Francia eliminará el término raza de la Constitución
Ninguno de los diputados presente votó en contra de la medida, impulsada para afirmar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley
La primera modificación de la reforma constitucional que impulsa el presidente Emmanuel Macron ya está aprobada. Su simbolismo, en un momento de renovado repliegue nacionalista y de avances en la igualdad de géneros, es notable. La Asamblea Nacional adoptó el jueves por unanimidad de los diputados presentes, cambiar el artículo primero de la ley fundamental para eliminar un término muy cargado históricamente y cuestionado por la ciencia, y al mismo tiempo reafirmar la igualdad de hombres y mujeres ante la ley.
El texto actual del artículo primero comienza así: “Francia es una República indivisible, laica, democrática y social. Garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin distinción de origen, de raza o de religión”. El texto enmendado dirá: “Francia es una República indivisible, laica, democrática y social. Garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin distinción de sexo, de origen o de religión”. Votaron a favor los 199 diputados presentes. Ninguno votó en contra.
La enmienda entrará en vigor siempre que la reforma constitucional se apruebe en su integridad. La reforma contempla, entre otros puntos, una mención a la especificidad de la isla de Córcega, además de la supresión del Tribunal de Justicia de la República, que juzga a miembros del gobierno por crímenes y delitos cometidos durante sus funciones. Irá acompañada de una reforma legislativa para reducir en un 30% el número de parlamentarios y limitar a tres sus mandatos.
La controversia sobre el uso de la palabra raza no es nueva. Tras la Segunda Guerra Mundial, los fundadores de la IV República proclamaron en la Constitución de 1946 que “todo ser humano, sin distinción de raza, de religión ni de creencia, posee derechos inalienables y sagrados”. Los redactores de aquella Constitución recordaban que esta se aprobaba “tras la victoria lograda por los pueblos libres sobre regímenes que esclavizaron y degradaron a la persona humana”. La lucha contra el racismo era la prioridad, aún a riesgo de aceptar la existencia las razas. La Constitución de 1958, que fundó la vigente V República, retomó el término.
El debate, durante años, ha sido cómo eliminar un término científicamente erróneo pero que describe la realidad factual, la del racismo. Durante la campaña electoral de 2012, el entonces presidente, Nicolas Sarkozy, criticó la propuesta de su rival, François Hollande, para eliminar la palabra de la ley fundamental. “El día que suprimamos la palabra racismo, ¿habremos suprimido la idea? ¡Es absurdo!”, dijo. “El problema no es la palabra, es la realidad”.
La raza, según este argumento, es más una construcción cultural que un hecho científico, pero no por esto debe dejar de considerarse. En países como Estados Unidos se asume la existencia de razas y esta figura en el censo. En Francia, es casi tabú referirse a este término en la vida pública: la República trata a las personas como ciudadanos, independientemente de su comunidad o grupo de origen.
El argumento principal contra la palabra raza y a favor de la palabra sexo en la Constitución lo planteó en la Asamblea Nacional el diputado Jean-Christophe Lagarde, del pequeño partido centrista UDI, responsable de la enmienda adoptada. El término sexo se introduce, según su justificación de la enmienda, para “afirmar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin discriminación entre hombres y mujeres”. La palabra "sexo" aparecía en al artículo sobre el derecho de voto de los mayores de edad de "ambos sexos". El término raza se suprime porque “científicamente está infundado” y “jurídicamente es inoperante”.
Lagarde subrayó, en su intervención, la ausencia de los diputados de la extrema derecha durante las discusiones en comisión y durante el voto. “Lo quiero decir”, añadió “porque es justamente de estos bancos de los que que las tesis racistas han emergido siempre, buscando hacerlas científicas, buscando enseñarlas, buscando promulgarlas política y filosóficamente”.
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