_
_
_
_

¿Cómo describirías tu día hoy? Los países más positivos no son los que crees

Pew Research ha hecho esta pregunta a 42.000 personas, con resultados llamativos: más personas dicen que su día fue bueno en lugares pobres. ¿Son más felices?

Kiko Llaneras

¿Cómo describirías tu día hoy? ¿Ha sido un día típico, un día particularmente bueno, o uno malo? Pew Research ha hecho esta pregunta a 42.000 personas de 38 países, con resultados sorprendentes. Los lugares donde más personas calificaron su día como bueno son Nigeria, Colombia, Ghana y Brasil. Los lugares donde menos gente dice lo mismo son España, Polonia y Japón.

Comparemos Colombia y España. La mayoría de los españoles dice que su día es típico y solo un 15% lo describe como particularmente bueno. En Colombia es al revés: El 61% describe el día como bueno. Esa diferencia entre Colombia y España la podemos generalizar por continentes. La mayoría de europeos califica sus días como normales, mientras que en África y Latinoamérica son mucho más positivos al responder.

Es llamativo que haya más "días buenos" en países pobres. Todos los países que superan el 40% de "días buenos" tienen un PIB inferior a los 20.000 dólares por habitante. La única excepción es Estados Unidos. Esta paradoja se repite con otras características que solemos considerar negativas: los países con más "días buenos" son países con menos esperanza de vida, más desigualdad de renta, peor educación y menos redes de apoyo familiar.

Qué países son más felices

¿Podemos decir entonces que la gente es más feliz en los países más pobres o más desiguales? En realidad no. Para medir la felicidad suelen usarse otras preguntas, más precisas o por lo menos mejor estudiadas, que arrojan resultados menos chocantes.

Un ejemplo lo ofrece el World Happiness Report de Naciones Unidas. El estudio mide la felicidad con una pregunta sobre bienestar subjetivo: piden a los entrevistados que evalúen su vida como buena o mala, en una escala de cero a diez, pensando en los peldaños de una escalera.

Este bienestar subjetivo sí tiene una relación positiva con la renta. En los países más ricos la gente es más feliz. En muchos países europeos las personas se colocan de media por encima del séptimo escalón. En cambio, en la mayoría de países de África la media no llega al quinto peldaño.

Los datos de felicidad del WHR siguen mostrando diferencias por regiones. Por ejemplo, muchos países de América —como Honduras, Costa Rica, Ecuador, Colombia, Brasil o México— son más felices de lo que les correspondería según su riqueza. Basta comparar Guatemala y Ucrania en el gráfico: la gente se declara mucho más feliz en el país centroamericano, aunque los dos países tienen rentas parecidas.

Medida de esta forma, la felicidad sí se relaciona con muchas cosas que solemos considerar positivas. ¿Cómo son los países más felices? Son lugares más ricos, donde las personas viven más, tienen mejor salud, van a la escuela, son más libres, reciben rentas menos desiguales y cuentan con mejores redes de apoyo familiar o social. En la página de Our World in Data ofrecen muchos más datos sobre estos factores.

¿Cómo explicar entonces la paradoja de los buenos días que vimos al principio? Una posibilidad es que los países más prósperos sean más exigentes y describan días buenos diciendo que son días típicos. Además, habrá seguramente diferencias culturales que influyen en las respuestas de la gente en cada país. La pregunta de Pew es la primera que usan en sus encuestas, casi como una forma de saludo, y quizás muchos entrevistados la responden con fórmulas educadas y automáticas. Puede pasar como cuándo alguien te pregunta cómo estás, que en realidad no espera una respuesta verdadera: es una convención responder que estás bien en cualquier caso. Si hacéis la prueba de responder diciendo "normal", la otra persona se quedará desconcertada.

Por último, es posible una tercera explicación: la pregunta sobre tu día podría estar capturando (en parte) otro tipo de felicidad más escurridizo. Hay dos formas de preguntar a alguien por su felicidad. La primera es pedirle que evalúe su satisfacción o su bienestar, como en la pregunta de la escalera. La segunda es interrogarle por el estado de ánimo que experimenta en momentos concretos. En el WHR para medir esa felicidad preguntan a los entrevistados por sus experiencias positivas del día anterior: ¿sonrieron? ¿se sintieron contentos o felices durante gran parte del día?

Las respuestas sobre estas dos felicidades no son iguales. Las personas experimentamos la felicidad de una forma y la evaluamos de otra. El bienestar valorativo, como vimos antes, se encuentra muy correlacionado con la riqueza y la esperanza de vida. Las personas de países más pobres tienden a evaluar su vida peor cuando piensan sobre ella. Pero esa correlación es mucho más débil con la felicidad experimentada: la gente en países (relativamente) pobres experimenta la misma alegría y se ríe tanto como en países más ricos. Por eso las diferencias de felicidad entre países se ven más grandes con la métrica valorativa que con la métrica experiencial.

Algunas personas argumentan que la felicidad experimentada funciona como un termostato, que tiene altibajos, pero es un sistema en equilibrio, como los mecanismos que regulan nuestra temperatura corporal o la sensación de hambre. Eso tendría ventajas e inconvenientes. La parte buena es que las personas seremos capaces de encontrar alegrías incluso en circunstancias complicadas. La parte mala, a cambio, es que no es posible ser feliz continuamente, aunque tengas motivos: cuando todo lo importante te vaya bien, te amargarán con cosas pequeñas.

Síguenos en Twitter y en Flipboard

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_