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Un sindicalista de Navantia acusa al CNI de persecución política

El servicio de espionaje apela a la "deslealtad" de un ingeniero de CCOO para impedirle acceder a información clasificada

Miguel González
Xoaquin Garcia Sinde sindicalista de Navantia.
Xoaquin Garcia Sinde sindicalista de Navantia.EL PAÍS

¿Se puede ser acusado de falta de honradez o deslealtad sin pruebas? Más aún, ¿sin explicar la razón de tales acusaciones?

Xaquín García Sinde, ingeniero técnico del astillero de Ferrol de la empresa pública Navantia, recibió el 30 de septiembre una carta del director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en la que le informaba, sucintamente, de que “no reúne los criterios de idoneidad establecidos en el apartado 6h) de la Norma NS/02” y que “los aspectos observados en la investigación de seguridad realizada constituyen circunstancias que pueden implicar un riesgo para la seguridad de la información clasificada”. En consecuencia, le denegaba la concesión de la Habilitación Personal de Seguridad (HPS) que había solicitado.

Según el citado apartado 6h), se puede negar la HPS a quienes “han demostrado, de obra o palabra, falta de honradez, deslealtad, falta de fiabilidad, no ser de confianza o indiscreción”. García Sinde trabaja en Navantia desde 1980 y en estos 34 años, asegura, nunca ha sido amonestado ni expedientado. No tiene antecedentes penales y ni siquiera ha sido detenido.

Hasta ahora, no necesitaba la HPS, pues trabajaba en el departamento de informática, que no maneja información clasificada. Sin embargo, por razones organizativas, en abril de 2013 la empresa lo trasladó a una oficina ubicada dentro de la Sala Técnica, donde se elaboran los planos de los buques militares y se trabaja con datos secretos. Hasta tal punto la empresa confiaba en él, que trabajó durante tres meses en dicha sala sin contar con la preceptiva habilitación, que estaba en trámite.

García Sinde  alega que en 34  años en la empresa nunca ha sido procesado, detenido o amonestado

En agosto de 2013 regresó a su oficina habitual y un año después recibió la negativa a concedérsela. García Sinde sostiene que nadie le ha dicho, ni por escrito ni verbalmente, en qué “palabra u obra” se basa la denegación, pero él sospecha que la causa del veto está en su militancia. Además de ingeniero técnico es sindicalista y no uno cualquiera: ha sido miembro del Comité de Empresa de Navantia y de la Ejecutiva de CC OO de Galicia. En 2008, fue número tres en la lista de IU al Congreso por A Coruña.

“Soy víctima de una persecución ideológica, de un atropello antidemocrático, un abuso de poder y una arbitrariedad”, clama el sindicalista, que ha recibido el apoyo del PSOE, el BNG, IU y CC OO en Ferrol.

La negativa a darle la HPS, incluso en su grado más bajo, limita sus posibilidades profesionales, pero lo que más le indigna, y por eso piensa recurrir a los tribunales, es que se cuestionen su honradez y lealtad. “Quizá se pueda decir que no soy leal al Gobierno del PP, pero sí que lo soy a España”, subraya.

Fuentes gubernamentales explican que obtener la HPS no es un derecho y que España debe cumplir los protocolos a los que está obligada por acuerdos internacionales. En todo caso, agregan, “no se prejuzga la moralidad personal de nadie”.

Se trata de una medida excepcional, pues de alrededor de 2.000 habilitaciones solicitadas en Navantia solo hay constancia de cuatro denegaciones.

Pero la Audiencia Nacional ya dejó dicho, en el caso de una diplomática a la que también se denegó la HPS, que el CNI “debe proporcionar al menos un mínimo de datos” sobre su decisión, para que el afectado pueda recurrirla “y los tribunales verificar que dichas razones se ajustan a la legalidad y la racionalidad”. Lo contrario es indefensión.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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