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Desde Mallorca, nunca más

Tres años después de su último atentado en España, en el que mató a dos guardias civiles, ETA busca una salida a sus presos bajo la apuesta política ‘abertzale’

Atentado perpetrado por ETA en Calvià en 2009, en el que murieron dos guardias civiles.
Atentado perpetrado por ETA en Calvià en 2009, en el que murieron dos guardias civiles.DANI CARDONA (REUTERS)

Hace ahora tres años, al cumplirse fatalmente 50 de su trágica existencia, ETA recurrió a una bomba lapa para asesinar a dos guardias civiles en la turística zona de Palma Nova, en Calviá (Mallorca). Era su noveno atentado del año, 36 horas después de pretender una matanza en la casa cuartel de Burgos. Ese día, en Euskadi, la izquierda abertzale aseguró altiva que “pensar en una derrota policial de ETA es una quimera”.

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Hoy, Bildu, el ensayo político elegido por la izquierda independentista para incorporarse a la vía democrática, acaba de sufragar la mitad de los gastos que supone reconstruir el monolito dedicado en Tolosa (Gipuzkoa) a Juan María Jáuregui. Está en el lugar donde fue asesinado por un etarra este gobernador civil el 29 de julio de 2000, y viene siendo arrasado periódicamente. La viuda de Jáuregui, Maixabel Lasa, es la directora de la Oficina de Atención a las Víctimas en los Gobiernos de Ibarretxe y de López.

Mientras, ETA cumple su tercer aniversario sin atentar en España —el 16 de marzo de 2010 asesinó a un guardia civil e hirió a otro, en Francia— y han pasado nueve meses desde que proclamó el abandono de la violencia. En definitiva, el mismo tiempo que sus víctimas y la inmensa mayoría de partidos políticos llevan esperando a que anuncie su disolución y que, en base al argumentario etarra, tardará demasiado en llegar porque irá indefectiblemente unida al futuro de sus 634 presos, en las cárceles de España y Francia.

Mientras ETA exista, la “incertidumbre” sobre el cese del terror continuará. La Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas se lo recordó ayer, en la plaza de Cort de Palma, a las autoridades —entre ellas una delegación del Gobierno vasco— que conmemoraron el último asesinato de los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá. Precisamente la madre de este, en el reciente homenaje tributado en Vitoria, dijo que esperaba tener “el privilegio de ser la última madre” de un asesinado por ETA.

En julio de 2009, la izquierda ‘abertzale’ veía “imposible” la derrota de ETA
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Sin embargo, la propia policía, la cúpula judicial, todos los partidos a excepción de UPyD y del sector mayororejista del PP, e incluso el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, trabajan con la hipótesis de que “esto se acabó”, como definió de manera muy expresiva un curtido experto en materia antiterrorista cuando fue consultado sobre la capacidad de maniobra de que dispone ETA. Ahora mismo, la debilidad de aquella organización a la que no se podía derrotar por la vía policial, según los cálculos abertzales de hace tres años, la convierte en una presa fácil de los golpes policiales. En junio, por ejemplo, bastó que Interior decidiese enviar un mensaje de su control de situación para que apenas en una semana fueran detenidos seis etarras en lugares tan dispares como Londres, Francia y el País Vasco.

Además, ETA, desde su renuncia del pasado 20 de octubre, ya no decide su futuro inmediato por sí sola. Supone, sin duda, la novedad más determinante con respecto a la decena de treguas vividas hasta ahora con una decepcionante mezcla de desilusión y hastío progresivo. Una vez que el entorno de la izquierda radical —eufemismo utilizado para identificar al mundo de Batasuna— ha entendido que jamás la violencia la llevaría al poder y a la autodeterminación, la organización terrorista sabe que su futuro queda subordinado a la acción política. “A Otegi y a otros muchos les ha costado demasiado llegar hasta aquí como para que todo salte por los aires”, admitía un representante de Bildu al valorar cuál es actualmente la correlación de fuerzas entre las vías política y militar de este sector.

¿Y si ETA se cansa de esperar una respuesta a la situación de sus presos? Este temor existe, pero nadie quiere que aflore: los familiares de presos, porque evidenciaría una debilidad; la izquierda abertzale, porque se dudaría de su acción política; los Gobiernos central y vasco, porque dinamitaría el proceso de paz y de convivencia; las víctimas, porque vendrían a demostrar que sus reticencias estaban fundadas y se actualizaría el mensaje de la tregua-trampa. Quizá por todo ello periódicamente se escuchan mensajes muy similares al que en Mallorca lanzó ayer Jesús Loza, comisionado del lehendakari para la Convivencia y la Memoria: “Estamos trabajando para hacer realidad que no haya ninguna víctima más”.

¿Quiénes están trabajando y en qué dirección? Desde los Gobierno central y vasco hasta la Iglesia nadie ha vuelto la cara al nuevo escenario de paz, pero cada uno lo está haciendo con su propio ideario y al nivel de su diferente capacidad de maniobra. “El ministro del Interior sabe que ETA no va a volver a matar, juega con eso y quiere ganar tiempo al tiempo para conseguir un sello propio en el tema de los presos”, admiten en el entorno del Gobierno vasco, donde existe una “preocupación” por el efecto de trabajar “sobre vías personalistas y no sobre una visión global de situación”. Es evidente que en los dos últimos meses ambos Gobiernos no mantienen el feeling que les retrataba en plena convivencia del pacto político PSE-PP.

El Gobierno vasco dice a las víctimas que “trabajará para que no haya más”

Pero nada es igual al contexto de las estériles treguas anteriores. Entonces, la motivación de una conquista política prácticamente asegurada desde el otro lado de la mesa envalentonó más de una vez a los terroristas, hasta que finalmente comprendían que la exigencia jamás la podría asumir un Estado de derecho. Incluso hoy sería imposible actualizar la esencia de aquel pacto abertzale del acuerde Lizarra en 1998, que sembró la tregua de un año después, porque el PNV se ha convertido en el único enemigo político de Bildu-Amaiur.

Ahora todo ha cambiado: esta vez no habrá negociación política y ETA lo tiene igual de asumido que la imposibilidad legal de que exista una amnistía para sus presos. A partir de ahí, sin embargo, la exigencia cae del lado de la izquierda abertzale, porque se verá impelida a dar explicaciones internas a quienes en su día la creyeron cuando asoció su salida política como cauce para “las reivindicaciones pendientes de este pueblo”.

Así las cosas, la debilitada banda terrorista deposita en las manos de otros la solución al debate sobre el final de su agonía en un clima de desafecto social, una vez que la calle ha interiorizado cómo la paz ha llegado para siempre. Con todo, hasta su desaparición definitiva seguirá siendo ese fantasma socorrido para quienes lamentan cómo sus anteriores treguas jamás fueron definitivas. Incluso, no se olvidan de que cinco meses después de que Arnaldo Otegi fuera detenido en la sede del sindicato LAB mientras perfilaba la apuesta política de Bateragune, ETA fue capaz de asesinar a tiros por primera vez a guardia civil en suelo francés.

36 meses sin víctimas en España

  • 30 de julio de 2009. ETA mata a dos guardias civiles en la localidad de Calvià (Mallorca) con una bomba lapa.
  • 26 de septiembre. Acaba la reflexión en el seno de la banda, que había comenzado en primavera: "Reafirmamos el compromiso de seguir con las armas en las manos".
  • 19 de octubre. Descabezado el frente político de la banda por tercera vez en cinco años. Fue detenido en Francia, Thierry.
  • 5 de enero de 2010. ETA intenta frenar la disidencia entre sus 750 presos haciendo pública la expulsión de cinco de ellos por "salirse de la disciplina".
  • Febrero. Se desmantelan los arsenales en Portugal y Ondarroa (Vizcaya). En el país vecino guardaba 1,5 toneladas de explosivos.
  • 1 de marzo. Arrestados en Normandía el jefe de la banda y Beinat Aginagalde, acusado de los asesinatos de Uria y Carrasco.
  • 16 de marzo. ETA asesina por primera vez a un policía francés. Poco después, ocho históricos presos piden la reparación de las víctimas.
  • Mayo. El jefe de ETA y su lugarteniente caen cuando preparaban nuevos atentados. Karrera era el último dirigente libre de la dirección etarra que rompió la tregua. Los dos acusados del atentado de la T-4, que provocó la ruptura de la tregua de 2006, son condenados a 1.040 años de cárcel.
  • Julio. Los primeros disidentes comienzan a obtener permisos tras mostrar su arrepentimiento y pedir perdón a las víctimas.
  • 5 de septiembre. Se cumple un año sin atentados en España y cuatro desde que ETA anunció su última tregua. ETA envía un comunicado a la BBC en el que anuncia su decisión de "no llevar a cabo acciones armadas ofensivas".
  • 10 de enero de 2011. Un nuevo comunicado enviado al periódico Gara anuncia un alto el fuego "permanente, general y verificable". En él, la organización terrorista se compromete con "un proceso de solución definitivo y con el final de la confrontación armada".
  • 1 de marzo. Desarticulado el comando Otazua, considerado el más importante de los que le quedaban. La detención de tres de sus miembros logró esclarecer casi todos los asesinatos desde junio de 2007, excepto el de Mallorca. Uno de los arrestados era el jefe de los legales.
  • 9 de abril. Herido de bala un agente en un control de carreteras en Francia. ETA anuncia en un comunicado que pone fin al cobro del impuesto revolucionario a los empresarios.
  • 20 de octubre. La banda terrorista difunde otro comunicado en el que anuncia el "cese definitivo" de la violencia terrorista, después de 43 años de muerte y extorsión. Unos días antes, el Foro de San Sebastián había reclamado a ETA el "fin definitivo" del terror.
  • Junio de 2012. Carta de Txelis en la que habla de perdón. Es concedido el tercer grado a tres disidentes. ETA pide a la UE que presione para que España y Francia negocien y comienzan los trabajos de la ponencia de paz en el Parlamento vasco.

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