Las falsas excusas del independentismo
Los líderes separatistas aventuraban desde hacía tiempo una reacción contundente del Gobierno, pese a que ahora lo niegan
Las previsiones del independentismo se han demostrado falsas en múltiples ámbitos. Así ha quedado probado en el "todo a punto" de las denominadas "estructuras de Estado", en el reconocimiento internacional que daban por garantizado o en la confianza del mundo empresarial y financiero. El pretexto para justificar ahora ante sus votantes la fallida independencia es que el Govern y sus partidos no preveían la acción judicial y policial del Estado, acusando al Gobierno de una violencia y acciones propias de un régimen autoritario. Sin embargo, lo cierto es que desde 2016 los líderes soberanistas prometieron hasta la saciedad que, hicieran lo que hicieran los poderes del Estado, la secesión estaba garantizada si el resultado del referéndum ilegal del 1-O era favorable a ello.
Las detenciones de los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium y las de los exconsejeros del Ejecutivo de Carles Puigdemont han sido recibidas con sorpresa por parte del independentismo, pero el mismo expresident afirmó en 2016 en entrevistas con el diario Die Welt y con la agencia Bloomberg que contemplaba ir a prisión: "Estoy dispuesto a llegar hasta el final, aunque tenga que pagar ese precio". Jordi Baiget, hasta julio de este año consejero de Empresa y Conocimiento, aseguró por entonces que estaba dispuesto a ir a prisión pero no a perder su patrimonio; la entrevista, en la que Baiget realizó estas declaraciones cuestionando la vía unilateral supuso su cese. Su sustituto, Santi Vila —hoy crítico con la falta de preparación del Gobierno catalán para aplicar la independencia—, dijo el pasado septiembre en un mitin que estaba preparado para ser encarcelado: "En los próximos días nos pueden detener o ir a prisión, y estoy dispuesto a asumirlo". También hubo manifestaciones públicas contemplando que se producirían las acciones judiciales y la aplicación del artículo 155. Puigdemont dijo en septiembre a La Vanguardia: "Tenemos el deber de imaginar todo lo que esté en el radar de las posibilidades de actuación del Estado". El exconsejero de Sanidad Toni Comín confirmó en agosto en la Universitat Catalana d'Estiu que el Estado preparaba la vía penal y "reprimir el referéndum". El diputado de ERC Joan Tardà ya apuntaba en abril de 2016 a que el Estado había optado por "la violencia judicial", "pero todo depende de nosotros", dijo.
Las cargas policiales del 1-O también parecían previstas por los referentes soberanistas. El expresidente Artur Mas dijo en febrero: "Debemos tener un esquema de movilización organizada que haga muy difícil al Estado impedir el referéndum o que sea enorme el precio que tenga que pagar para impedirlo". Comín suscribió esta valoración en una entrevista en el diario Ara: "El Estado tendrá que reprimir y la gente no se quedará en casa". El dirigente de la CUP Quim Arrufat explicó en septiembre de 2016 que la "represión" era el objetivo: "Hay que hacer entrar en contradicción antidemocrática al Estado y que tenga que recurrir a algún tipo de fuerza legal o fuerza bruta [...]para que tenga que reprimir, si quiere reprimir, hasta las últimas consecuencias".
La tesis de tenerlo todo bajo control, ahora negada, se mantuvo hasta octubre. En una conferencia en Bruselas del 18 de octubre, el exconsejero de Exteriores Raül Romeva afirmó: "Haga lo que haga el Estado, nosotros no cederemos; no tenemos alternativa". Los actos de propaganda previos al 1-O fueron prolíficos en prometer la creación de la república catalana hiciera lo que hiciera el Gobierno. El exportavoz de la Generalitat Jordi Turull dijo 10 días antes de la aplicación del 155: "El Estado nos plantea los siguientes términos: o rendición o tirar adelante. Obviamente la rendición no forma parte de ninguno de los escenarios de este Gobierno. El compromiso con el mandato del 1-O es absoluto, es total. [...]Puedo asegurar que ni nos detendremos ni nos pararemos a ver cómo ocupan las instituciones catalanas". El exconsejero del Interior Joaquim Forn apuntó en un mitin del 21 de septiembre, un día después de las detenciones del 20 de septiembre contra el operativo de la consulta: "Depende de nosotros ganar y conseguir nuestro sueño de la independencia". El diputado Antoni Castellà, aquel mismo día, afirmó: "Esto solo depende de nosotros. Tenemos una oportunidad histórica". Y el 20 de septiembre, el presidente de Òmnium Jordi Cuixart tuiteó: "El Estado asalta nuestras instituciones y llegará hasta donde le dejemos".
Las bravuconadas han sido constantes. Puigdemont advirtió el pasado julio que el Estado solo podría impedir la independencia con una propuesta mejor. El exconsejero de la Presidencia Francesc Homs auguró en febrero que, si había "una respuesta penal a un proceso pacífico y democrático, sería el fin del Estado español". El 14 de septiembre, en el mitin de Tarragona que dio inicio a la campaña del 1-O, la líder de ERC Marta Rovira apuntó que tenía un mensaje para los que cada día hacen reconsideraciones, amenazas, anuncios catastróficos: "El camino hacia la república catalana no tiene retorno".
Todo bajo control
Las garantías de tenerlo todo bajo control hiciera lo que hiciera el Gobierno de Rajoy fueron constantes también durante 2016. Tardà fue especialmente redundante en ello. En mayo de aquel año afirmó: "Si no nos cagamos, ganaremos. Si nos acobardamos y traicionamos a la ciudadanía, perderemos. Por primera vez en la historia todo depende de nosotros, por primera vez lo que pase en Madrid será secundario. Nos lo pueden dificultar, pero todo depende de nosotros"; y en febrero de 2016, en La Xarxa TV, dijo de forma vehemente: "Por primera vez en 200 años todo, todo, todo, solo depende de nosotros".
Tardà no ha sido el único en ERC que se sumó al eslogan del todo depende de nosotros. Lo utilizó Santi Vila en 2016 y la diputada republicana en el Congreso Teresa Jordà, que en abril de aquel año dijo que nada dependía del Estado español: "Solo depende de nosotros y de nuestro empeño en construir una república catalana". La portavoz republicana en el Senado, Mirella Cortès, escribió el pasado junio: "Cada día más cerca. Nadie nos detendrá. Ni las amenazas de Rajoy ni nada".
ERC hará un recuento de los votos propio
Esquerra Republicana teme un "pucherazo" en las elecciones catalanas del próximo 21 de diciembre y por ello reforzará el recuento propio que suele hacer en las votaciones. Así lo explicó ayer el portavoz y jefe de campaña de los republicanos, Sergi Sabrià. "No vamos a renunciar a ninguna garantía que tengamos a nuestro alcance", dijo.
El partido ya cuenta con unos 14.000 apoderados, muchos ajenos al partido y que se han inscrito a través de una página habilitada para este fin. ERC espera poder tener un representante en cada una de las más de 8.000 mesas. "Tendremos todas las actas a través de una aplicación y de un centro de datos que nos permitirá hacer un recuento en paralelo para evitar cualquier sospecha", agregó Sabrià. ERC prevé gastar 1,8 millones en la campaña
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