El bálsamo del BCE calma a Rajoy
El presidente del Gobierno no zanja las dudas sobre próximos recortes
¿Llamará Mariano Rajoy, presidente del Gobierno de España, a la ventanilla del Banco Central Europeo, para que compre deuda española? No lo revela, pero el hecho de que exista esa posibilidad, y la buena reacción de los mercados en las últimas horas, ha conferido al jefe del Ejecutivo español un sosiego desconocido en los últimos meses. Esa actitud es la principal característica que salta a la vista, después de los 45 minutos de entrevista y los pocos más empleados en el encuentro de cortesía posterior con los periodistas que le han hecho su primera entrevista en TVE desde que es presidente del Gobierno.
Calmado, reflexivo y... hermético. Rajoy controla absolutamente su verbo y sus intenciones. Dentro y fuera del plató, con micrófonos y sin ellos, el presidente se ha aferrado a la necesidad de saber las condiciones del rescate, antes de decidir si lo solicita o no. “¿Pero por dónde cree que pueden ir las cosas?”. Nada, inútil. “No lo sé, hay que estudiarlo, no es fácil”, respondía invariablemente en el encuentro sin focos.
Además del sosiego, el presidente trasluce con claridad que, cueste lo que cueste, en términos de protestas sociales, las reformas continuarán, porque el déficit se tiene que reducir con todas las consecuencias. Los entrevistadores vislumbramos un fogonazo de duda en su mirada ante la pregunta de si creía que este año el objetivo de déficit iba a cumplirse. “El año que viene sí”, respondió. No mostró la misma seguridad cuando se le precisó que le preguntábamos por este, por 2012.
Ante estas dudas, por el hecho palmario de que no salen las cuentas y los recortes tienen que continuar, no es de extrañar que en los Presupuestos que entrarán en el Congreso el próximo 27 de septiembre, pueda haber sorpresas indeseadas e inesperadas. Todo queda en el aire. No ha respondido el presidente cuando se le ha preguntado si habrá nuevos recortes para los funcionarios, además de la supresión de la paga de Navidad; tampoco ha respondido sobre si la partida para abonar el subsidio de desempleo seguirá adelgazando o si se endurecerán las condiciones.
El alegato humano y cercano sobre los pensionistas, lejos de tranquilizar, azuza la inquietud. “Le he dicho al ministro de Economía que las pensiones sean una prioridad”. Una periodista del grupo cayó en la cuenta de que la partida que no se va a tocar, seguramente se refiere a la cantidad de este año, que será insuficiente para el próximo, ya que el número de jubilados ha subido. Lo cierto es que la encuesta de urgencia entre los presentes sobre si se podía dar por seguro que las pensiones ni se congelaban ni se bajaban arrojó dudas más que razonables.
No hubo dudas, sin embargo, para apreciar la determinación de Mariano Rajoy de seguir adelante con la tarea que se ha marcado. No hay ni un ápice de abatimiento en su actitud ni en su forma de comportarse. Es más, su ánimo le da incluso para solidarizarse con sus colegas europeos, incluso con los que están mejor que él. Los recortes del presidente francés, François Hollande, le sirvieron para hacer causa común. “Portugal, Italia, Francia, nosotros... así estamos todos”. Estas fueron las últimas palabras del presidente antes de cerrar definitivamente la charla informal. Habrá novedades. No hizo anuncios en esta entrevista, pero dejó la estela de que los habrá, en breve.
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