Quince días a merced de las corrientes
La decisión de alejar el buque ruso tras incendiarse en el puerto de Las Palmas mantiene en alerta por vertidos a tres de las islas dos semanas después de hundirse
Galletas de chapapote bajo las rocas de algunas calas grancanarias, voluntarios de mono blanco recogiendo los restos y la amenaza del fuel en las costas. Quince días después de hundirse, el Oleg Naydenov mantiene en vilo a Gran Canaria, Tenerife y La Gomera. Este arrastrero ruso llevaba en sus bodegas más de 1.400 toneladas de fueloil IFO 380, que se están vertiendo al Atlántico desde que el buque se fue a pique a 15 millas (más de 27 kilómetros) del sur de Gran Canaria en la noche del 14 de abril. Se hundió tras estar más de dos días ardiendo y ser remolcado a mar abierto.
Si es una cuestión de volumen, comparar este accidente con el del Prestige de hace 13 años es una desmesura. El buque que causó la marea negra en Galicia era un petrolero y transportaba 77.000 toneladas de fuel, frente a las 1.400 del pesquero ruso. Pero el periplo de los dos barcos antes de irse a pique es muy similar; en ambos casos, se decidió no llevarlos a una zona de refugio, lo que hubiera hecho que el vertido fuera más fácil de manejar.
Ahora, dos semanas después, las Administraciones están a merced de las complicadas corrientes de la zona, que podrían hacer que el fuel termine manchando las playas de las tres turísticas islas. De momento, el mar dio un aviso la semana pasada, cuando restos de hidrocarburo tocaron varias calas del oeste de Gran Canaria, la zona de mayor valor medioambiental de la isla. La fiscalía ha abierto una investigación y ha pedido explicaciones sobre la actuación del Gobierno. De momento, han indicado este martes fuentes de la fiscalía, no ha habido respuesta a los interrogantes que ha planteado.
El incendio
El puerto de Las Palmas es la gran gasolinera marina de España. Sirve alrededor de dos millones de toneladas de combustible cada año. Y allí recaló el pesquero Oleg Naydenov en marzo. Tenía previsto partir la noche del 11 de abril. Las bodegas ya estaban llenas, pero a las 12.30 se declaró un incendio. El presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Ibarra, ha sostenido este martes que el capitán del pesquero no informó del fuego nada más registrarse, lo que supuso "una pérdida de tiempo importante". Para extinguir las llamas, los bomberos no utilizaron espuma, sino agua, lo que hizo que el buque se escorara.
Salida del puerto
A las 23.00 del 11 de abril, Capitanía Marítima tomó el control de esta crisis y remolcó el barco del muelle Reina Sofía —el más exterior del puerto de Las Palmas— hasta mar abierto. Según el capitán del barco, que ha tenido que declarar ante la fiscalía, fue "un error muy grave" sacar el buque. Mario Rodríguez, responsable de Greenpeace en España, opina igual. "El puerto tiene un calado de 20 metros y hubiera sido más fácil controlar allí el vertido y extraer el fuel que quedara", apunta. Pero la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ha defendido este martes la decisión tomada. "Había cuestiones de seguridad muy importantes por atender: el barco podría haber explotado, estaba cerca de una potabilizadora de la isla", ha dicho en una entrevista en RNE.
Rumbo al suroeste
A las 16.02 del 13 de abril se constató que el fuego se había apagado ya. El barco había sido remolcado al sur de la isla de Fuerteventura, donde se extinguieron las llamas. Y es a partir de aquí donde la fiscalía tiene más dudas sobre las decisiones tomadas. Desde que se apaga el incendio hasta que se hunde pasan más de 30 horas. "Se descartó desde las 16.02 del 13 de abril de 2015, una vez extinguido el incendio, ordenar el regreso a puerto para extraer la carga de fuel", ha preguntado la fiscalía a la Capitanía Marítima de Las Palmas. En vez de poner rumbo de regreso, el pesquero fue remolcado hacia el suroeste, hasta un punto a 15 millas al sur de la vecina isla de Gran Canaria, donde se hundió.
Vigilancia
El barco guardamar Talía, de Salvamento Marítimo, ha estado este martes recorriendo una y otra vez la costa de Mogán, donde la pasada semana llegaron restos de fuel. Se han producido un par de alarmas que alertaban de la llegada de hidrocarburos, aunque finalmente no se han confirmado. Las embarcaciones y medios aéreos desplegados desde el inicio de la crisis se han centrado en controlar los restos que puedan entrar en el canal entre Gran Canaria y Tenerife y que podrían llegar hasta las playas. El pesquero no ha dejado de soltar hidrocarburo desde que se hundió. Fomento se ha comprometido a sellar las fugas y sacar el fuel que quede en los tanques. Pero los trabajos son complicadísimos: el pecio está a unos 2.710 metros de profundidad.
Una mancha internacional
La principal concentración de fuel viaja desde el principio hacia el sur empujada por las corrientes. Está a unos 250 kilómetros de la costa y se cree que acabará saliendo de la zona económica exclusiva de España. ¿De quién será entonces el problema? Este asunto fue uno de los que se han abordado este martes en la reunión que la ministra de Fomento, Ana Pastor, mantuvo en Lisboa con el director de la Agencia Europea para la Seguridad Marítima, Markku Mylly. "Hemos analizado cómo abordar la mancha" una vez que "el tiempo meteorológico lo permita", ha indicado Pastor, encargada de gestionar la crisis del Oleg Naydenov. Pastor ha propuesto que los 28 países de la UE dispongan de una respuesta común ante los accidentes de buques. Además, ha incidido en la importancia de que los Estados puedan disponer de imágenes aéreas y de satélite de las manchas por hidrocarburos para su posterior estudio.
Respecto a los voluntarios que recogen el fuel, Fomento ha recordado que "es una sustancia tóxica" por lo que "no debe ser tratada sin los equipos de protección" adecuados y "sin una formación básica". Se ha creado una web de coordinación de los voluntarios (www.unidoscontraelfuel.org).
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