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“Uno de cada dos niños que viven en Sudán necesita ayuda humanitaria urgentemente”

El subdirector de Acción Humanitaria de Unicef, Ted Chaiban, alerta de que al menos 435 niños han muerto y 2.025 han resultado heridos desde que estalló el conflicto civil hace dos meses. Han documentado también casos de violencia sexual contra las niñas

Ted Chaiban subdirector de Acción Humanitaria y Operaciones de Suministro de Unicef
El subdirector de Acción Humanitaria y Operaciones de Suministro de Unicef, Ted Chaiban, en Kinshasa (República Democrática del Congo) el pasado mes de febrero.Josué Mulala (UNICEF)
Marc Español

A principios del pasado mes de junio, la asociación benéfica sudanesa Hadhreen informó de que 71 niños, muchos de ellos bebés, habían muerto en un orfanato público de la capital del país, Jartum, que había quedado atrapado y aislado en medio de los combates que estallaron en abril entre el Ejército regular y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido. La mayoría fallecieron por desnutrición, deshidratación e infecciones. Tras conocerse su caso, el 7 de junio otros 300 niños que permanecían en el centro pudieron ser evacuados con éxito hasta una ciudad a 200 kilómetros de Jartum, tras un trayecto de cuatro horas.

La tragedia del orfanato de Mygoma provocó una gran conmoción y puso de relieve el aumento de la vulnerabilidad de los niños en Sudán desde que estalló la guerra. Hoy se calcula que más de 13,5 millones necesitan ayuda humanitaria urgente, una cifra superior a toda la población de Portugal. Cientos de miles sufren ya desnutrición aguda severa, y los niños representan la mitad de los más de tres millones de desplazados que ha dejado el conflicto. El futuro de varias generaciones está en juego.

Ted Chaiban, el subdirector de Acción Humanitaria y Operaciones de Suministro de Unicef, el fondo de la ONU para la infancia, viajó a finales de julio a Sudán, un país que lleva visitando desde hace 25 años, y a la frontera con Chad, el principal receptor de refugiados huyendo de la violencia, para hacer un seguimiento de la situación. “Es difícil pensar en un momento en que las cosas fueran más graves que hoy [para los niños sudaneses]”, constata.

Pregunta. Las necesidades de la infancia en Sudán se están multiplicando muy rápido desde el estallido de la guerra en abril, y las últimas cifras de Unicef hablan ya de hasta 13,6 millones de niños que precisan ayuda humanitaria urgente. ¿Se había vivido antes una situación tan crítica?

Respuesta. Desde su independencia [en 1956], el país ha estado la mayor parte de los años en conflicto, pero es difícil pensar en una época en la que las cosas hayan estado peor para los niños de Sudán. Los 14 millones de niños que necesitan ayuda humanitaria urgentemente representan 1 de cada 2 niños que viven en el país. Además, hay 1,7 millones de niños desplazados recientemente, que se suman a los que se habían desplazado anteriormente por otras crisis políticas y conflictos como el de Darfur. Así que es difícil pensar en un momento en que las cosas fueran más graves que hoy.

P. La guerra ha afectado a todo el país, pero los combates se han concentrado en las regiones de Jartum, Darfur y partes del sur. ¿Cómo es la situación en estas zonas?

R. Desde el comienzo del conflicto hemos recibido informes de graves violaciones, con más de 435 niños muertos y 2.025 heridos. Es decir, [unos] 2.500 niños muertos o heridos desde el inicio de la crisis, el 15 de abril. Esto equivale a uno cada hora, y hablamos solo de los casos que se han podido registrar. Esto se suma a que estamos en un país que ya era frágil, donde tres millones de niños corrían el riesgo de sufrir desnutrición aguda, de los cuales 700.000 estaban en riesgo de sufrir desnutrición aguda severa. Para llegar a ellos hacía falta un sistema sanitario estable.

Sudán es un país que ya era frágil, donde tres millones de niños corrían el riesgo de sufrir desnutrición aguda

P. Y, en cambio, el sistema sanitario ha colapsado rápidamente a raíz de la guerra.

R. A día de hoy, Unicef y sus socios han podido llegar a 88.000 de esos 700.000 niños con desnutrición aguda severa. Si no llegamos a un niño gravemente desnutrido hay muchas posibilidades de que muera. Existen problemas de acceso, amenazas a trabajadores humanitarios, y falta de funcionalidad de los centros de salud en las zonas afectadas por el conflicto, lo que tiene un impacto directo en los niños. Igualmente importante es conseguir la financiación necesaria para responder a esta crisis. Unicef hizo un llamamiento para responder de 840 millones de dólares (764 millones de euros) y por ahora solo tenemos un 9% de financiación. Apreciamos cada dólar, pero se necesitan más recursos.

P. Aproximadamente la mitad de los más de 3,3 millones de personas desplazadas en Sudán desde el comienzo de la guerra son niños. ¿Cuál es su situación?

En la frontera [de Chad con Sudán] vimos a familias cruzar la frontera prácticamente sin nada, exhaustas, deshidratadas

R. Las autoridades de Chad [el primer país receptor de refugiados sudaneses], por ejemplo, han puesto de su parte al permitir que las familias se asienten e incluso animando a algunos de los refugiados retornados a tener acceso a la tierra, a menudo cooperando plenamente y dando acceso a las agencias humanitarias. Lo que tenemos que hacer es acelerar la respuesta porque los niños llegan en mal estado al cruzar la frontera.

Hay más de 300.000 refugiados que han llegado a Chad y es muy importante apoyar la respuesta [allí]. En la frontera [de Chad con Sudán] vimos a familias cruzar la frontera prácticamente sin nada, exhaustas, deshidratadas. Había niños desnutridos porque tuvieron que pasar por hasta 11 puestos de control para llegar a la frontera, a menudo con sobornos. La situación es difícil, y lo es de forma diferente en las distintas partes, en función de si eres desplazado o refugiado fuera de tu país. Pero tengo que destacar que se está haciendo mucho también, y que se está demostrando mucha resiliencia humana.

P. Se está documentando un número creciente de casos de violencia de género contra las niñas, incluida violencia sexual, desde el inicio de la guerra. ¿Cómo se está trabajando para llegar a las víctimas o supervivientes?

R. Se han documentado casos de violencia de género, y también nos lo han contado las mujeres cuando cruzaban la frontera con Chad. En Atbara [una ciudad al norte de Sudán] hablamos en una clínica médica con un asesor psicosocial que ha ido familia por familia para averiguar si alguien ha sido víctima de violencia sexual y de género, y está ofreciendo asesoramiento y seguimiento médico. Forma parte de la respuesta, tanto fuera de Sudán como dentro. Pero también hay que reconocer que queda mucho por hacer, que hay una grave falta de denuncias debido a que a veces las supervivientes sienten el estigma asociado. Tenemos que ver qué se puede hacer para rendir cuentas con las partes y trabajar en la prevención.

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