Las barreras del idioma y el desempleo condicionan la integración de los refugiados sirios en España
El 37% de los llegados en lo que va de año eran niños, en su mayoría menores de 12 años
Los refugiados sirios que han solicitado asilo en España tras varios años huyendo de la guerra perciben que están en un país que puede garantizar sus derechos humanos y que se parece a Siria, en cuanto a cultura y clima, por lo que contemplan la posibilidad de quedarse. Su integración en la sociedad, sin embargo, se ve condicionada por las dificultades que hallan a la hora de aprender el idioma y encontrar trabajo, una de sus mayores preocupaciones según el informe de la ONG Reach presentado este miércoles en la Casa Árabe de Madrid.
El estudio está basado en 60 entrevistas a refugiados sirios que llegaron a España entre 2015 y 2017, de los que 15 llegaron a través de los programas de reubicación y reasentamiento, mientras que los otros 45 ingresaron a través de Melilla por sus propios medios. En la presentación han participado también representantes de Cruz Roja y del Servicio Jesuita a Migrantes, de los organismos internacionales ACNUR y OIM y de la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio.
De los encuestados llegados vía reasentamiento (desde campos de refugiados situados principalmente en Turquía) ninguno tenía el objetivo de llegar a España ni a Europa cuando abandonaron su país, sino que pretendían establecerse en países vecinos a Siria, ya que veían mayores posibilidades de encontrar empleo y albergaban la esperanza de volver a su país, desangrado tras seis años de guerra civil. En el caso de los reubicados desde otros países europeos, principalmente Grecia, solo uno de cada tres tenía la intención de llegar a Europa.
Los que llegaron a España por sus propios medios lo hicieron desde países del norte de África a los que llegaron en un inicio con la intención de asentarse en ellos, sobre todo en Argelia y en menos medida Marruecos. Sin embargo, las restricciones impuestas por estos países a partir de 2015 en la concesión de permisos de residencia les abocó a una situación de vulnerabilidad social y explotación laboral que les llevó a embarcarse en el viaje a España a través de Melilla.
Todos los encuestados debieron recurrir a pasadores ilegales para cruzar la frontera entre Marruecos y Argelia. Los que no tenían dinero suficiente para pagar esta ruta, que conocían por la información que les proporcionaban personas conocidas, optaban por viajar a través del Sáhara, a través de Mali y Mauritania para llegar a la ciudad autónoma. Estas travesías son descritas como las más traumáticas por los refugiados, que sufrían atracos, explotación y extorsiones de los pasadores que incrementaban los precios a medio camino.
Todos los entrevistados descartaban el paso por Libia debido a que conocían la convulsa situación de este país. Al llegar a la frontera de Melilla, el estudio señala que los sirios se han encontrado problemas de separación familiar y violencia policial. Una vez en España realizan la solicitud de asilo e ingresan en el CETI. Allí muchos afirman sentirse desanimados debido a las condiciones de este centro y a la incertidumbre al no saber cuándo podrán salir, con lo que sus expectativas de su vida en España decaen, según ha precisado Marta García, oficial de Protección del ACNUR.
El informe denuncia además la falta de información que tienen los sirios respecto a las posibilidades de viajar de forma legal como refugiados a España o a cualquier país europeo y solo disponen de ella cuando viven en campos de refugiados o por los puntos de llegadas a Grecia e Italia.
El 37% son niños y niñas
Los sirios comenzaron a alcanzar España en mayor número a partir de 2013 y desde 2014 más de 14.200 han llegado al país solo por Melilla. El pico más alto se alcanzó en 2015, con 7.150 personas, pero la cifra fue decayendo, según García, porque comenzaron a encontrar "problemas" para cruzar desde Marruecos. El 37% de los 1.750 llegados en lo que va de año son niños, en su mayoría menores de 12 años. La jefa de misión de la OIM, María Jesús Herrera, ha dado algunas cifras más sobre los refugiados reasentados y reubicados a España, que son poco menos de 2.700.
Sobre el problema del aprendizaje del idioma, Amer Hijazi, presidente de la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio, ha recalcado que afecta mayoritariamente a los adultos, ya que la escolarización de los más pequeños ha tenido un buen desarrollo. "Los refugiados que en tres o cuatro años en España no saben decir una frase entera son un porcentaje muy alto", ha asegurado. Sobre todo se trata de personas mayores que no prestan atención al castellano convencidos de que pronto volverán a su país.
"Su día a día aquí es ir al ACNUR o ir a la Asociación o a la Iglesia o a la Mezquita pidiendo ayuda. Y cada día tienen más dificultades. Cuando estás pidiendo de un lado para otro y te dicen que no, pierdes tu dignidad. Es algo que nadie debería perder. Algo está fallando", ha sentenciado.
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