La patronal alemana apoya la ayuda del Banco Central Europeo a España
Las organizaciones empresariales española y germana respaldan la intervención del BCE y del fondo de rescate para aliviar la crisis de la deuda
Rajoy obtuvo ayer de los empresarios españoles y alemanes lo que en público le escatimó Merkel. Un respaldo expreso a que el Banco Central Europeo (BCE) y del fondo europeo de rescate intervengan para aliviar la presión de los mercados financieros contra la deuda española.
Al término del foro empresarial que reunió en La Moncloa a un centenar de directivos de compañías de los dos países se difundió un comunicado que aboga por “aumentar la confianza en la Unión Monetaria con un claro compromiso con el euro y utilizando los instrumentos tanto del BCE como del Mecanismo Europeo de Estabilidad, según las condiciones acordadas y los requisitos económicos”.
El comunicado, suscrito por los presidentes de las dos patronales (CEOE y BDI) y de las respectivas cámaras de comercio (CSC y DIHK), con el significativo título de Apoyar el proyecto euro, pide que la UE avance hacia “una mayor integración fiscal” y que se definan unos “objetivos claros para profundizar la Unión Económica y Monetaria”.
Las organizaciones empresariales llaman a profundizar “las reformas estructurales y la consolidación fiscal en todos los Estados miembros” de la UE, como elementos clave “para recuperar la credibilidad a largo plazo de la zona euro”, pero advierten de que las reformas que está adoptando España “necesitan tiempo para dar sus frutos”; lo que justificaría una intervención del BCE que asegure mientras tanto financiación a la economía española a un coste asumible.
La Moncloa consideró un éxito la celebración del foro empresarial y una prueba de la confianza de los empresarios alemanes en la capacidad de recuperación de la economía española. Acudieron los máximos responsables de algunas de las principales multinacionales germanas, como Siemens (Peter Löscher), Volkswagen (Martin Winterkorn), Daimler (Dieter Zetsche), BASF (Kurt Bock) o Messer Group (Stephen Messer). Del lado español estuvieron, entre otros, los presidentes de Telefónica (César Alierta), Iberdrola (Ignacio Sánchez Galán), BBVA (Francisco González), ACS (Florentino Pérez), Repsol (Antonio Brufau) o el consejero delegado del Santander (Alfredo Sáenz).
El encuentro lo inauguró a las 8.30, cuatro horas y media antes de la llegada de Merkel a La Moncloa, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos. En un intento por ganarse la confianza de los empresarios alemanes, aseguró que “España está haciendo ahora lo que Alemania hizo hace 10 años”, en alusión a la Agenda 2010 del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, que sentó las bases de su actual competitividad.
El ministro aseguró que la economía española es “competitiva y sostenible, más allá de las dificultades a corto plazo” y esgrimió como argumento, con el apoyo de gráficos, una serie de datos que a su juicio no se tienen normalmente en cuenta, como el crecimiento de las exportaciones en un 70% desde 2001 o la reducción de los costes laborales unitarios en un 12% desde 2009, aunque haya sido a costa de la destrucción masiva de empleo. Guindos desgranó las reformas aprobadas por el Gobierno, especialmente la laboral y financiera, y aseguró que este seguirá con su “agenda reformista”, en la que incluyó la Ley sobre Unidad de Mercado, la modificación de los organismos reguladores y supervisores, un nuevo impuso liberalizador de los servicios profesionales, la reforma del sector energético y la apertura de nuevas vías de financiación para las pymes. Reiteró el objetivo de reducir el déficit hasta el 2,8% en 2014, “con el que están comprometidas todas las Administraciones públicas”, y aseguró que el ajuste fiscal que está afrontando España no tiene parangón en la OCDE, la organización que agrupa a los países más industrializados. “Ningún otro país hará un saneamiento tan profundo y rápido”.
Guindos pasó por alto la posibilidad de que España solicite un segundo rescate a sus socios de la UE, pero no así el presidente de la patronal alemana BDI, Hans Peter Keitel, quien reconoció que en su país hay “voces críticas” hacia las ayudas financieras a los socios periféricos del euro. Pese a ello, subrayó que “la industria alemana está claramente a favor del euro” y se mostró partidario de “mantener las actuales fronteras” de la moneda única, sin excluir a Grecia, a la que comparó con la filial de una empresa a la que su matriz debe ayudar, aunque le imponga cambios en su gestión.
El presidente de la patronal española, Juan Rosell, aseguró que la salida a la crisis es “más Europa, en lo económico, en lo social y en lo político”; e instó a los Gobiernos europeos a adoptar “decisiones firmes que muestren la irreversibilidad del proyecto europeo”. En línea con el comunicado final del foro, pidió que las reformas estructurales se apliquen de forma gradual, para que no agrave aún más la recesión en la que está sumida la economía española. “Estamos dispuestos a hacer los ajustes necesarios por duros que sean, pero necesitamos tiempo, tenemos que hacerlo paulatinamente y no de golpe”, advirtió.
Tras su conferencia de prensa conjunta, Merkel y Rajoy acudieron a clausurar el foro empresarial, que ellos mismos acordaron promover en su entrevista de enero pasado en Berlín.
Rajoy defendió ante lo que él mismo calificó de “élite representativa” del empresariado de los dos países, los “esfuerzos sin precedentes” que su Gobierno ha pedido a la sociedad española, pero aseguró que “no hay otro camino” para reequilibrar la economía española y hacerla más competitiva. Admitió que es más difícil afrontar estas reformas cuando España tiene “graves problemas para refinanciar su deuda” que atribuyó, en gran parte, “a la incertidumbre” que rodea el proyecto europeo. “Será necesario mucho coraje, habrá que hacer oídos sordos a muchas cosas y explicar muy bien por qué se toman algunas decisiones”, vaticinó Rajoy.
Merkel le echó una mano al pedir a los empresarios que apoyen las reformas, a pesar de que “no surten efecto inmediatamente”. En un intento por desmarcase de la imagen de mandataria inflexible, aseguró que “no se imponen los ajustes porque sí, para hacer sufrir a los ciudadanos”, sino porque son la mejor solución. Eso sí, subrayó que el resultado de haber gastado más de lo que se ingresa durante décadas es que “otros empiezan a dictarnos condiciones que no nos gustan”.
Todo un aviso de lo que puede pasarle a España cuando pida otro rescate.
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