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El arquitecto que organiza la primera charla TED en una villa argentina

César Sanabria es vecino de la Villa 31 y ha organizado hoy la primera conferencia de este canal en su barrio. Quiere dar voz a la pobreza y mejorar la inclusión de este tipo de asentamientos populares y vulnerables en Argentina

Cesar Sanabria Villa 31
El arquitecto Cesar Sanabria posa con el símbolo de las charlas TED en Villa 31.Tedxbarriosannicolas

“Visibilizar voces de la villa”. Ese es el lema que se eligió para la primera charla TED que se realizará en un asentamiento popular. César Sanabria, un vecino de la Villa 31, se puso al hombro la organización de este evento, que se desarrollará hoy, 28 de octubre en su propio barrio. La idea de organizar este encuentro surgió porque en 2018 el arquitecto vio por internet la charla ¿Qué tienen los pobres en la cabeza? de Mayra Arena, un vídeo que tiene más de 4,7 millones de reproducciones en YouTube y donde una joven describe los prejuicios sobre los pobres.

Al terminar de escuchar esa conferencia, organizada en el marco del ciclo TED, Sanabria se propuso organizar una de estas charlas en su barrio con oradores que viven o vivieron en una villa. Su idea es mostrar la potencialidad y el talento que hay en los barrios populares. Este hombre, de 37 años, es un referente social, arquitecto, estudiante de periodismo y está al frente de El Milenio Continúa, la radio del barrio. También es guardia de seguridad de una de las sedes que tiene la organización Scholas Occurrentes y es voluntario de la Asociación Civil Los Principitos de Retiro. Él es un luchador constante por los derechos de los más humildes y por la urbanización definitiva de la Villa 31.

César Sanabria, al fondo a la derecha con un micro en la mano, en uno de los eventos celebrados en Villa 31.
César Sanabria, al fondo a la derecha con un micro en la mano, en uno de los eventos celebrados en Villa 31.

“Después de escuchar a Mayra me metí en la página de TED”, cuenta Sanabria. Allí leyó sobre esta organización sin ánimo de lucro estadounidense, que se dedica a hacer eventos para difundir ideas. “Me quedó el tema en la cabeza y pensé: ‘¿Por qué no replicar esta iniciativa acá en el barrio?’ Me puse a googlear el contacto de la organización y les envié un primer correo. Al principio, me rechazaron la solicitud porque la escribí en español. Pasó el tiempo y el año pasado, en plena pandemia, contacté con Fabián Solano Balderrama, una persona que había organizado una charla TED en San Nicolás, un barrio muy cerca de acá. Le pedí algunos consejos para armar este evento, nos juntamos varias veces y decidimos montarlo juntos. Cuando mandamos la nueva solicitud, en 14 días nos aprobaron la propuesta para llevarlo a cabo en una de las canchitas del barrio, que se llama Güemes”, relata. La charla podrá verse vía streaming en los canales oficiales de TED y también de manera presencial en la Villa 31.

Sanabria siempre dice que tiene tres familias: la de sangre, su comunidad y la Universidad de Buenos Aires, que le dio la posibilidad de recibir educación superior gratuita. En mayo de 2021 se convirtió en el primer vecino del barrio Padre Carlos Mugica, como actualmente se llama a la Villa 31 de Retiro, en obtener el título de arquitecto. “La última materia la rendí virtualmente por la pandemia. Ese día se festejó por partida triple: terminé la carrera en la Universidad de Buenos Aires, mi mamá se recuperó de la covid-19 y era mi cumpleaños”, cuenta.

En mayo de 2021, Sanabria se convirtió en el primer vecino del barrio Padre Carlos Mugica, como actualmente se llama a la Villa 31, en obtener el título de arquitecto

Por un lado, César eligió esta carrera porque su papá era albañil y le transmitió mucho conocimiento desde ese oficio. Por otro, el constante reclamo de urbanización de su barrio fue otro punto que lo impulsó a centrar sus estudios en ese aspecto. El barrio Padre Carlos Mugica comprende 40 hectáreas habitadas por entre 40.000 personas, según las cifras oficiales, y hasta 70.000, según un censo interno. Desde 2018 la villa cuenta con una ley para la urbanización.

“Yo quería hacer un aporte para urbanizar mi barrio y lograr una integración social y urbana. Hoy se ve que la parte urbana ya se está ejecutando, la social va a costar un poquito más. Hay barreras que hay que vencer. La intención es que un vecino de otro barrio de la Ciudad de Buenos Aires pueda disfrutar de los comercios o de la gastronomía que tenemos acá. Nosotros contamos con una Ley de Urbanización. Eso quiere decir, que legalmente no somos más una villa, ya somos un barrio. Este año, por ejemplo, se formalizaron los nombres de las calles y las mismas aparecen en Google Maps”, explica Sanabria.

Hace dos meses, César comenzó a trabajar para Saint-Gobain, una multinacional. “Ellos me convocaron y me dijeron: conocemos tu historia, sabemos de tu vocación de servicio y queremos que formes parte de nuestro equipo. Mi función en la empresa es generar proyectos e ideas para reducir el déficit habitacional en Argentina. Estoy entusiasmado porque tengo una herramienta para poder de alguna manera gestionar este sueño. Encontré un trabajo que acompaña mi propósito”, expresa.

Otra idea que tuvo Sanabria fue armar un grupo de profesionales de barrios humildes. Allí convocó a dos vecinos maestros mayores de obra, otro arquitecto del asentamiento Ejército de los Andes, conocido popularmente como Fuerte Apache, y un casi arquitecto —le falta aprobar algunas asignaturas— de la comunidad indígena Qom. “La idea fue formar este grupo para generar ideas y proyectos que tengan que ver con las mejoras de nuestras comunidades. Me gustaría que este grupo crezca y que cada vez haya más profesionales en estos barrios, que tengamos más médicos, más arquitectos, más enfermeros. Eso va a cambiar nuestra realidad”, reflexiona.

Toda una vida implicada en el barrio

Sanabria llegó a la Villa 31 en 1986, cuando su papá estaba desempleado. En ese entonces, su familia se instaló en una casa modesta. Su mamá, de 63 años, siempre se dedicó a la limpieza de casas particulares. Su papá falleció cuando él era adolescente. Así que prematuramente, él pasó a hacerse cargo de la economía familiar, a través del mismo oficio que su padre.

“Mi papá se levantaba todos los días a las cinco de la mañana y mi mamá le preparaba la vianda religiosamente. A eso de las 18 horas, él volvía exhausto. Yo me siento orgulloso de todo el sacrificio que hicieron mis padres. El año que empecé a estudiar en la universidad, me quedé sin trabajo y mi mamá fue la que me ayudó a costear los primeros años de carrera”, comenta Sanabria.

La pandemia de la covid-19 tuvo un gran impacto en la Villa 31. “El contexto y la situación de encierro tuvo como consecuencia que se potenciarán los contagios. Se perdieron vidas de muchos vecinos que fueron militantes sociales y referentes de espacios comunitarios. Me afectó mucho la muerte de Gladys Argañaraz, una responsable del comedor al que yo iba desde muy chiquito”, expresa Sanabria.

El año pasado, el arquitecto organizó un festival, que se llamó Un abrazo para la 31. El evento, que buscó recaudar fondos para mitigar el impacto de la pandemia en el barrio, contó con la participación de más de 70 artistas que se unieron para apoyarlo de manera virtual.

Destacar el compromiso de sus vecinos para Sanabria es muy importante. Por eso creó los Premios Carlos Mugica. “Hace siete años empecé haciendo unos reconocimientos en una de las canchitas del barrio a las personas que dedicaban tiempo al trabajo social. En medio del barro sobre una tarima humilde los llamaba para destacarlos y agradecerles. Hace unos años, tuve la oportunidad de entregar estos mismos reconocimientos en el Congreso de la Nación, ya que fueron declarados de interés legislativo”, relata.

Me preocupa la falta de acceso a una vivienda digna y la falta de inclusión social. Busco transmitir a los jóvenes que por más que se encuentren con obstáculos tienen que perseguir sus sueños
César Sanabria

Sanabria siempre está pensando en proyectos nuevos. En este momento está escribiendo un libro, al que titula La 31, una historia de resistencia. Él considera que esta obra que está produciendo puede ser un gran aporte para las generaciones futuras.

Una anécdota que marcó a Sanabria fue cuando uno de sus vecinos fue herido con un arma blanca. “Lo tuvimos que sacar del barrio por una de las callecitas internas y llevarlo en un carrito, que usaba un cartonero. Las ambulancias, lamentablemente, no pueden ingresar porque todavía las calles son muy estrechas. No llegamos a tiempo y el vecino murió. Eso me motivó a generar un proyecto de hospital de mediana complejidad. Todavía no se avanzó por ahí, pero se ampliaron los Centros de Salud Comunitarios”, cuenta.

El gran disparador que hace que Sanabria esté constantemente pensando en proyectos nuevos es la necesidad que tiene como vecino de barrio popular de hacerse ver. “Me preocupa la falta de acceso a una vivienda digna y la falta de inclusión social. Busco transmitir a los jóvenes que por más que se encuentren con obstáculos tienen que perseguir sus sueños. Hago las charlas TED, el libro o los premios Carlos Mugica para visibilizar las voces de la Villa”.

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