Incautados 290 kilos de cocaína ocultos en un contenedor de naranjas en Algeciras
La policía desarticula la organización y detiene a ocho personas
Era un negocio ruinoso y carente de lógica: dos contenedores de naranjas llegados al Puerto de Algeciras (Cádiz) desde Brasil, pese a que estas estaban declaradas como no aptas para su comercialización. La sospecha de los agentes de Aduanas quedó despejada tan pronto inspeccionaron la mercancía. Ocultos entre los cítricos había 290 kilos de cocaína, distribuidos en 250 paquetes. La investigación, realizada de forma conjunta por el Cuerpo Nacional de Policía y la Agencia Tributaria, ha permitido desarticular la organización criminal que transportaba la droga hasta España y detener a ocho presuntos implicados en Murcia.
Pese que el descubrimiento de la droga encendió todas las alarmas, la investigación había comenzado antes del hallazgo, tal y como explica la policía en un comunicado. Agentes de la Udyco (Unidad de Drogas y Crimen Organizado) tanto en Madrid como en Algeciras iniciaron sus pesquisas al tener conocimiento de la existencia de empresas que, en apariencia, se dedicaban a la importación de fruta desde Sudamérica (en concreto, productos cítricos). Sin embargo, los investigadores sospechaban que dichas compañías solo eran la tapadera empleada “por diferentes organizaciones criminales de narcotraficantes para introducir en nuestro país considerables cantidades de cocaína”, como explican fuentes policiales.
La sospecha permitió activar una investigación conjunta entre agentes de la policía y de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en Algeciras. Cuando ambos equipos estaban ya inmersos en los trabajos de análisis de la documentación de contenedores desde Sudamérica a Algeciras, se consigue identificar dos cargas que estaban paralizadas, a la espera de los resultados del análisis de laboratorio de Sanidad en Algeciras.
Los investigadores recelaron de la carga ya que en los dos contenedores la mercancía declarada eran naranjas que, según las pruebas, no eran aptas para su comercialización. Pese a ello, la empresa importadora seguía empeñada en continuar con el trámite normal para sacar la mercancía del puerto, a pesar de que los gastos del transporte de la fruta desde Brasil iban a ser muy superiores a los beneficios que podrían obtener. Aparentemente, “se trataba de un negocio totalmente ruinoso y carente de toda lógica comercial”, como reconoce la policía.
Por ello, los agentes decidieron inspeccionar la carga con detenimiento para descubrir que las naranjas no aptas para su comercialización solo eran una tapadera para poder introducir la cocaína en España. De hecho, la droga se hallaba escondida dentro de las propias cajas que contenían la carga legal declarada. Los investigadores descubrieron hasta 250 paquetes con un peso total aproximado de 290 kilos. Para despistar ante una previsible inspección, todos los paquetes estaban impregnados de una sustancia amarilla, al parecer mostaza, con la intención de dificultar una posible inspección.
Tras el descubrimiento de la cocaína, la investigación, aún en curso, ha hecho posible la detención de ocho personas en Blanca (Murcia). De ellos, siete son españoles y uno es de origen senegalés. Según la hipótesis que bajara la policía y la Agencia Tributaria, los detenidos eran los encargados de recibir la mercancía en España. Los ocho implicados ya han pasado a disposición de la titular del Juzgado de Instrucción de Guardia de Cieza (Murcia). De hecho, la policía ya da por desarticulada a “una de las organizaciones nacionales más activas en la importación, transporte y distribución de droga”.
No es la primera vez que en el Puerto de Algeciras, uno de los puertos con mayor actividad de mercancías de España, agentes de la policía y de Aduanas descubren contenedores con droga en su interior. Durante el pasado año, en Andalucía, la Agencia Tributaria incautó más de 3.600 kilos de cocaína, casi un tercio del total nacional y el triple de lo incautado en 2015. Habitualmente, las mafias suelen emplear la técnica del gancho ciego o perdido por el que esconden la droga en el interior de transportes legales de mercancías. Para ello, dejan los paquetes almacenados justo a la entrada del contenedor para que, una vez llegado a España, un tercero pueda romper el precinto, sacar la droga y volver a colocar un nuevo precinto falsificado.
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