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Alimentación
Tribuna
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La exitosa ofensiva para eliminar las grasas trans de los alimentos

Unos 170 millones de personas viven en nueve países que ya han obtenido la certificación de la OMS por haber logrado producir comida sin esta sustancia que provoca al menos 278.000 muertes cada año

Grasas trans de los alimentos

Es comprensible que las guerras y otras crisis de salud provocadas por el hombre capten la emoción y la atención y centren los llamamientos urgentes para la adopción de medidas a escala mundial. Sin embargo, existe otro desafío para la salud menos evidente causado por el hombre contra el que los países luchan cada vez más. El impulso para eliminar de la oferta mundial de alimentos las grasas trans industriales, una sustancia química responsable de más de 278.000 defunciones cada año en todo el mundo, es un claro ejemplo de la manera como el compromiso y la acción gubernamentales están logrando promover la salud y salvar vidas.

Las grasas trans producidas industrialmente son un asesino silencioso presente en productos cotidianos, a menudo en alimentos horneados, aperitivos y la margarina. Estas grasas se forman cuando los aceites vegetales líquidos se procesan industrialmente en formas semisólidas a fin de mejorar la textura, el sabor y el tiempo de conservación de los productos. Las grasas trans no tienen beneficios conocidos para la salud y sí provocan, en cambio, numerosos daños demostrados. Incluso en pequeñas cantidades, pueden aumentar el riesgo de cardiopatías isquémicas. Sin embargo, con medidas específicas, es posible reducir significativamente las grasas trans, o incluso eliminarlas, de la oferta de alimentos, brindando así a decenas de millones de personas en todo el mundo la esperanza de un futuro más saludable.

En 2018, la OMS tuvo el orgullo de poner en marcha una iniciativa mundial, apoyada por sus Estados miembros, para eliminar las grasas trans de la oferta de alimentos procesados. Dos años más tarde, inició un programa para reconocer el éxito de los países en dicha eliminación. Y el impulso está dando sus frutos.

Arabia Saudí, Dinamarca, Lituania, Polonia y Tailandia fueron los primeros en ser distinguidos por su papel en la eliminación de las grasas trans. Ahora, cuatro naciones más, Austria, Noruega, Omán y Singapur, se unen a ese grupo. Esto significa que más de 170 millones de personas viven en nueve países que han obtenido la certificación de la OMS por sus medidas para la eliminación de las grasas trans en la producción de alimentos.

Arabia Saudí, Dinamarca, Lituania, Polonia y Tailandia fueron los primeros en ser distinguidos por su papel en la eliminación de las grasas trans. Ahora, cuatro naciones más, Austria, Noruega, Omán y Singapur, se unen a ese grupo

Austria fue uno de los primeros países en introducir límites al contenido de grasas trans en los alimentos, siguiendo el ejemplo de Dinamarca en 2009. Desde entonces, ha reducido de manera significativa los niveles de grasas trans en toda la oferta de alimentos y, durante las inspecciones rutinarias, la mayoría de los productos cumplen hoy con los límites establecidos.

Noruega fue también uno de los primeros países en abrazar esta iniciativa, y desde 2014 impone límites en el uso de grasas trans en los alimentos. La observación de la ingesta alimentaria ha revelado una disminución constante en el consumo a lo largo del tiempo. Las grasas trans han representado sistemáticamente menos del 1 % de la ingesta calórica, cumpliendo así con el umbral recomendado por la OMS.

En 2022, Omán se unió a otros países del Consejo de Cooperación del Golfo para prohibir la producción, importación y comercialización de aceites parcialmente hidrogenados y productos alimenticios conexos. Este paso decisivo estaba en consonancia con el objetivo más amplio de Omán de eliminar todas las formas de malnutrición, como se describe en su Estrategia Nacional de Nutrición 2020-2030.

Singapur lleva trabajando en la eliminación de las grasas trans desde 2013 y ha impuesto un límite a todas las grasas y aceites vendidos al por menor o suministrados a productores y establecimientos de servicios de alimentación. Más tarde, Singapur prohibió el uso de aceites parcialmente hidrogenados como ingrediente en grasas, aceites y alimentos preenvasados y también ha colaborado con las principales empresas de alimentación para que reformulen sus productos de modo que no contengan estos aceites.

Resulta alentador constatar que los propios productores de alimentos estén apoyando esta iniciativa. Los miembros de la International Food and Beverage Alliance se han comprometido a eliminar las grasas trans de sus productos. Si bien se han realizado avances, los esfuerzos siguen siendo variados y reflejan un cambio más amplio y en curso en el seno de la industria alimentaria con el objetivo de crear opciones de alimentos más saludables y contribuir a la lucha mundial contra las grasas trans.

Cuando hace siete años la OMS abogó por primera vez por la eliminación mundial de las grasas trans producidas industrialmente, solo 11 países, que concentraban al 6 % de la población mundial, tenían políticas de mejores prácticas para la eliminación de las grasas trans.

Desde entonces, la cifra ha aumentado hasta casi 60, incluidas las nueve naciones certificadas por la OMS, lo que representa el 46 % de la población mundial. En 2019, la Unión Europea también estableció un límite legal de no más de dos gramos de grasas trans por cada 100 gramos de aceite o grasa utilizados en los alimentos. Estas normas se aplican a todos los países del Espacio Económico Europeo. Aguardamos con interés el reconocimiento por parte de la OMS de estos países, y de todos los demás, como países que están eliminando las grasas trans de su oferta de alimentos manufacturados.

Un componente esencial del éxito de la lucha contra las grasas trans es la implementación de sistemas nacionales para monitorear y hacer cumplir rigurosamente las políticas encaminadas a eliminar de la oferta de alimentos esta amenaza mortal.

Si bien muchos países han adoptado medidas, el monitoreo y el cumplimiento continuos son esenciales para garantizar la eficacia de las políticas a la hora de eliminar las grasas trans

Como han demostrado Austria, Noruega, Omán y Singapur, cuando un fuerte compromiso va de la mano de medidas rotundas basadas en la evidencia, un gran cambio es posible. Pero si bien muchos países han adoptado medidas, el monitoreo y el cumplimiento continuos son esenciales para garantizar la eficacia de las políticas a la hora de eliminar las grasas trans.

Aprovechemos este impulso y protejamos a más personas de este producto letal. Hacemos un llamamiento a todos los gobiernos para que se unan a este movimiento cada vez más numeroso y se comprometan a forjar un futuro sin grasas trans, en el que se eviten las muertes prevenibles y toda la población pueda beneficiarse de alimentos más inocuos y saludables. Un mundo que esté más a salvo de las grasas trans artificiales está a nuestro alcance.

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