Macron y Sánchez se conjuran para aliviar el problema migratorio
El presidente francés llega a Madrid tras la propuesta de Bruselas de financiar los centros controlados para inmigrantes
París y Madrid se conjuran para responder al problema migratorio. Emmanuel Macron llega hoy a Madrid tras la propuesta de Bruselas de financiar los centros controlados para inmigrantes. Ese será uno de los asuntos clave del encuentro entre el presidente francés y Pedro Sánchez: París espera que Madrid “se interese” por esa posibilidad (que surgió de un encuentro entre ambos mandatarios en junio) a cambio de “una propuesta de financiación bastante completa”.
Bruselas propone que los Estados dispuestos a acoger a personas desembarcadas en cualquier punto de la UE reciban 6.000 euros por migrante. Con esta propuesta, de carácter voluntario, la Comisión Europea intenta aplacar el malestar en los países del sur —Italia en particular— por la gestión de la migración que llega hasta sus costas. El Ejecutivo comunitario prevé financiar los llamados centros controlados para evaluar con celeridad a los recién llegados. Los socios europeos ven con recelo esa propuesta: los Veintiocho pidieron ayer más detalles de la misma.
Ese plan y el repunte de la migración que llega por la ruta del Mediterráneo occidental serán uno de los asuntos fundamentales de la visita de Macron a España. Fuentes del Elíseo subrayan que casos como el del buque Aquarius demuestran que la cooperación entre ambos países funciona bien. “Y sin embargo no es viable tener una cooperación solo caso por caso”, subrayan las fuentes consultadas en París y Madrid. “Hay que buscar fórmulas más estables”.
El Elíseo celebra la “estrecha relación” entre Macron y Sánchez en temas como la migración y la reforma de la UE: “Existe una convergencia casi total”.
Tras una reunión maratoniana, los líderes de la UE acordaron a finales de junio un acuerdo para buscar vías de solución al problema migratorio, que permitieron salvar la cara a la canciller Angela Merkel (en medio de una formidable presión en Berlín) y el rechazo del grupo de Visegrado (los socios del Este) a los continuos llamamientos de los países del Sur para una mayor solidaridad. El pacto incluía la puesta en marcha de un sistema voluntario de centros controlados en territorio de la UE, pero dejó para más adelante una reforma del sistema de asilo.
La presión migratoria ha caído a plomo desde los máximos de 2015, y sin embargo varios socios han desatado una crisis política, con declaraciones cada vez más subidas de tono y una división muy acusada.
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