La presa navarra en la que ‘brotan’ armas de guerra
Cuatro pistolas, probablemente de la Guerra Civil, aparecen en el río Bidasoa, al lado de donde hace dos años se encontraron varios cañones de ametralladora de la misma época
El guarda forestal del puesto de Bidasoa-Leitza, en el norte de Navarra, estaba hace dos semanas inspeccionando una presa recién vaciada cuando vio algo blanco que llamó su atención cerca de la orilla. Le pareció un salmón atrapado y se acercó a comprobarlo. Falsa alarma, era una bolsa de plástico alargada. Ya que estaba allí, siguió andando unos metros más arriba y, entonces sí, encontró el gran hallazgo: un saco de jamón de Guijuelo que guardaba dentro una caja de hojalata de alfajores argentinos de 1964 y, en el interior de esta, nada menos que cuatro pistolas y varios cargadores de hace aproximadamente un siglo. “Llamé inmediatamente a la Guardia Civil y se las llevé”, afirma este hombre que no ahorra el más mínimo detalle del descubrimiento, pero que prefiere mantener el anonimato para no acaparar el protagonismo de un suceso que, en realidad, no es nuevo para él. En 2015, ya se topó justo al lado con varios cañones de ametralladora de la misma época.
"No es normal que una persona tuviera en su casa estas cuatro armas", señalan fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil en Navarra. El arsenal, fuera de uso por el grado de oxidación que presentaba, estaba compuesto por una Luger 9mm parabellum con cachas de madera, una Colt 9mm corto con cachas de baquelita, una Astra 400 9mm parabellum con cachas de madera, y una FB Radom Vis con cachas de baquelita en el lado izquierdo y de madera de haya en el derecho. Según un experto en armería del Ejército español consultado por EL PAÍS, “todos estos modelos fueron utilizadas en la Guerra Civil”.
El Instituto Armado y la Policía Judicial las analizan ahora para datarlas, establecer su origen y saber si se encuentran implicadas en algún hecho delictivo, sobre todo en un robo a un coleccionista. Respecto al hecho de que en el plazo de dos años hayan aparecido armas de la misma época en apenas unos metros, la Guardia Civil responde con un lacónico: "Tenemos conocimiento de ello y lo tenemos en cuenta". Sin más explicaciones.
La Luger es "la más característica" de las encontradas en la presa de San Tiburcio y "la que más sorprende" que estuviera en poder de un particular, apuntan los cuerpos de seguridad. Su biografía está muy conectada con las tropas alemanas, que contaron con ella en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial. La historia de la FB Radom Vis es curiosa: la fabricaban los polacos, hasta que los nazis invadieron el país y tomaron las plantas de producción. Tras la derrota de Hitler, Polonia no quiso recuperar este revólver por las connotaciones políticas que había adquirido en manos germanas, sino que prefirió otro soviético, aunque de inferior categoría.
La Astra 400 es la única de las cuatro de origen nacional. Creada en Eibar en los años veinte, el Gobierno republicano la compró para los militares españoles y durante la Guerra Civil la empuñaron ambos bandos. Se le conoce en el argot castrense como “la Puro” por la forma cilíndrica de su cañón y durante la Segunda Guerra Mundial los nazis recibieron una remesa de 6.000 unidades. Por último, la Colt, utilizada en las dos grandes guerras y en los conflictos de Vietnam y Corea, ha estado siempre muy vinculada al Ejército norteamericano. Para tener cualquiera de ellas en casa es necesaria una licencia de armas.
"Todos los meses nos traen tres o cuatro veces pistolas antiguas", comentan desde la Comandancia de la Guardia Civil en Navarra. El caso es casi siempre el mismo: alguien acude al domicilio de un familiar recién fallecido, revisa los cajones y se encuentra algún arma escondida. Esta vez, quien descubrió estas cuatro pistolas, o quien ya las tenía, decidió deshacerse de ellas de otra forma, "probablemente por miedo", sospechan en el Instituto Armado. "Yo creo que llevarían en la presa solo unos meses porque, si no, la caja estaría más descompuesta", indica el guarda forestal.
Para él el hallazgo de hace dos semanas en San Tiburcio no supuso una novedad. En 2015, también en verano y en casi idéntico lugar, en el lecho del río Bidasoa, “vi unos hierros que me recordaron a cuando estuve en la mili”. Lo que recogió entonces fueron unos cañones de ametralladora de la misma época que estas cuatro armas que ahora se escondían en un cofre de hojalata de alfajores y en un saco de Guijuelo. ¿Casualidad o no?
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