autoridades francesas impiden el paso de cualquier subsahariano o marroquí que no vaya adecuadamente identificado. Según denuncian, no solo las asociaciones humanitarias españolas, sino también alguna francesa como La Cimade, los gendarmes no discriminan entre adultos y menores, vayan o no acompañados.
Las instituciones vascas han acordado crear pequeños centros de acogida para evitar que cada vez más migrantes tengan que dormir en las calles de Irún, Bilbao, en la estación de autobuses de San Sebastián, y en otras localidades en las que esperan hasta volver a intentarlo. Serán atendidos por miembros de la Cruz Roja. El objetivo es prolongar su estancia de los cinco días establecidos ahora, hasta las dos semanas sin que tengan que dormir en la calle.
Los migrantes llegan por carretera, -en coches, furgonetas y en autobuses de línea-, andando, o se trasladan desde San Sebastián hasta la frontera en el tren de vía estrecha, donde les esperan los gendarmes. “Los controles de la gendarmería son sistemáticos y en muchas ocasiones después de identificar a los migrantes los montan directamente en una furgoneta sin indicativos y los devuelven a España sin pasar por las autoridades españolas”, denuncia Peio Aierbe desde SOS Racismo de San Sebastián.
Según las organizaciones humanitarias y fuentes policiales, esa forma de rechazar a los migrantes y devolverlos a España no está recogida en el acuerdo de 26 de noviembre de 2002 entre Francia y España que regula las condiciones de “readmisión” de ciudadanos en situación irregular. Según ese acuerdo cada país “readmitirá en su territorio, a solicitud de la otra parte y sin formalidad alguna, a toda persona que no cumpla o haya dejado de cumplir las condiciones de entrada o de estancia aplicable” cita el acuerdo. La entrega ha de hacerse en las cuatro horas posteriores al paso de la muga, e incorpora un formulario de solicitud. Uno de los puntos de devolución de migrantes es el aparcamiento de la feria de muestras de Irún, Ficoba.
"Los rechazos sin garantías son absolutamente ilegales", denuncia Peio Aierbe desde SOS Racismo de San Sebastián, quien precisa que no se trata de controles rutinarios sino de una auténtica caza del migrante al que piden la identificación exclusivamente por su perfil étnico. "Al principio los devolvían en furgonetas sin indicativos pero ha habido ocasiones en las que los propios migrantes denunciaban que la furgoneta era de la gendarmeria, con sus indicativos oficiales", denuncian estas fuentes.
Para Aierbe, cerrar la frontera a cal y canto a quienes han llegado hasta Gipuzkoa después de mil sufrimientos no es un obstáculo definitivo. "Este tipo de actuaciones policiales lo que va a favorecer es que se creen mafias que te cobren para atravesar la frontera por otros puntos como Dantzarinea, Sara o por el monte, andando", advierte. Ahora las autoridades francesas fijan controles incluso en estaciones de servicio y áreas de descanso de las vías rápidas. pero casi siempre en las que enlazan Hendaya con Burdeos y París. "Las mafias saben que sería imposible controlas las decenas de pasos sin control que hay a lo largo de la muga entre los dos países", argumenta.
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