Uno de cada diez hogares no puede mantener la temperatura adecuada
El gasto medio en pagar la energía se ha incrementado un 44% durante la crisis
La electricidad y el gas cuestan en España más que en la mayoría de países europeos. Según los datos hechos públicos este miércoles por Eurostat, la electricidad que pagan los ciudadanos españoles es la cuarta más cara de toda Europa, solo por detrás de Dinamarca, Alemania e Irlanda. Estas cifras llevan a preguntarse cómo afectan los precios a las economías domésticas españolas, que tantos ingresos han perdido durante los años de la crisis: más de uno de cada diez hogares no puede permitirse mantener la vivienda a una temperatura adecuada, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La última Encuesta de condiciones de vida, presentada ayer, especifica que el 11,1% de los hogares tienen esta dificultad. El porcentaje prácticamente se ha doblado durante la crisis. En 2008 eran el 6,2%. Y solo en un año, entre 2013 y 2014, la cantidad de personas afectadas por uno de los parámetros que definen la pobreza energética han subido más de tres puntos porcentuales: del 8% (casi 1,5 millones de personas) al 11,1%, dos millones de personas.
Que el precio de la energía no deja de crecer no solo lo dice Eurostat, que señala que en España la factura de la luz sube más que la media europea, con un incremento desde el segundo semestre de 2013 hasta la segunda mitad de 2014 del 4,1% (frente a una subida del 2,9% en el conjunto de la Unión Europea). También lo atestigua la Encuesta de presupuestos familiares del INE, cuyos datos más recientes son de 2013. Ese año el gasto medio por hogar en electricidad, gas y otros combustibles fue de 1.172,9 euros. Durante la crisis se ha incrementado en un 44%.
La pobreza energética no tiene una definición oficial, pero según la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), que ha elaborado uno de los mejores informes hasta la fecha sobre la situación en España, "puede decirse que un hogar está en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar una cantidad de servicios de la energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda".
Según su último informe, presentado el año pasado, el número de españoles que pueden estar en riesgo de pobreza energética aumentó en dos millones en solo dos años, entre 2010 y 2012. El porcentaje de hogares que tienen que destinar una cantidad desproporcionada de sus ingresos a pagar facturas de luz y gas subió en 2012 hasta el 16,6% (unos siete millones de personas), frente al 12,4% registrado en 2010, equivalente a cinco millones.
Uno de los parámetros que sirve para identificar la pobreza energética es la dedicación de más de un 10% de los ingresos del hogar a pagar el consumo energético, explica José Luis López, coordinador de los dos estudios publicados por la ACA. "Establecimos esa definición porque es la que se usa en el Reino Unido, país en el que nació el concepto en los años noventa y donde más estudios de largo recorrido se han hecho", añade. López desliga el concepto de pobreza energética de la pobreza en general. "No afecta solo a personas con muy bajo nivel de ingresos. También a los que tienen recursos limitados y toman decisiones de gasto como no poner la calefacción. Afecta a un sector de población mayor del que creemos", señala.
López no se atreve a aventurar qué resultados ofrecerá el próximo informe, que tendrá datos de 2014 y se presentará el año que viene. Sin embargo, y teniendo en cuenta que la ACA usa los dos indicadores anteriormente mencionados (gasto medio por hogar en energía y personas que afirman no poder mantener la temperatura en su casa), es probable que las condiciones sean muy similares al anterior. "No creo que las economías familiares hayan mejorado de 2012 a 2014", añade. Y recuerda que en dos años el porcentaje de personas que dedicaban una parte muy elevada de sus ingresos a pagar la energía subió un 34%.
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