El ‘caso Cifuentes’ frena el plan del PP para hacer frente a Ciudadanos
Rajoy no logra reactivar al partido con nuevas propuestas en la convención de Sevilla
El PP cerró este domingo su convención nacional sin lograr el impulso que buscaba para afrontar el reto electoral de Ciudadanos en las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019. Todas las propuestas programáticas del cónclave quedaron diluidas por la tormenta del caso Cristina Cifuentes, que monopolizó la cita con intervenciones diarias para reiterar su versión de cómo obtuvo su máster. Tras apoyarla la víspera, Mariano Rajoy cambió de registro: no la mencionó en su discurso y se centró en arengar a los suyos para hacer frente a Ciudadanos.
“Salid a la calle con la cabeza bien alta”, ha pedido Rajoy a los cargos populares congregados en Sevilla. Con la lucha contra el independentismo y la crisis económica como banderas, el presidente acotó los capítulos de mayor calado en su obra de gobierno para subrayar las diferencias entre el PP — “que cumple lo que promete y no compromete lo que no puede cumplir”— y Ciudadanos —“los inexpertos lenguaraces”. Fue un intento de reactivar a las bases populares frente al auge de su rival. Una apuesta por buscar “un revulsivo” frente a encuestas desmoralizantes como la de Metroscopia, que ya sitúa al PP como segunda fuerza, a ocho puntos de la de Albert Rivera. No funcionó.
Para sorpresa de la organización, Cifuentes había decidido hablar antes que Rajoy —como en las dos jornadas previas— alterando el programa previsto y desviando la atención de los intereses generales del partido a los particulares de la presidenta de Madrid.
Esa fue la dinámica de la convención. Como adelantó EL PAÍS, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, anunció una ley contra la violencia en la infancia. La diputada Mari Mar Blanco también abogó por reformar la de víctimas del terrorismo para mejorar sus prestaciones y ayudas. El ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, ofreció al PSOE subir el gasto educativo al 5% del PIB para que los socialistas volvieran a la mesa en la que se negocia un pacto nacional en la materia. Y el candidato del PP a la presidencia de la Junta, Juanma Moreno, anunció un plan de rebajas fiscales y reformas para crear 600.000 empleos.
Sin embargo, esas y otras propuestas, destinadas a apuntalar el voto del electorado conservador frente a Ciudadanos, apenas tuvieron eco. Acabaron devoradas por el agujero negro del caso Cifuentes, que se convirtió en el centro de todas las conversaciones. En consecuencia, dirigentes del máximo peso en el partido vieron en la convención una oportunidad perdida, e incluso ironizaron con su interés desde el primer día: “Habría que haberla inaugurado y clausurado al mismo tiempo”.
El escándalo por cómo obtuvo el máster la presidenta de Madrid estalló en el peor momento. El PP buscaba cerrar filas, renovar su programa y transmitir unidad para afrontar retos tan trascendentales como el de la negociación de los Presupuestos; el del independentismo catalán; y el de las elecciones de 2019. La polémica, además, seguirá marcando la agenda del partido en los próximos días.
El precedente de Murcia
Al mediodía de hoy se cumple el plazo de 48 horas dado por Ciudadanos al PP para apoyar una comisión de investigación sobre el caso en la Asamblea de Madrid. Independientemente de lo que haga la formación conservadora —que pide conocer los detalles del proyecto para asegurarse de que se ajusta al reglamento—, el plazo vencerá con el partido de Rivera enfrentado a una disyuntiva. O permite la continuidad de Cifuentes, o da su decisivo apoyo a la moción de censura que patrocinan el PSOE y Unidos Podemos.
Así, el líder de Ciudadanos en Madrid, Ignacio Aguado, intentó este domingo abrir un tercer escenario. El PP, dijo, debe respaldar la comisión “si quiere conocer la verdad”; y si no lo hace “debe buscar un candidato alternativo”.
Esa vía intermedia fue la que empleó Ciudadanos en Murcia para conseguir que el PP prescindiera del presidente Pedro Antonio Sánchez —imputado en los casos Púnica y Auditorio— y le sustituyera por Fernando López Miras. Pero para lograrlo, la formación de Rivera se sumó oficialmente a la moción de censura de la izquierda. Un paso que aún no ha dado en Madrid, y que es imprescindible para que el PP tome una decisión inmediata sobre el futuro de Cifuentes. La línea roja que ha aplicado hasta ahora Rajoy en estos casos es conocida: aguantar y aguantar... hasta que aguantar ponga en peligro el Gobierno.
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