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Cañones, mantequilla o investigadores

Con 13.754 millones de presupuesto, la Generalitat no ha salvado el Centro Príncipe Felipe

Una sentada en el centro Príncipe Felipe en Valencia el pasado 30 de noviembre.
Una sentada en el centro Príncipe Felipe en Valencia el pasado 30 de noviembre.CARLES FRANCESC

El Nobel de Economía Paul Samuelson explicaba en sus manuales la escasez de recursos y el coste de la oportunidad (la renuncia que implica toda opción) con el ejemplo de los cañones o la mantequilla. Los países tienen que elegir entre destinar sus limitados bienes a la producción de cañones (gasto militar) o mantequilla (civil).

Esta metáfora ofrece otra lectura: la declaración de intenciones más diáfana de cualquier Gobierno es la distribución que hace de sus recursos. En otras palabras, dónde destina su dinero.

Ejemplo de ello es lo sucedido en las últimas semanas con el expediente de regulación de empleo (ERE) del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia, que ha acabado en el despido de 113 de sus 224 trabajadores. Después de construir y equipar el centro en 2005 —con un coste de 60 millones de euros sufragados en un 70% por Europa— y ponerlo a velocidad de crucero —este año está en quinto lugar entre los centros de investigación en España—, la Generalitat ha optado por no aportar los 10 millones de euros anuales que destinaba a la institución, que son necesarios para mantener al máximo de actividad los laboratorios, y dejar su subvención en 4,4 millones.

Estos cinco millones marcan la diferencia entre mantener al CIPF en la élite y tener un centro de biomedicina de referencia con elevada capacidad investigadora o mutilar el potencial de la institución. De los 5.492.485.540 euros del presupuesto de la Consejería de Sanidad para 2012 o los 13.754.650.400 euros del total de las cuentas públicas valencianas, la Generalitat ha mostrado sus prioridades de gasto al ser incapaz de destinar cinco millones más para el Príncipe Felipe. Parece claro que entre sus preferencias no está la investigación. ¿Cuál es entonces su opción? Estos son algunos ejemplos.

»Palau de les Arts. La construcción del edificio de la ópera costó 380 millones de euros. La subvención que concede la Generalitat al año, según el informe de la Sindicatura de Comptes de 2009, era de 25 millones mientras que por venta de entradas los ingresos no llegaban a 6 millones.

»Ciudad de la Luz. La inversión de estos estudios audiovisuales situados en Alicante supera los 300 millones de euros. El complejo arrastra una deuda de 190 millones y sus gastos fijos anuales son de 8,1 millones de euros.

»Torres de Calatrava. La Generalitat abonó hace cinco años 15 millones de euros al arquitecto Santiago Calatrava por el proyecto de unas torres junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias que se ha revelado inviable.

»Aeropuerto de Castellón. Se trata de un empeño personal de Carlos Fabra que ha costado más de 155 millones de euros. De momento, carece de autorización para que aterricen los aviones y no se prevé que funciona hasta abril.

»Circuito de Fórmula 1. Se calcula que la Generalitat ha gastado 211 millones de euros en el trazado. El coste anual del cánon que se paga al magnate que gestiona el negocio de las carreras es de 17,2 millones de euros. Y está previsto que haya gran premio de Valencia, al menos, hasta 2014.

»Mundial de Motociclismo. La prueba que se celebra en el circuito de Cheste cuesta al año 4,7 millones de euros que paga la sociedad Circuito del Motor con los fondos que le transfiere la Generalitat. El contrato contempla que el gran premio se celebrará hasta, al menos, 2016.

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