Pedro Sánchez Sí que es Pot
El líder socialista desautoriza la pasividad de Rajoy y acude a la ambigüedad de las "medidas legislativas" para desbloquear la crisis catalana
No parece claro que Pedro Sánchez y Mariano Rajoy estuvieran en la misma reunión. Los documentos gráficos, todos ellos ilustrativos de la afabilidad y el bon ton, indican que coincidieron en la Moncloa, pero no había manera de recrear demasiados puntos en común en las versiones del encuentro que trasladaron sus portavoces.
Toda la sintonía que transmitía la versión edulcorada de Méndez de Vigo respecto la emergencia catalana palidecía frente al criterio discrepante de Margarita Robles, hasta el extremo de que la vocera socialista denunció la pasividad de Mariano Rajoy y sostuvo que su jefe de filas, Pedro Sánchez, asumiría el liderazgo de la crisis soberanista si persevera la indolencia del presidente del Gobierno. Y que introduciría Sánchez incluso "medidas legislativas", no explicándose cuáles, incluso creándose un enigma que redunda en la ambigüedad del PSOE.
¿Se refería Margarita Robles a una reforma de la Constitución? ¿Que leyes, si no, propondría Pedro Sánchez desde su posición extraparlamentaria? Fue inútil extraerle a Robes una respuesta comprometida, pero lo fue menos deducir de su intervención que el "procés" ha abierto un espacio de distancia y de discrepancia entre el PP y el PSOE. Méndez de Vigo hizo pedagogía de lo contrario en su comparecencia, probablemente porque exageró el punto de consenso: no al referéndum, no a la subversión de las leyes. Menos mal.
El problema es que Margarita Robles no hizo otra cosa que alertar de la incompetencia del Gobierno. No sólo atribuyéndole una incapacidad "desde hace cinco años" en la tarea de entablar un diálogo con el Govern, sino advirtiendo de que la solución providencial al problema podría estar en las manos de Sánchez. Asumiría la faena el secretario general del PSOE. Y buscaría, se supone, el consenso de las otras fuerzas parlamentaria en este nuevo paradigma hermético de las "medidas legislativas".
Reivindica así Pedro Sánchez su papel de líder de la oposición. No sólo para disgusto de Pablo Iglesias en su posición de espectador atónito, sino al precio de socavar las garantías de un pacto de Estado entre el PP y el PSOE. Méndez de Vigo le concedió toda vigencia hasta que Margarita Robles se ocupó de cuestionarlo. Confiando incluso a los periodistas que la ejecutiva del partido había acordado rechazar la eventual aplicación del artículo 155. ¿Acaso no forma parte del texto constitucional que Sánchez dice respetar?
La opinión pública hubiera merecido una versión más coherente o consensuada de la esperadísima reunión. Supimos de la cordialidad y de los minutos (155), pero sus contenidos fueron objeto de una distorsión posterior, hasta el punto de que Méndez de Vigo no mencionó que se hubiera hablado de precariedad salarial, del desempleo juvenil, de la desazón de los jubilados, o sea, de todos los asuntos a los que aludió Margarita Robles en el énfasis de la agenda social.
La discrepancia sobrentiende que Sánchez está muy de acuerdo con Rajoy en el Brexit, en Siria y en Libia, pero también indica que Cataluña va a convertirse en un nuevo y peligroso escenario de batalla política y electoral.
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