López endurecerá su discurso social con Rajoy tras perder el apoyo del PP

Patxi López identificará a partir de ahora, libre de cualquier atadura con el PP, el discurso del PSOE en defensa del Estado de bienestar como contraposición a la política de recortes sociales del Gobierno de Rajoy. Precisamente su rebelión como lehendakari a los ajustes establecidos en educación y sanidad, hasta el extremo de apelar al Tribunal Constitucional como aprobó el pasado jueves el Parlamento vasco ante la indignación del PP, ha colmado el vaso de la paciencia de Antonio Basagoiti, que ayer dio por roto el pacto firmado hace ahora tres años con el PSE-EE para sostener el primer Ejecutivo vasco no nacionalista.

Con sus críticas a la política de austeridad de Rajoy, López ya sabía que jugaba con fuego. Basagoiti se lo ha ido recordando incluso hasta con desaires personales como cuando comparó su nivel académico con el de Homer Simpson. Pero políticamente al lehendakari le convenía este desmarque ideológico, muy por encima de poner en riesgo el pacto. Así, recuperaba un perfil de izquierdas en el que se siente más identificado, sobre todo ahora que la ausencia de la violencia dificulta al extremo justificar la alianza con los populares, concebida en 2009 para traer un clima de paz a Euskadi.

Para Basagoiti también “se ha acabado una etapa y no pasa nada”, dijo ayer en Punto Radio. El presidente de los populares vascos está “muy molesto” con la actitud política de López, según admitió a este periódico, y le imputa que “viene confundiendo su papel de lehendakari con el de dirigente del PSOE y lo sabe”. En este distanciamiento, que también ha ido afectando al terreno personal, tampoco puede olvidarse de que el PP vasco encara este fin de semana su congreso del que pretende salir con un discurso que no le cierre las puertas a un entendimiento con el nacionalismo. Habida cuenta de la previsible ausencia de mayorías en las próximas elecciones, no se descarta que el PNV pudiera requerir del apoyo del PP, alcanzado así un acuerdo que ya existe ahora en las Diputaciones de Álava y Bizkaia.

El recurso contra los recortes agotó la paciencia de Basagoiti

La inestabilidad política se une así a la incertidumbre económica en Euskadi, donde la tasa de paro ha subido cuatro puntos (12,1%) en los últimos tres años. A partir de ahora, López, que ha visto empañado el tercer aniversario de su mandato con la ruptura de su socio, busca un difícil equilibrio parlamentario. Solo dispone del apoyo del Grupo Socialista (25 de los 75 escaños de la Cámara), pero cuenta a su favor con varios apoyos estratégicos: un discurso que engarza con la inquietud social, la tranquilidad en el PSE-EE de que ya han acabado las concesiones de un partido de izquierdas a uno de derechas (PP), y, finalmente, la escasa ilusión de la izquierda abertzale por apoyar la reiterada exigencia del PNV de un adelanto electoral.

De momento, la legislatura continúa. El lehendakari lo confirmará esta mañana cuando comparezca, como estaba previsto antes del mazazo de Basagoiti, junto al resto de su Gobierno para hacer balance de su gestión. Pero ante el nuevo escenario que asoma, todo hace presagiar que López acentuará su crítica a los recortes del PP, una posición que, de paso, le ha permitido ondear la bandera del autogobierno, una escena que siempre parecía asociada al sentimiento nacionalista.

Los socialistas vascos esgrimirán para desoír el adelanto electoral que disponen de un Presupuesto aprobado —el apoyo del PP se unió a la abstención del PNV—, en el que figuran medidas para impulsar el empleo juvenil, además de una intencionada predisposición a mantener su compromiso de ayudas sociales. Sin embargo, su agenda legislativa puede acabar convertida en una quimera, con la excepción, quizá por razón de país, de la Ley de Cajas.

El ‘lehendakari’ alegará para seguir que tiene aprobado el Presupuesto

López tiene la decidida pretensión de alargar al máximo su mandato. El objetivo de llegar a las vacaciones parlamentarias, a final de junio, parece garantizado. De entrada, hoy rechazará la petición de someterse a una cuestión de confianza que le trasladó ayer Iñigo Urkullu, presidente del PNV. Incluso no se descarta que el lehendakari vuelva a pedir hoy a los nacionalistas el apoyo en las cuestiones económicas. Además, López juega con la ventaja de que una moción de censura es imposible, al menos por parte del PP porque así se recogía en el acuerdo político por el cambio. Incluso, para su presentación es imprescindible proponer un candidato alternativo y el PNV todavía no lo tendrá hasta finales de mayo, en base al proceso de elección que ya ha abierto.

En realidad, a nadie ha sorprendido la ruptura ahora de este pacto entre socialistas y populares, cuestionado desde el primer día por los nacionalistas, principalmente porque les privó del poder a pesar de ganar las elecciones con 30 parlamentarios bajo el cartel de Juan José Ibarretxe. Incluso, en el PP nacional lo aplauden porque estaban viendo una deriva nacionalista en el comportamiento político del lehendakari, según apreció ayer Carlos Floriano, su vicesecretario general de Organización y Electoral. Para Rubalcaba, no hay caso: “Lo que diga López es mi posición”, en un expreso reflejo de su sintonía política.

En Euskadi, la izquierda abertzale está más pendiente de los pasos de Interior sobre los presos y siempre ha menospreciado el pacto ahora roto. En cambio, muchos socialistas expresan en voz baja su “alivio”, aunque en sectores de la dirección del PSE-EE, reunida ayer informalmente, preocupa la inestabilidad del Gobierno y su capacidad de respuesta ante el desgaste de los próximos meses. Todo hace indicar que habrá elecciones antes de final de este año y que la decisión vendrá determinada más por la situación económica que por la política a la vuelta del verano.