Familiares de fusilados pedirán retomar la búsqueda de la fosa de García Lorca
Los nuevos estudios apuntan a las investigaciones del falangista Molina Fajardo
Desde que hace dos años concluyeran los trabajos de excavación en busca de la fosa de García Lorca el silencio parecía haberse instalado sobre el paraje de forma irremediable. Sólo el ruido de las construcciones, que asedia el lugar con chalets y piscinas, alteraban una calma parecida a la de los cementerios. Los nuevos datos aportados por el historiador Miguel Caballero y el arqueólogo Javier Navarro Chueca han hecho que las conjeturas vuelvan a centrar la atención en la tristemente famosa carretera, uno de los mayores símbolos de la represión durante la Guerra Civil.
A lo largo de su poco más de un kilómetro se encuentra la fosa en la que fueron enterrados el poeta Federico García Lorca, dos banderilleros anarquistas, Francisco Galadí y Joaquín Arcollas; y un maestro republicano, Dióscoro Galindo. La nieta de este último aseguró ayer que va a pedir que se revise toda la nueva documentación y que se "retome la búsqueda" de la fosa en la que reposan los restos de su abuelo.
"No debería ser un trámite demasiado complejo. Se suponía que la Junta de Andalucía iba a hacer un nuevo estudio para continuar la búsqueda. A eso fue a lo que se comprometieron, a hacerlo bien, de forma estructurada, no de la manera en que se hizo", explicó García, que se siente amparada por la Ley de Memoria Histórica. "Existe una legislación al respecto y vamos a pedirle a la administración que la cumpla. Este nuevo informe corrobora lo que ya sabíamos, que nadie aseguraba que estuviese la fosa junto a aquel olivo, que se acotó una zona demasiado pequeña sin ningún tipo de estudio ni nada", sentenció.
También Francisco Galadí, hijo de uno de los banderilleros, reiteró su intención de dar con los restos de su padre. "Estoy al tanto de las nuevas investigaciones", explicó sin querer hacer ninguna valoración personal pero esperanzado en que puedan servir para reiniciar la búsqueda.
Por su parte, la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, que ha sido duramente criticada por su gestión de la búsqueda en el informe elaborado por Caballero y Navarro, respondió ayer a través de su portavoz, Francisco Vigueras, que los trabajos "no se han cerrado" y que su intención es "estudiar la nueva documentación y solicitar a la Junta de Andalucía los permisos para poder abrir otra de las posibles ubicaciones".
De las cuatro posibles ubicaciones de la fosa, la AGRMH se decantó por una, la defendida por Ian Gibson en sus investigaciones, cuyo eje central fueron las declaraciones de Manolillo el Comunista, un joven que aseguraba haber enterrado a Lorca con sus propias manos. Las otras tres zonas habían sido defendidas por otros historiadores como Eduardo Molina Fajardo, Claude Couffon (el primero en realizar un trabajo de campo en el lugar) y Agustín Penón.
Los datos del estudio realizado por Caballero y Navarro ubican la fosa en el mismo lugar que lo hizo Eduardo Molina Fajardo, un periodista granadino cercano a la falange que por su ideología tuvo la posibilidad de hablar con algunos de los protagonistas de aquellos días, entre los que se encontraba el capitán Nestares, que estuvo al mando del frente Norte y por tanto era quien daba las órdenes de todo lo que ocurría esos días entre Víznar y Alfacar. Nestares, en dos ocasiones distintas, le dibujó un mapa a Molina Fajardo en el que señalaba con una equis el lugar exacto en el que se encontraba la fosa de Lorca. En ese lugar es en el que ahora se han encontrado indicios geológicos y antropológicos por el hundimiento del terreno y la colocación de unas piedras pesadas, que conforman un rectángulo de manera intencionada, como en muchas otras fosas de la Guerra Civil española. "El estudio de Molina Fajardo no fue tenido en cuenta porque era un falangista. Precisamente por eso, porque era un falangista apasionado por Lorca, fue el único que obtuvo la información veraz", sentencia Miguel Caballero.
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