Interior mantiene el plan de retirar las concertinas en Ceuta y Melilla
Cinco inmigrantes, hospitalizados con cortes profundos en extremidades y tórax. Heridos siete guardias tras ser atacados con cal viva y ácidos
El segundo salto masivo de migrantes a la valla de Ceuta en menos de un mes ha acabado con 12 heridos, siete de ellos guardias civiles y los otros cinco, subsaharianos. Pero eso no modificará el plan del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de reemplazar las concertinas de esta frontera y la de Melilla por otro sistema menos lesivo. Mientras sindicatos policiales y asociaciones de guardias civiles critican la falta de medios para hacer frente a entradas como la de este miércoels —en la que 116 migrantes alcanzaron España—, fuentes de Interior reconocen dificultades para decidir qué reemplazará las cuchillas.
Fiesta en Ceuta y en Marruecos. Resuenan los rezos de los 2.000 musulmanes que, en la explanada ceutí de Loma Margarita, se entregan a la pascua del sacrificio cuando, a tres kilómetros, un suceso rompe el ambiente de celebración. En la frontera, 116 subsaharianos consiguieron este miércoles romper y cruzar la valla desde la zona marroquí. En su paso resultaron heridos siete guardias civiles y cinco migrantes. Con este nuevo asalto ya son 718 las personas llegadas por esta vía en menos de un mes y 1.316 las acogidas en el centro de estancia ceutí, que solo cuenta con 512 plazas. “Lo tenían planificado. Han aprovechado el rezo previo al sacrificio de los animales”, destacaba un agente. En ese momento, en torno a las 9.00, los migrantes accedieron a la ciudad autónoma a través de un punto fronterizo entre la Finca Berrocal y la zona de la ITV. Es el mismo lugar en el que el pasado 26 de julio hicieron lo mismo otros 602 subsaharianos.
Los de este miércoles formaban parte de un grupo de unas 300 personas que había avanzado por las colinas marroquíes hasta llegar a la frontera, según el relato de la Guardia Civil. Las fuerzas de seguridad del país norteafricano consiguieron frenar a una parte, pero no a todos. Los que lograron burlar a los agentes de Marruecos utilizaron para cortar, al menos en un punto, la doble alambrada y entrar en España.
El salto ha sido tildado de “violento” por la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), la mayoritaria entre los agentes. La Delegación del Gobierno precisó que los migrantes lanzaron “cal viva, ácido de baterías y excrementos” a los guardias civiles que custodiaban la frontera. De los siete agentes heridos, uno precisó atención hospitalaria. Algunos subsaharianos presentaban cortes, heridas y contusiones.
Asociaciones como AUGC llevan meses denunciando la escasez de efectivos en la valla. Ayer volvieron a reclamar que “se permita el uso de medios para el control de masas, como escudos que puedan repeler los productos que arrojan [por los migrantes], y material antidisturbios”. Los sindicatos policiales se han unido a las críticas. Desde Interior se recuerda que se enviaron 60 guardias civiles de refuerzo a cada ciudad, y un helicóptero en el caso de Melilla.
Todo mi apoyo a las #FCSE que están afrontando de forma ejemplar el desafío migratorio, especialmente a los agentes heridos hoy. El #Gobierno trabaja por el diálogo y la cooperación con países de origen y tránsito y por una gestión común, eficiente y humanitaria de la migración.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) August 22, 2018
La secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, ha enmarcado el salto en “una escalada que venía larvándose desde hace tiempo” debido al cierre de las rutas por el Mediterráneo oriental y central. La número dos de Interior ha insistido en que, como anunció Grande-Marlaska, el Gobierno lleva tiempo trabajando en “una alternativa a las concertinas” para que la valla fronteriza sea “mucho menos lesiva y mucho más efectiva en evitar los saltos. La valla pretende frenar los saltos, lo que se puede lograr sin que haya ese nivel de heridos cuando pasan”, ha asegurado.
Plan en estudio
Fuentes oficiales de Interior admiten que aún no hay fecha para que se produzca ese reemplazo. “Un equipo del ministerio aún está estudiando cuál es el mejor sistema para ello”, recalcan. Es aún el primer paso de un proceso que, reconocen, será largo, ya que una vez elegido y aprobado una partida de gasto para hacer frente a su compra e instalación, se requerirá el visto bueno de Marruecos. “Esto es un asunto bilateral y no se tomará una decisión sin consultarlo con Rabat”, añaden.
Otras fuentes de Interior consultadas se muestran más escépticos ante la posibilidad de encontrar a corto plazo un sistema realmente efectivo para reemplazar las actuales concertinas. “Llevamos 13 años buscando métodos menos lesivos y, hasta ahora, ninguno se ha mostrado realmente eficaz”, admite.
Esta fuente destaca que en este tiempo se ha instalado sin éxito una malla antitrepa con agujeros de tan sólo 1,3 por 1,3 centímetros para evitar que pudiera ser escalada; cables de acero dispuestos en lo que en la jerga policial se bautizó como “sirga tridimensional”; flejes en las vallas inclinados hacia la parte marroquí; vallas de seis metros de altura, y una fosa y doble alambrada de espino del lado marroquí. “Todos parecían infalibles y al poco tiempo se convertían en simples obstáculos que los migrantes superaban con un poco de ingenio”, se lamenta.
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