“Si la Xunta no paga, va a ser la de dios”
El impago de las ayudas para libros de texto asfixia a los libreros gallegos Si Educación no acelera las transferencias se verán abocados a pedir créditos
La librería Escolma es una de las más conocidas de Pontevedra. Situada en pleno centro, la venta de libros de texto le supone a sus dueños en torno al 70% de las ventas, de modo que el retraso de la Consellería de Educación en abonar las facturas de los meses de agosto y septiembre ha disparado las alarmas. Alfonso Rodríguez, uno de los cuatro socios de la empresa, se sienta en el despacho que tiene en la tienda y extiende el dedo hacia el montón de facturas por pagar que se acumulan en un extremo. Asegura que la situación que se encontró la semana pasada cuando se acercó a la delegación de la Xunta de la ciudad a preguntar por la demora fue similar, con un funcionario rodeado de sobres que ponía cara de circunstancias. “Si no pagan va a ser la de dios”, augura.
Me dijeron que ya han pagado dos millones de euros, pero yo no he cobrado nada de julio ni de agosto
“Me dijeron que ya han pagado dos millones de euros, pero yo no he cobrado nada de julio ni agosto”, cuenta Rodríguez, que tiene 50.000 pendientes de abonar por la Xunta. Desde finales del pasado curso escolar los padres empezaron a entregar los vales para canjearlos por los libros, pero fue a partir de agosto cuando los pedidos arreciaron. La Federación de Libreros de Galicia denunció el martes que la deuda acumulada supera los 10 millones.
En un negocio como el de las librerías, sin grandes márgenes de beneficio y con un mercado atenazado por el progresivo descenso de las ventas, la campaña de los libros de texto solía ser un respiro anual, con unas ventas mínimas garantizadas casi todas las temporadas. El nuevo sistema de ayudas de la Xunta, que sustituyó la gratuidad que había instaurado el bipartito por subvenciones para las familias con menos ingresos, supuso por lo menos una ventaja para los libreros a la hora de cobrar, con un sistema de canje que en 2010 no dio problemas. “El año pasado había funcionado realmente bien. A lo mejor había un retraso de 30 días, pero es algo normal”, recuerda Rodríguez, que llegó incluso a descuidar los primeros pedidos de principios de verano para concentrar las facturas en agosto. Ahora se lamenta.”"Si no pagan antes de fin de mes vamos a estar muy fastidiados”, indica. “Si la editorial no cobra a tiempo deja de mandar las novedades, y no nos podemos permitir perder a los proveedores”. En Escolma no descartan tener que pedir un crédito al banco para ir tirando con los recibos, pero temen el cerrojazo al crédito: “Los bancos ya se ve como están, que no prestan nada”.
65.000 euros pendientes de cobro
En la veterana librería El Pueblo también se ven con la soga al cuello. “Tenemos 65.000 euros pendientes de cobro”, señala con gesto grave Francisco Soage, que lleva el negocio con su socio Víctor Villaverde. La deuda acumulada corresponde solo a agosto y septiembre. “Algunos traían los vales ya en junio y julio, pero no nos parecía bien cogerlos cuando aún no teníamos los libros”, dice. “En la Xunta nos han dicho que antes del día 10 no van a poder pagarnos”, asegura, en total contraste con la postura oficial de la Consellería de Educación, cuyos portavoces insisten en que la situación “se está gestionando para pagar de forma inmediata”.
Vamos a tener que abrir una línea de crédito, porque no queremos fastidiar las relaciones con la editorial
“Vamos a tener que abrir una línea de crédito, porque no queremos fastidiar las relaciones con la editorial. Si los 65.000 euros fuesen beneficio podría aguantar más, pero no es el caso”, detalla. Soage entiende que si fuesen las familias las que recibiesen directamente las ayudas, ahora no tendrían problemas de pago. Rodríguez, sin embargo, cree que por lo que a los trámites se refiere, el sistema es bueno. Siempre que se cobre. “Con el régimen anterior había que ir al banco a llevar los recibos y muchos volvían de vuelta. Que pague la Xunta directamente es más sencillo”, argumenta.
Otras librerías, menos centradas en la venta de manuales escolares, se ven consecuentemente menos afectadas por el retraso. Así sucede en la emblemática librería Michelena, que tuvo que cerrar a mitad de 2010 y empezó de cero este año en otra ubicación. Tanto allí como en otros dos establecimientos del ramo sus responsables aún no han llevado las facturas a la Xunta. "Lo veo muy jorobado", termina Rodríguez, que no descarte participar en movilizaciones si los pagos siguen sin llegar. "Si tenemos que manifestarnos lo haremos".
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