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Peñones e islotes: la nueva entrada de los ‘sin papeles’ en España

La protesta de Rabat aplaza 'sine die' el despliegue de la Guardia Civil en las islas Charafinas

Más de tres lustros después de que las pateras empezaran a llegar a las costas españolas los “sin papeles” han descubierto, por fin, una nueva vía, corta y sin excesivos riesgos, para entrar en España: los islotes y peñones de soberanía española a lo largo de la costa mediterránea de Marruecos.

Las “mafias ilegales que fomentan el tráfico de personas están explotando nuevas vías de acceso al territorio español a través de los peñones y archipiélagos de soberanía nacional más próximos a la costa marroquí”, advertía el 19 de agosto, un comunicado de la Delegación del Gobierno en Melilla. Confiaba “en la cooperación de Marruecos para conseguir abortar” la apertura de “nuevas vías de entrada a España”.

Algunas pequeñas plazas de soberanía están al alcance de los inmigrantes a nado e incluso a pie

La irrupción de pateras se acentuó este año en la isla de Alborán -cinco barcazas con 250 inmigrantes irregulares de enero a agosto-, situada a mitad de camino entre Melilla y Almería (a cuya provincia pertenece). Por primera vez las pateras llegaron también al archipiélago de las Chafarinas –seis pateras de mayo a junio con 72 inmigrantes- a 37 kilómetros al este de Melilla.

El pasado fin de semana apareció, por último, una patera a la deriva, con 41 subsaharianos a bordo, junto a la deshabitada Isla de Tierra, a 300 metros metros de la costa marroquí. Este islote conforma, junto con la Isla de Mar y el Peñón de Alhucemas, un mini archipiélago de soberanía española, a 92 kilómetros al oeste de Melilla, al que se puede llegar a nado desde la playa de Alhucemas. Esos 41 “sin papeles” fueron repartidos por la Guardia Civil entre Melilla y Almería.

Por ahora solo ha quedado inmune del desembarco de pateras el Peñón de Vélez de la Gomera, a 148 kilómetros al oeste de Melilla, al que un terremoto convirtió en 1930 en una pequeña península a la que se accede a pie desde Marruecos. En todos estos peñones hay guarniciones militares –no hay población civil- que dependen de la Comandancia General de Melilla aunque ninguno de ellos pertenece administrativamente a esa ciudad autónoma. Todos, excepto Alborán, se gobiernan desde Madrid. Sufren un “vacío regulador”, según el catedrático de derecho público internacional Alejandro del Valle.

De mayo a agosto han llegado doce pateras a Charafinas, al Peñón de Alhucemas y Alborán

La incursión de estas pateras en las inmediaciones de los islotes reivindicados por Marruecos ha coincidido con la multiplicación de los asaltos de inmigrantes a la valla de Melilla, que el pasado fin de semana 60 subsaharianos –el 13% de los que lo intentaron- lograron saltar. “Hacía muchísimo tiempo que no había esa presión”, constataba Abdelmalik el Barkani, el delegado del Gobierno en Melilla. Hacía siete años que los asaltos a la valla, cuya altura ha sido duplicada de tres a seis metros, no eran tan masivos.

EL PAÍS

Para hacer frente a la llegada a los islotes de los subsaharianos el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció a principios de julio en Melilla el envío a Chafarinas de una unidad de la Guardia Civil porque la guarnición militar no está preparada para lidiar con la inmigración irregular. El ministro de Exteriores marroquí, Saad Eddine el Othmani, convocó, el 11 de julio, al embajador de España, Alberto Navarro, para expresarle su “desaprobación” de esta “iniciativa unilateral”.

Interior accedió discretamente a suspender sine die ese despliegue hasta intentar concertarlo con Rabat en la cumbre hispano-marroquí prevista para mediados de septiembre pero que ahora se ha aplazado, por supuestos problemas de agenda, hasta al menos octubre, según fuentes diplomáticas. En algunos de estos peñones, como el de Alhucemas, no hay alojamientos y apenas hay espacio para instalar a los guardias que se podrían enviar.

El desembarco de inmigrantes en estos islotes alarma a Interior que no ve como impedirlo

Con o sin agentes del instituto armado desplegados, este rosario de peñones españoles, a tiro de piedra de la costa marroquí, es muy vulnerable, prácticamente indefendible, ante una avalancha migratoria. Solo Marruecos podría impedirla reforzando su dispositivo de seguridad, como ya hizo esta semana alrededor de Melilla, según la agencia de prensa AFP. De ahí la alarma que suscita en Interior la llegada, desde mayo, de doce pateras a tres islotes.

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