Barcelona competirá con otras 18 ciudades por acoger la Agencia del Medicamento
La decisión sobre la próxima sede del organismo comunitario se conocerá en noviembre
Barcelona porque es la única que tiene el edificio disponible para su uso. Dublín por cercanía e idioma. Bruselas porque integrarla con el resto de instituciones ahorra costes. Bratislava porque el Este también es Europa y no lo parece cuando se observa el mapa institucional. Ámsterdam porque gastará hasta 300 millones en un nuevo e innovador complejo. Copenhague porque ofrece alquiler gratis durante 20 años. O Milán. O Estocolmo. O Lille. El primer gran botín que deja el Brexit, el traslado de la Agencia Europea del Medicamento desde Londres a suelo comunitario una vez finalice el divorcio, ha cerrado en la medianoche de este lunes el plazo de candidaturas y entra en la fase de la pelea con múltiples pretendientes lanzando sus argumentos para ser los elegidos: la UE ha informado este martes de que 19 ciudades han formalizado su propuesta para recibir el maná que la capital británica deja escapar, unos 900 empleados, alrededor de 36.000 expertos de visita al año y un presupuesto anual de 322 millones de euros.
De la larga lista de pretendientes varios nombres emergen como favoritos. Entre las que pueden arrebatar a Barcelona el lucrativo pastel de contar con la agencia encargada de autorizar la venta de medicamentos en todo el continente destacan Bratislava, Ámsterdam o Copenhague, aunque el abanico puede ampliarse conforme pasen los días. La capital eslovaca está situada a poco más de 50 kilómetros de Viena, lo que le permite beneficiarse de sus conexiones de transporte, y a diferencia de España, que cuenta con varias agencias comunitarias, no dispone de ninguna en su territorio.
Las propuestas estarán a partir de ahora bajo la lupa de la Comisión Europea. Sus técnicos evaluarán su contenido para presentar un informe el 30 de septiembre en el que no habrá clasificaciones. Solo valoraciones sobre la disponibilidad de un edificio, la capacidad hotelera y conexiones de transporte, la oferta educativa para los hijos de los funcionarios, las posibilidades laborales y de contar con seguro sanitario para las parejas de los empleados, la capacidad de atraer personal especializado y la presencia de otras agencias europeas.
Los 19 aspirantes
Ámsterdam (Holanda)
Atenas (Grecia)
Barcelona (España)
Bonn (Alemania)
Bratislava (Eslovaquia)
Bruselas (Bélgica)
Bucarest (Rumanía)
Copenhague (Dinamarca)
Dublín (Irlanda)
Estocolmo (Suecia)
Helsinki (Finlandia)
Lille (Francia)
Malta
Milán (Italia)
Oporto (Portugal)
Sofía (Bulgaria)
Varsovia (Polonia)
Viena (Austria)
Zagreb (Croacia)
España esgrime la superioridad objetiva de su propuesta, y cree que cumple al menos cinco de esos seis requisitos. Las autoridades españolas presumen de que la Torre Glòries está lista para ser ocupada, más de 100 compañías aéreas operan en el Prat, las líneas de tren de alta velocidad unen la ciudad con Madrid en dos horas y media, y la oferta de colegios internacionales es amplia. También de la importancia del sector farmacéutico español. Pero todo eso podría no ser suficiente. Pese al mantra de las altas instancias de la UE, que se remiten a los criterios fijados como origen de toda decisión, el proceso no es una mera suma de virtudes. Está por ver la mayor o menor influencia de eventuales intercambios de favores entre países en el voto para las dos agencias, los efectos de la intensa actividad de los lobbies, o incluso un posible uso de cuestiones internas como el referéndum independentista catalán como arma arrojadiza por parte de otras candidaturas.
En algo más de tres meses y medio, el 20 de noviembre, los Veintisiete —los actuales miembros de la UE excepto Reino Unido—, votarán en secreto a sus favoritos con un sencillo sistema. Tres puntos para la mejor candidatura, dos para la siguiente y uno para la tercera. La improbable mayoría absoluta de la que saldría un ganador en la primera ronda requeriría de una ciudad apoyada por 14 países con la máxima valoración. De no ser así, la consulta entraría en una suerte de semifinal con las tres ciudades más votadas y un sistema por el que cada país otorgaría un punto a cada una de ellas. En caso de que ninguna obtuviera la mitad más uno de los votos, quedarían solo dos y de esa final saldría la ganadora.
La ciudad elegida quedará automáticamente eliminada para ser sede de la Autoridad Bancaria Europea, la otra agencia comunitaria en suelo británico que está a la espera de ser reubicada, en la votación que se desarrollará justo después. Solo Bruselas, Dublín, Varsovia y Viena han presentado propuestas para acoger ambos organismos. En total, 21 de los 27 países de la UE optan a albergar alguna de las dos entidades, y solo Hungría, Eslovenia, Chipre, Estonia, Lituania y Letonia han renunciado a entrar en la puja.
Ocho candidatos para la EBA
Este martes se ha presentado también la lista de las ciudades que lucharán por hacerse con otra herencia del Brexit de menor impacto económico, la Autoridad Bancaria Europea (EBA), una agencia con 165 empleados. De las ocho ciudades aspirantes, entre las que no hay ninguna española, Fránkfurt, el símbolo del poder financiero alemán, es la gran favorita para asumir el rol de nuevo gigante europeo capaz de hacer sombra a la City londinense si París o Luxemburgo, también con opciones, no lo evitan.
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