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“No está totalmente descartado el choque de trenes entre Cataluña y España”

Xavier Vidal-Folch alerta sobre el “nuevo independentismo” catalán de raíz económica

Anabel Díez

“¿Qué ha pasado en Cataluña, sobre todo, desde el otoño de 2012?". Esta pregunta del columnista de EL PAÍS, exdirector adjunto del periódico y corresponsal en Bruselas durante muchos años, Xavier Vidal-Folch, le ha servido de apoyo para subrayar las líneas maestras de la “crónica” y el “análisis” que ha vertido en su libro ¿Cataluña independiente?, editado por Los Libros de la Catarata en colaboración con la Fundación Alternativas. Incomprensiones, errores, “asimetrías y desinformación”, de un lado y de otro, de Cataluña y del resto de España, componen un cuadro que lleva a una situación “dramática” con salidas difíciles, según ha reconocido el autor en la presentación de la edición en castellano celebrada en el Centro Cultural Blanquerna en Madrid. ¿Hay salida? Su tono no ha sido optimista en absoluto al apuntar tres vías. La primera, podría ser la celebración de un referéndum -"En Cataluña o en toda España… ya se vería”-; la segunda, una reforma de leyes básicas para que Cataluña tuviera el reconocimiento de su singularidad y, la tercera, “el choque de trenes, que no está totalmente descartado”.

No pretende Vidal-Folch en su obra dar con la solución sino exponer los hechos de lo que ha ocurrido, además del análisis histórico de Cataluña en su relación con el resto de España. “La causa del autogobierno catalán ha ido siempre de la mano de la causa de las libertades españolas”, ha descrito. Las “dos fuerzas antagónicas” que se han dado a lo largo de la Historia, sin ir más atrás de la primera y la segunda república, parecía haberse amortiguado con la Constitución de 1978 pero de repente ha cogido fuerza “mediática y electoral” un nuevo independentismo “ de raíz económica influido por la crisis”. Lo cierto es que se vive un proceso de aceleración histórica con alta volatilidad, “propulsado por unos dirigentes políticos pero con la realidad de que muchos ciudadanos dicen, no nos quieren”, en referencia al resto de España. Por tanto, sitúa la iniciativa en los políticos pero no minusvalora en absoluto el sentimiento de millones de catalanes que se sienten poco o nada queridos por el resto de España.

Culpas hay por ambas partes, pero Vidal sitúa una causa profunda del malestar de los catalanes en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, que la ciudadanía tomó “como una agresión” dado que rectificó la decisión en referéndum de los catalanes y las aprobaciones del texto primero en Cataluña y, después, en el Congreso y en el Senado. “A la sentencia hay que unir algunas causas económicas y políticas”, ha redondeado.

El periodista sitúa la desafección en la sentencia del Constitucional sobre el Estatuto, en su libro ¿Cataluña independiente?

A estas causas también ha aludido Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los siete padres de la Constitución de 1978, que ha presentado el libro de Vidal junto a la socióloga y directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, Belén Barreiro. ¿Qué hacer?, se ha preguntado el jurista para detener esta espiral en la que las dos partes se tachan de “vampiros” al considerarse las dos donantes y expoliadas la una por la otra. Medidas de confianza en leyes locales, de educación, de Servicio Exterior, en la que se reconozca “la soberanía nacional de Cataluña pero con la obligación permanente de pactar”, podrían aportar la solución. Si esto se consigue no habrá independencia en Cataluña porque, además, las dos sociedades están muy interrelacionadas, a decir del jurista Miguel Herrero, muy optimista a ojos del autor.

Políticas y gestos pueden ayudar a que la situación se reconduzca a pesar del distanciamiento que ahora existe, ha considerado Vidal –Folch, que tras la crónica y el análisis ha dado unas “pinceladas” a hechos “no menores” que toman fuerza. Por ejemplo, la bandera catalana, la senyera, ha unido a los catalanes durante muchos años pero ahora crece imparable la exhibición de “ la estelada” que solo representa “a una parte” de catalanes y no es estatutaria. “No habrá independencia si logramos discutir con tranquilidad no solo entre las dos partes sino los catalanes entre nosotros mismos”. Desde la primera fila asentía Jordi Casas, delegado del gobierno de la Generalitat en Madrid, diputado y senador desde 1986, por CiU, que abandonará la política en los próximos días por voluntad propia. “Yo soy discípulo de Duran Lleida y de Miguel Roca que entendían la política como la búsqueda de complicidades que hoy se ve sustituida por el enfrentamiento y la discrepancia”. A la pregunta del título del libro, Jordi Casas no ha ocultado su impresión de que España “está en un atolladero”. Apeló al espíritu de la Constitución para resolverlo como lo pudieron hacer Jordi Pujol y Santiago Carrillo, entre otros personajes que creyeron en “una España diversa”, como activo y no como motivo de separación.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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